- Las Marchas de la Dignidad se van aproximando a la capital, el punto de encuentro donde convergerán el próximo sábado 22 a las cinco de la tarde
- Están organizadas en columnas procedentes de distintas regiones y algunas llevan caminando semanas
- El manifiesto común llama a caminar por el empleo digno y la renta básica, y contra los recortes, el pago de la deuda o la Troika
Son miles y se dirigen todos a una hacia Madrid, la
meta de llegada. Algunos llevan caminando semanas, con las ganas de
luchar desbordando la mochila, pero cada día más atenazados por el
cansancio. El punto de encuentro de estas Marchas de la Dignidad
será la capital, el próximo sábado 22; el lugar donde, sin importar la
procedencia, los caminantes levantarán la voz contra los recortes, la
pobreza, la corrupción y una larga lista de motivos que ponen cada vez
más barreras a una vida digna.
"Privatizan lo
rentable mientras nos recortan el presupuesto en salud, educación,
dependencia, transportes públicos..., lo que redunda negativamente en
nuestros derechos ciudadanos", reza el manifiesto que han preparado los
convocantes y que subraya la "situación de emergencia social" por la que
atraviesa el país.
Por el camino,
que para muchos es una verdadera travesía por España, el acogimiento de
los pueblos de paso es el estimulante que les recuerda que no están
solos. Aunque ha habido algún incidente aislado, los marchantes reciben
comida, agua y a veces un colchón. El cariño de los vecinos hace el
resto.
A los que llegan a Madrid a pie,
se suman cientos de autobuses procedentes de varios puntos de la
geografía, algunos trenes y otros tantos coches, cuyos pasajeros se
encontrarán en Atocha a las cinco de la tarde y, desde allí, recorrerán
el paseo de la Castellana hasta llegar a la plaza de Colón, donde
finaliza un recorrido que se prevé multitudinario.
Galicia, "más que el camino de Santiago"
En Galicia, más de 2.000 personas,
según los organizadores, formarán la columna gallega de las Marchas de
la Dignidad que se unirá a la manifestación de Madrid y que llegará a
la capital de España en dos trenes y unos diez autobuses, además de en
numerosos coches particulares. Organizados alrededor de la Plataforma Galega de Apoio ás Marchas da Dignidade,
fueron los sindicatos autodenominados "alternativos" los que acordaron
poner en marcha hace ya más de un mes el colectivo de apoyo a la
manifestación del 22-M. También elaboraron un manifiesto propio para la
columna gallega.
Cuentan con el respaldo de
formaciones políticas nacionalistas como Anova o la FPG y también de
Esquerda Unida, rama gallega de IU, o Espazo Ecosocialista, así como de
numerosos movimientos sociales y vecinales. El colectivo de la
cultura, a través de un manifiesto firmado por más de 160 personas,
también ha animado a los gallegos a acudir a Madrid y ha recordado que
su capital es "marchar, ir de frente contra los poderes políticos,
económicos, visibles e invisibles, que se lo quieren comer todo".
Pero el apoyo no es pleno. Algunos sindicatos y partidos, como la CIG
(Confederación Intersindical Galega) o el BNG se han descolgado de la
consigna.
Manuel Caamaño, secretario general de la
CUT, uno de los sindicatos más activos en la organización de la columna
gallega, cree que la respuesta de la ciudadanía es "absolutamente
positiva". "Que miles de personas se desplacen de Galicia a Madrid
tiene mucha importancia, porque esto no es ir a Santiago, sino que
supone mucho más", recuerda.
Euskadi avanza con paradas simbólicas
Los activistas vascos de las Marchas por la Dignidad han
escenificado con un recorrido por Vitoria el pistoletazo de salida
hacia Madrid para participar en el acto contra la pobreza y la
precariedad del 22 de marzo en Atocha. Una columna de 40 personas se
está desplazando ya a modo de avanzadilla hasta Miranda de Ebro.
"Esto no es una marcha turística sino política. En Miranda nos concentraremos frente a un hotel que lleva meses sin pagar a sus empleados.
Y estas acciones se repiten a lo largo de la ruta", explica Igor
Mera, portavoz del movimiento. Después viajarán en autobús hasta
Torremocha del Jarama donde les espera el escuadrón de toda la zona
norte "para tomar Madrid". A ellos se unirán 40 autobuses y el tren
de la dignidad que sale desde Donosti un día antes de la
manifestación.
Por ahora y a menos de una semana de la celebración del acto central, ya sobrepasan los 1.000 participantes y
la cifra aumenta por momentos. Aspiran a doblar el número de
participantes contabilizados hasta el momento. "Hubo gente que se iba
sumando según nos veían pasar y otros que se apearon de la marcha en
Rentería. Otros llegamos hasta Donostia. El caso era dejarnos ver, que
la gente conociera la iniciativa y que se animaran a acudir a la gran
manifestación de Madrid", relata Jon Hernández, un activista que
caminó bajo un paraguas desde Irún a Donosti.
