Colectivo Prometeo
Cuentan las crónicas que el
asesino más sangriento de nuestra Historia Contemporánea, Francisco Franco,
cuando mediaba en las disputas entre la jauría de corruptos que poblaban sus
Consejos de Ministros, aconsejaba al vate oficial del Régimen José María Pemán
o marcaba las directrices a Sabino
Alonso Fueyos director del diario “Arriba”, pilar ideológico de la Dictadura (
las fuentes cambian de interlocutor y no se ponen de acuerdo), zanjaba la
discusión con la humorada: “ Haga como yo, no se meta en Política”.
La frase definía perfectamente a
un subproducto del Franquismo: el hombre o la mujer que pregonan en sus
manifestaciones públicas apoliticismo.
Para mi desgracia estos días pasados
al escuchar algunos comentarios de barra de bar el “consejo” del general
genocida a sus acólitos me ha venido muchas veces a la cabeza.
Y no, no por ser un cotilla indiscreto que pone la
oreja en conversaciones ajenas sino por tener la mala suerte de tocarme al lado
-cuando sólo intentabas tomar tranquilo un café o una cerveza- al energúmeno o
a la individua que apostilla todas y cada una de las noticias que la tertulia facha
de Ana Rosa ( esa empresaria/periodista que para una chirigota callejera
gaditana es “ Ortega Smith pero con peluca” ) le va arrojando como pienso -en su acepción de comida, no ejercicio
mental- y que la chillona o el
gritón amplifican por encima del umbral
del sonido por si en la taberna hubiera algún sordo y no se había enterado.
Y estamos hablando de bares de barrio, no Clubes de Campo, Círculos de la Amistad u otras instalaciones con ínfulas elitistas.
Y de vecinos de los que sabes fehacientemente
que su día a día son carencias, trampeo y pura supervivencia.
Como trabajo de campo fui recopilando
en mi libreta algunas “ perlas” de las
que más llamaron mi atención
-“Vaya mierda de pensión que
me ha quedado por culpa de esa Yolanda
Díaz” (sic). Repetida con matices por distintos protagonistas: un platero
que todo el negocio lo tenía sin declarar y el dinero en negro, un hostelero famoso
por lo poco que pagaba a sus camareros sin asegurar o dados de alta con muy
pocas horas pese a las jornadas interminables y un autónomo que cobraba
cuando lo llamabas hasta por mirar. Los tres tenían en común que a la hora de
pagar a la Seguridad Social se acogieron a la base de cotización mínima.
- “Esa Montero (boca de
asco, como escupiendo de gesto acompañante) ha dejado sueltos a todos los
violadores con la Ley del Sí es Sí. Tenía que estar en la cárcel ”.Tener,
como todo el barrio conoce, una orden de alejamiento de su exesposa por
maltrato continuado no merma la rotundidad. Ya se sabe que la guerra es la
guerra
-“Ya está bien (acaban de
pasar dos chavales negros que venden pañuelos de papel en el semáforo de la
esquina, se hacinan junto a otros cinco más en una casa semirruinosa y cogen el agua de una fuente pública)
sólo vienen a quitarnos el trabajo y a
que les demos una paguita”
-“Ya no vamos a poder matar ni
una rata ni a comer carne” (el recuerdo en esta ocasión para Garzón)
-“Anda que si tuviera dineros
no iba yo a hacer lo mismo” ( glosa a la noticia del traslado de sede de
Ferrovial a los Países Bajos).
-“ El Coletas ese se va a
comprar otro chalet aún más grande” (ampliación del bulo que algún
descerebrado lanzó sabiendo que no eran margaritas y por lo tanto se lo comen)
Y ayer, 8 de marzo todo un “santoral”
dedicado a “feminazis, machirulas, histéricas, fluidas…” para rematar
con el “¡ hasta dónde vamos a llegar!”.
Como el recopilatorio sólo recoge
los últimos cuatro días, la investigación deja fuera clásicos como EREs , informe PISA o la
Venezuela de Nicolás Maduro ( no el de ahora, personaje encantador donde los
haya que no da ruido mediático sino el de antes, el bolivariano malo, del que conocíamos
hasta la tienda donde compraba ese chándal tan hortera y sufríamos en nuestras
carnes las penalidades del pobre presidente Guaidó).
