Jorge
Alcázar
Colectivo Prometeo y FCSM.
Ya está encima de
la mesa la última encuesta de población activa (EPA), y por mucho
que el poder, esto es, las grandes fortunas y capitales o sus
secuaces en forma de instituciones de gobierno y medios de
comunicación aliados, se empeñen, los datos muestran la magnitud
del precipicio en el que la sociedad española lleva cayendo desde
hace mucho tiempo.
Durante 2013 se han
destruido 198.000 empleos, más de 250.000 personas han abandonado
España en busca de un futuro en el extranjero, el número de hogares
con todos los miembros en paro asciende a 1.832.300, el número de
hogares en los que no entra ningún ingreso, nada, ha aumentado hasta
más de 600.000, lo cual supone en torno a más de millón y medio de
personas que oficialmente viven del aire, y más de 3.000.000 de
personas en nuestro país viven en la pobreza extrema (menos de 307
euros al mes).
A esto hay que
sumar la precarización instaurada en el mercado laboral español,
pues el número de contratos indefinidos ha caído en picado, han
aumentado vertiginosamente los contratos temporales en condiciones
leoninas y la duración media de los contratos ha descendido hasta
los 44’7 días, situándose muy por debajo de los 65’8 días que
aparecían en los datos de 2007. A todo esto, sumemos la pérdida de
masa salarial producida en los últimos años (más del 10%), la
pérdida de poder adquisitivo de las familias y la pérdida de
derechos laborales y sociales que estaban consolidados.
Sin embargo, este
desolador panorama no puede oscurecer los méritos del capital, de
sus economistas y gurús ideológicos, pues pone de manifiesto una
vez más su capacidad de estudio y análisis crítico de los
acontecimientos a favor de sus intereses. Así, dan buenas muestras
del conocimiento de la obra de Karl Marx, entre otros, y de aquellos
acentos en que éste ponía el énfasis. Hablaba Marx del concepto de
“ejercito industrial de reserva” para referirse al conjunto de
trabajadores que en un contexto determinado se encontraban sin empleo
y con unas condiciones de vida ínfimas. Trabajadores y trabajadoras
que estaban dispuestos a aceptar cualesquiera condiciones laborales y
salariales para llevar algo de dinero a su casa.
Y este mismo
ejército es el que en España hoy existe. Casi seis millones de
personas en este país sufren no ya los efectos psicológicos o
económicos consustanciales al desempleo. De estos seis millones,
muchos, un porcentaje muy elevado, luchan ya por la supervivencia más
radical. Unido ésto a unas leyes en materia laboral y salarial
hechas al dictado de la gran empresa y las grandes fortunas,
posibilitan que esta masa de ciudadanos de nuestro país se engrose y
radicalice sus necesidades, viéndose obligada a empujar hacia abajo
en lo que se refiere a derechos laborales, sindicales y salariales.
¿Hasta donde llegaremos con el actual panorama y las condiciones
expuestas?
A esta cuestión
daba Marx la siguiente explicación: “el capitalista persigue que
el trabajador perciba lo justo y necesario para su subsistencia, pues
tampoco puede prescindir de él”. Reformulado a nuestro tiempo, las
consecuencias son las de trabajar por salarios cada vez más bajos
hasta el nivel de existencia mínima, esto es, lo justo para mal
comer, mal vestir y mal vivir. Y en la medida en que no seamos
necesarios como trabajadores a las grandes empresas y fortunas,
seguirá habiendo destrucción de empleo, despidos masivos o EREs.
Por el contrario, cuando les sea útil el trabajador, echarán mano
de la contratación bajo las condiciones descritas, perpetuando la
pobreza y la miseria en el común de la sociedad.
Y ahora, analizando
estrictamente la situación, tomando de forma aséptica los datos
reflejados, una economía como la española, basada en un porcentaje
muy alto en el consumo interno, ¿cómo puede sobreponerse a la
ruinosa situación que vive, con políticas y medidas como las
impuestas? No existe lógica posible que explique razonablemente la
solución del problema planteado. Sólo una lógica particular,
relativa a una minoría que controla a una gran mayoría, puede tener
una respuesta satisfactoria, eso sí, para sus propios intereses.
Muy acertado.
ResponderEliminarPara combatir esta situación es necesario un plan B como el de Zapatero.
Pero para dos millones de personas con una duración de dos años.
Trabajo hay y dinero también.
Si Japón puede hacer un 30% de dinero en un año.
¿Porque no lo puede hacer la Unión Europea?
Para un billón de Euros de PIB que tiene España son 300.000 millones de Euros