En el caso de Euskadi se trata de una iniciativa inédita
en la que confluyen movimientos sociales o sindicales de diversa
índole e ideología que dejan de lado sus diferencias para luchar por
unos mínimos fundamentales. "La oposición no ha estado a la altura y
tampoco ciertos sindicatos mayoritarios. Ante esta tibias reacciones,
¿qué nos queda? Apelar a la ciudadanía para que todos nos movilicemos.
Se trata de unirnos más allá de lo que nos diferencia o nos aleja y
hacer gala de la fortaleza y poder de esta sociedad unida el día 22 en
Madrid", explica Ignacio Funes, del sindicato ESK.
Castilla y León, pocos marchantes pero mucho apoyo
La meseta castellana ha sido una tierra de paso en esta Marcha de la
Dignidad. "Esta comunidad es dura como para conseguir movilizar a
mucha gente por algo tan necesario como la dignidad", asegura
Victorino García Calderón, un profesor salmantino que es coordinador de
la Marcha en Salamanca. Aun así, es optimista al hablar del apoyo que
están recibiendo en los pueblos de Castilla y León las dos marchas que
atraviesan la comunidad: la del Norte y la del Nordeste.
Cientos de personas acompañaron el fin de semana pasado a los
"marchantes" que atravesaron Valladolid. "Eso implica que hay ganas de
luchar por la dignidad", han añadido algunos de los caminantes en la
capital valllisoletana. Se prevé que un centenar de autobuses
procedentes de las nueve capitales lleguen a Madrid el sábado, un
cálculo tirando a la alta que, con todo, es bastante inferior al volumen
de movilización en otros puntos de España.
30 autobuses para reforzar la avanzadilla catalana
La marcha catalana lleva ya semanas en movimiento. Una veintena de
personas, que salieron de Barcelona a principios de marzo con destino
Madrid, llegarán el viernes a la localidad madrileña de Torrejón de
Ardoz, donde recibirán un autobús con otros 50 activistas que se apuntan
al último tramo del recorrido.
El sábado está
previsto que desembarque en Madrid el grueso de los marchantes en unos
30 autobuses procedentes en su mayoría de Barcelona, aunque también de
Lleida, Tarragona o Girona. La vertiente catalana de la marcha, a la que
también se unirán activistas que viajan en transporte propio, sumará
alrededor de 2.000 personas, según la comisión organizadora.
La movilización cuenta en Cataluña con el apoyo y participación de una
gran variedad de colectivos que, desde hace semanas, se han coordinado
para difundir y organizar la acción. Sindicatos como IAC o COBAS,
iaioflautas, feministas, asambleas de parados y pensionistas, la PAH,
el colectivo Papeles para Todos y asambleas de estudiantes de la UAB y
la Pompeu Fabra también se han alineado a la causa.
Andalucía, la columna más numerosa
La columna andaluza, que comenzó el pasado domingo su andadura
desde Santa Elena (Jaén) y a la que ya se han sumado los caminantes de
la zona oriental de la región, recorre este miércoles la etapa
prevista entre las localidades toledanas de Ocaña y Seseña. Unas 500 personas
–la columna más numerosa– integran el grupo que camina desde el sur
para llegar a la manifestación en Madrid el 22 de marzo y que, hasta el
momento, han realizado el trayecto "con mucho ánimo y sin problemas",
cuenta María Ángeles Campos, una de las caminantes.
Con una media de 28 kilómetros por etapa, la columna
andaluza de las Marchas pernocta en polideportivos previstos desde la
organización en colaboración con los municipios que albergan las
llegadas de cada trayecto. Y en cada una de esas localidades, los
caminantes andaluces intentan sumar apoyos celebrando actos públicos y
asambleas a las que acuden también los vecinos que les reciben.
"La gente está respondiendo muy bien", destaca Campos, quien señala
cómo en esos momentos, además de descansar y recuperar fuerzas, reciben
el apoyo de los ciudadanos. De aquí en adelante, Parla y Getafe, ya
en la Comunidad de Madrid, serán las paradas de esta columna antes de
enfilar la etapa hasta la capital el próximo sábado.
Castilla-La Mancha, acogedora de caminantes
Aunque la comunidad manchega solo cuenta con una columna, que saldrá
de la Puerta de Bisagra de Toledo el día 19 a las 8 de la mañana, la
región ha funcionado como una segunda casa para el resto de caminantes,
que han llegado a la zona procedentes desde Levante, Andalucía, Aragón
y Extremadura.