Como ejercicio de buena vecindad,
por aquello de la empatía, a los más conocidos le di algo de palique. Eso sí
evitando las estridencias de subir la
voz por encima del televisor e intentando complementar la información que
divulgaban sin digerir
-“Oye Pepe, hablando de
chalet,¿ tú sabes que se dice también de
Abascal, el que nunca ha trabajado, que tiene un pedazo de casa?
-Es que yo no entiendo de
Política…
-Hablando de delincuentes,
Patro ¿has visto- intento fallido de que se fije en el móvil- esta foto
de Feijoo en el yate con el narco gallego Marcial Dorado?
-Es que yo soy apolítica Juan
- Sobre los delitos sexuales
sin condena, ¿cuántos casos impunes de pederastia se han dado en la Iglesia?
-Bueno pero eso se dará en
todos los sitios y me da que eres muy anticlerical…
-¿Sabes Luis, ya que trabajas
en el ramo que el 23F, aniversario del
golpe de estado, Moreno Bonilla publicó el decreto que permitirá privatizar la
Sanidad Pública andaluza?
-Yo de política, lo justito,
lo justito por no decirte ná de ná
-¿ Has hecho números sobre los
que nos cuesta a todos el robo a través de las inmatriculaciones y los
privilegios para la enseñanza concertada?
-Yo de eso es que no entiendo
mucho
-Tienes toda la razón, los EREs
fueron un robo a mano armada, ¿ qué opinas de los casos de corrupción del PP y Vox?
-Son todos iguales
-Ya. Como nunca te escucho
hablar de esto…
-Los montajes del
comisario Villarejo, periodistas de la
cloaca, policía patriótica y altos cargos del Gobierno de M.Rajoy ¿ qué te
parecen Sole?
-La primera vez que escucho
eso…
Y así podríamos seguir como en
Toy Story hasta el infinito y más allá. Los diálogos no son ficción.
Seguramente tú te has encontrado ante conversaciones parecidas muchas veces. Y
salen de la boca de vecinas y los vecinos que nunca entienden de nada pero
siempre tienen clarísimo dónde ponen el foco de las críticas.
Al coincidir pocas veces como
parroquiano ya los distingues: Satisfechos con las migajas, agradecidos a que
alguien piense por ellos y siempre dispuestos a asumir el papel del esclavo voluntario.
Eso sí, grabado a fuego llevan en sus genes lo que Franco enseñó: tienen mucho
cuidado de no meterse nunca en Política.
Por eso cuando opinan nunca lo
hacen.
Excelente retrato a nivel microsociológico de los decires de barrio, tan propios de nuestra ciudad, donde campa a sus anchas la estulticia, donde los bares se han convertido en ágoras de analfabetos a tutiplén.
ResponderEliminarAhí muchos subliman sus frustraciones perorando en altos decibelios para ser escuchados por todos. Frustraciones familiares personales, carencias de sentido y problemas laborales, crean un imaginario psicológico en que el sujeto, emitiendo verborrea banal, cataliza una catarsis momentánea que, en última instancia, como no le satisface, vuelve a la reiteración.
En sociología es conocido como alienación y anomia.
Buen y humorístico trazo social de Juan Rivera.
Vaya, asiiín es. Ni cien mil palabras más
ResponderEliminarToda esa gente intenta restar. Lo nuestro debe ser SUMAR, no sólo pensando en el día de las votaciones sino en crear una atmósfera social decente
ResponderEliminarTambién es responsabilidad de nosotros, en cuanto izquierda, el no haber educado a las masas en un sentido crítico. O educamos en valores humanistas a esa parte del pueblo, o mal lo tendremos en el futuro.
ResponderEliminarO trabajamos la conciencia de clase entre la gente, sobre todo la joven, o el pensamiento y acción transformadores se diluirá en el tiempo.
ResponderEliminarEs tarea de toda la izquierda, incluido el Partido Socialista, como el referente trabajador más importante.
Nos jugamos el ser o no ser político y social.
Muy bien dicho Juan.
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