Juan Rivera
Por fin hemos conocido las recetas del PP para los próximos presupuestos. Sabíamos que plasmarían los modelos del capitalismo más descarnado pero nos ha sorprendido la caradura a la hora de venderlos.
Como charlatanes de feria han aireado una pócima milagrosa que surtirá efecto en el Edén venidero que llegará a Europa dentro de unos años , una vez aniquiladas todas las conquistas sociales de los últimos siglos, aunque advierten que, mientras tanto, tendrá efectos inicuos para toda la ciudadanía no englobada dentro de la categoría “ muy rica”.
Entre la palabrería han introducido el vocablo mágico “ austeridad” ( mientras se desabrochan un nuevo botón que permita salir a una barriga próxima a estallar de opulencia ), durante la puesta en escena se han tapado la boca para que no se les vea la carcajada cuando, desde la estulticia más absoluta, proclaman que “ se han repartido las cargas equitativamente” y , especialmente, han aprobado una iniciativa capaz por si sola de plasmar la abyección del neoliberalismo sin reglas que nos gobierna: la del blanqueo de dinero bajo el nombre de amnistía fiscal, música celestial para los oídos de todos los Capone y Corleone del planeta Tierra.
Dándole la vuelta a la máxima de Concepción Arenal ( “ Odia al delito, compadece al delincuente”), reescriben – en este apartado, ¡ también! – la historia y proclaman ante la ciudad y el mundo que en España, si se trata de evasión fiscal y de echar una mano a los corruptos, al Gobierno , sin pudor ni rubor, no le importa amparar el delito y enaltecer al delincuente.
Desprecian la cara de tonto que se nos ha quedado a quienes cumplimos escrupulosamente en nuestras declaraciones de impuestos o las críticas de la organización profesional de Inspectores de Hacienda (calificando la medida de “éticamente impresentable”, “atentado contra el Estado de derecho” y “contraria a la Constitución” ), les importa un bledo que las Diputaciones Vascas se nieguen a aplicar la idea, o las reflexiones de un órgano tan poco radical como el Financial Times que expresa su desacuerdo con un contundente "Mostrar tal clase de clemencia a los evasores de impuestos puede animar a otros a no pagar sus obligaciones en el futuro”,volviendo a convertir en papel mojado ( y van...) la ¿ vigente? Constitución que al fijar los Derechos y Deberes de los Ciudadanos, en el artículo 31, punto 1 dice literalmente: “Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio”.
Estamos viviendo un mundo al revés, a la ciudadanía , a todos nosotros, se nos confiscan los recursos y , lo que es peor, nuestro futuro, para ponerlos al servicio de una oligarquía insaciable.
Bastan dos imágenes para comprobar el alcance de la ignominia: la primera es de ayer. En ella los capataces del cortijo de Merkel se dan codazos para satisfacer hasta el mínimo deseo del señorito Volker Kauder, jefe parlamentario de la CDU/CSU, que se ha dado una vuelta por sus pagos para poner orden.
La segunda es aún más dolorosa. Madrid y Cataluña, finalistas del “ reallity –show” “ ¿ Quién se baja más los pantalones? “, obedecen sin pestañear todos los caprichos, todas las órdenes, del magnate Sheldon Adelson buscando conseguir de premio que su proyecto de casinos se instale en sus territorios, aunque para ello deban quebrantarse las leyes y renunciar a cualquier derecho laboral.
El mensaje que se está transmitiendo día a día al pueblo español es peligrosísimo al poderse sintetizar en un “ todo vale”.
A quien repase la historia de nuestro país, nada le será extraño. En la carga genética del conservadurismo siempre ha estado presente gobernar para unas minorías desde un clasismo exacerbado. Y esa es la fórmula que el PP está aplicando, con la aquiescencia de sectores populares que creen pertenecer al grupo de los otros, los privilegiados y, como en la película, no saben que estarán cada día más muertos si contribuyen, con su voto, con su sumisión, a desarbolar los escasos frenos que la sociedad española puso al “ barra libre para los poderosos".
Seguramente los rigurosos husmeadores de la entrepierna, que en nuestro país se denominan Conferencia Episcopal, volverán a guardar silencio por no tratarse de un asunto de sexo o de control de mentalidades y, pese a las fechas , no encontrarán falta alguna de ética ( o moral , si así lo prefieren ), a las ocurrencias rajonianas. Tampoco simularán malestar ante el triunfo de los mercaderes desbocados
Por ello es tan importante la resistencia civil. Debemos seguir fiscalizando, denunciando, tejiendo ciudadanía que exija a gritos sus derechos arrebatados . Al final o revertimos la situación y conseguimos un nuevo pacto constituyente que reordene , a favor de la mayoría, la sociedad o al menos, pasearemos con la cabeza alta proclamando: “ ¿ Blanqueo de capitales? No en nuestro nombre “.
Excelente reflexión Juan y real –de verdadera, aunque pudiera aplicarse a la realeza a la que se puede atisbar detrás de algunos de los beneficiarios-. Pagar un diez por lo que tenían que haber pagado un cuarenta y cinco, más por el delito patriótico. Puntualizar que los anteriores, los que se proclaman de izquierdas, lo intentaron y estos –ahora se nota más- en un alarde de cinismo e hipocresía lo criticaron. Se diferencian muy poco. Y me acuerdo de otro que dijo que “el que no se hace rico en este país es porque es tonto”, era de Tafalla y fue ministro, creo que de Economía. La resistencia civil es necesaria pero que hacer con ese ejército de obreros de derechas. Cuando el sabio señala la Luna, el tonto mirará al dedo.
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