Matilde Castilla, del sindicato STE
de Castilla-La Mancha, ha subrayado que "la asistencia fue mucho
mayor de la esperada", como ocurrió en el caso de la columna de Córdoba
que, en principio, traería a 300 personas pero que alcanzó los 1.000
miembros. Este sindicato ha concentrado sus esfuerzos en supervisar
las marchas de Andalucía, Extremadura y Aragón, que suman alrededor de 1.150 participantes.
Pese a los problemas para organizar el alojamiento de
los marchantes en algunas localidades, Castilla agradece el buen el
acogimiento de los activistas en la región, donde los pequeños
comerciantes y los vecinos han organizado comidas y fiestas de
bienvenida para darles un último empujón antes aterrizar en la capital.
"Los marchantes no sólo necesitan comida y agua, sino también el
cariño y el consuelo de saber que no están solos en su propósito".
Este deseo de prestar soporte moral originó en Albacete una Plataforma
de Apoyo a las Marchas de la Dignidad, que se encargó de recoger
alimentos y organizar el alojamiento de la columna de Levante en un
espacio municipal. Aunque esta actividad se desarrolló sin
contratiempos, participantes de la marcha aseguran que el alcalde de
unos de los municipios de paso, Caudete, les profirió insultos como
'rojos de mierda. Otra columna procedente de Murcia vivió el mismo
episodio a su llegada a esta localidad albaceteña.
En
la provincia vecina, Ciudad Real, el ambiente fue festivo y acogedor a
la llegada de los marchantes de Andalucía, que seguirán su recorrido
hasta Toledo; la ciudad donde pretenden reunirse con otras 300 o 400
personas en el tramo definitivo hacia la capital.
Extremadura, origen del Campamento Dignidad
La columna que salió el 10 de marzo desde Mérida se encuentra ya a la
altura de Fuenlabrada (Madrid). En ese mismo punto de partida se originó
el año pasado el Campamento Dignidad,la acción social que reinvindicaba
una renta básica y de la que han bebido las Marchas de la Dignidad
cuando empezaron a gestarse. "Son las Marchas de la Dignidad, de la
Unidad y de la Rebeldía", rebautiza uno de los integrantes de este
grupo, Manuel Cañada.
Un centenar de personas componen la columna extremeña, " pequeña pero muy combativa"
en palabras de Cañada, quien destaca "la unidad natural del pueblo y la
empatía de los vecinos", que en cada una de las etapas están
colaborando con los caminantes.
"Notamos la cercanía
de la gente, que viene a preguntar cómo puede ayudar", relata en uno de
los descansos del camino. Y un ejemplo de ello lo vivieron en Valmojado
(Toledo), cuyo ayuntamiento no accedió a cederles el pabellón
polideportivo para pasar la noche. "La gente del pueblo reaccionó y
presionó hasta que nos dejaron dormir en un albergue". Por delante, aún
les quedan varias etapas hasta llegar a Alcorcón, de donde partirá el
último tramo hasta el centro de Madrid.
Esta información ha sido elaborada por Natalia González de Uriarte
(eldiarionorte.es), Justino Sanchón (La Meseta), Miguel Pardo
(eldiario.es/galicia), Carmen Reina (eldiario.es/andalucía y
Extremadura), la redacción de Catalunya Plural y el equipo de eldiarioclm.es.
Más le vale a la clase media empezar a crear espacios donde formas de vivir diferentes a las que imponen los capitlaistas genocidas puedan ser la normalidad. Donde las relaciones humanas, las relaciones de produccion, trabajo, diversion, educacion, desarrollo personal y colectivo puedan ser de otras formas que los capitalistas impiden a toda costa con el fin de evitar la agregacion de la masa aborregada asi com su educacion emocional, racional y perceptiva (experiencial).
ResponderEliminarMientras las personas sigan viviendo en capitalismo y hagan miles de marchas andando y simbolizando cosas en vez de llevarlas a la practica como cotidianeidad y forma de vida comun, el asalariado que todavia tenga trabajo dira Amén a todo lo que su jefecillo le ordene cuando el lunes vuelva al curro so pena y coaccion de ser castigado y despedido de algo que es su propio derecho; el trabajo.
Más le vale a la clase media dejarse de zarandajas simbolicas dignas de las mayores liturgias de los sectarios, locos y demoniacos catolicos del Vaticano y emprender su cambio de vida rechazando la multitud de valores que el capitalismo impone por orden del Dios mercado (genocidas cobardes que ni siquiera dan la cara).
Más nos vale dejarnos de simbolismos y empezar a crear otro mundo que, por otro lado y sin lugar a dudas esos genocidas intentaran impedir en nombre del bien, la seguridad ciudadana o la puta que les pario.
Sino, todo aquel que no trepe lo suficiente en la competicion capitalista y genocida demente será relegado a vivir bajo el yugo del miedo.
Claro que los queridos seres humanos son tan escrupulosos que se acostumbran a todo; incluido matar en nombre de otros.