Manolo Monereo *
Fuente:cuartopoder.es
Para Santiago Alba Rico, hermano de fe en
una religión popular basada en la emancipación
una religión popular basada en la emancipación
Me
asombra que estas cosas sigan asombrando. Veo a tantos compañeros
sorprendidos e indignados ante los ataques injustos y cobardes del PP
contra IU que me llevan a la conclusión de que muchas veces no sabemos,
mejor dicho, no somos plenamente conscientes de las cosas que decimos y
hacemos. Que el PP aproveche su la mayoría conservadora en la Cámara de
Cuentas para expedientar a IU no debería asombrarnos, tampoco que medios
tan “independientes y objetivos” como El País, nos dediquen,
después de tantos meses o años, una pagina impar completa comentando la
excepcionalidad del tema. Somos visibles para lo peor. Luchar por la
ruptura y por los de “abajo” tiene estos costes.
Que el especialista consumado en financiación ilegal y en corrupción
política, el PP, expediente a IU por supuestas irregularidades formales
en sus cuentas tiene que ver, como no, con nuestra sistemática denuncia
de la corrupción, con nuestra personación en el “asunto Barcenas”, con
la querella contra los gestores de Bankia y, mucho más cercanamente, por
nuestra petición de dimisión por nepotismo del mismísimo presidente de
la mencionada Cámara de Cuentas. La respuesta no se ha hecho esperar:
expediente y ventilador. Idea: todos somos igual de corruptos.
Hay que ir, aquí también, más allá de lo inmediato y de lo aparente.
El PP, los poderes reales económicos y mediáticos, van contra IU, porque
esta no aceptó ni acepta un nuevo pacto, una nueva “transacción”, para
impulsar una enésima restauración monárquica, que tenía en su trasfondo
el borrón y cuenta nueva con los múltiples casos de corrupción. Al
negarse IU, el PSOE, tuvo que pensárselo y actuar con mayor comedimiento
como se ha visto en la “dimisión en diferido” de Rubalcaba.
El gobierno sabe —las “cloacas” del “doble Estado” están funcionando a
tope— que desde casi siempre IU, sus activistas y militantes, están
presentes, son actores destacados (no los únicos, nunca lo olvidamos) en
las luchas sociales y en las movilizaciones ciudadanas. La prioridad ha
sido y es el conflicto, para desde él ir trenzado una estrategia
unitaria de amplio espectro, muchas veces dando un paso atrás hasta
hacernos, si no invisibles, sí opacos. El poder lo sabe y no se deja
engañar por las apariencias, más bien tiende a usarlas, contra el
movimiento de masas unitarias y mayoritarias que IU intenta impulsar.
IU ha ido, esta yendo, más allá de sí misma. En las elecciones
europeas, mejor dicho, de la Unión Europea, ya fuimos en una amplia
coalición, pero nos faltó audacia y así ha sido reconocido. Ahora se
trata de dejarse enseñar por la vida y no perder el Norte. Este está
claro y los ataques de los enemigos nos dicen que estamos golpeando
donde más les duele. Simplemente, tenemos que dejar de ser ingenuos:
luchar por la apertura de un proceso constituyente, defender los
derechos sociales y laborales, oponerse a la Europa alemana, defender la
soberanía popular es luchar contra el poder, el poder de verdad y eso
obliga, insisto, obliga a construir un poder “otro”, un (contra) poder.
Todo lo demás es mala literatura y pésimo concepto. No es tiempo de
pusilánimes.
Situar a Alberto Garzón al frente de la política
unitaria y de la propuesta constituyente es una señal de que aprendemos,
de que tenemos ojos y oídos y de que rectificamos, señal inequívoca de
una fuerza con futuro. Ante la presencia de Podemos no nos replegamos y
no nos equivocamos de enemigo. No hay movimientos sin cuadros y sin
organización; necesitamos mucho, muchísimo, de ambas cosas, situando
siempre la política en el puesto de mando.
No debemos engañarnos con el cuento de la lechera de los “medios de
manipulación social”. La partida es y va a ser muy dura. El nuevo
monarca es muy débil y el proceso de transición a un nuevo régimen no ha
hecho otra cosa que comenzar. El peligro es el transformismo. ¿Cómo
definirlo aquí y ahora? Se trata de usar el impulso, la demanda de
cambio para modificar el sistema político en un sentido contrario a las
aspiraciones populares.
Desde el 15M, el centro ha sido “democratizar la democracia”, asegurar el autogobierno del pueblo por el pueblo. Pablo Iglesias
ha sabido definir eso en el imaginario social: ellos (la casta) y
nosotros (el pueblo). Esto es justo: la crisis de régimen es siempre una
crisis de representación y la llegada de una nueva clase política.
Transformismo, en este contexto, significa cambiar todo y de forma
radical hacia peor partiendo de lo mejor. Expliquémonos.
Poner el acento en los procedimientos y no en los contenidos de la
democracia conlleva riesgos ineludibles. ¿Cuál es el problema de esta
clase política? Que se ha convertido en casta. ¿Por qué? Porque ha
perdido cualquier autonomía del poder económico, que son los que mandan y
los que corrompen. La casta es el efecto y no la causa. Por eso el
enemigo es algo más que la casta, es el complejo
económico-mediático-político que dirige el país, el nuestro y al otro,
el que dirige el inefable Cebrián de las cavernas, y que desde siempre nuestro padre Joaquín Costa llamó oligarquía a unos y a otros caciques especializados en conseguir votos.
La propuesta de Rajoy de cambiar la elección de los alcaldes es
claramente oportunista, pero tiene mucho que ver con la tentativa
transformista. So pretexto de acercar la política a los ciudadanos se
defienden circunscripciones electorales uninominales y sistemas
mayoritarios, para democratizar el sistema y acabar con los privilegios
de los políticos se pone fin a la financiación publica de los partidos y
para evitar la corrupción se privatiza lo público y las instituciones
económicas pasan a manos de supuestos expertos neutrales y
profesionales.
Más allá, para democratizar los partidos, se potencian las
organizaciones locales y se liquidan de paso las arcaicas organizaciones
ideológicas, sustituidas por políticos funcionales, ligados a los
poderes realmente existentes, es decir, las empresas y los grupos
mediáticos. Al final, emerge la (norte) americanización de la vida
pública y el control férreo del poder político por los grupos
económicamente dominantes. La supuesta regeneración democrática da paso a
la revolución neoliberal. Renzi esta ahí al lado, como quien dice.
Lo que se quiere indicar es que todo proceso de cambio real lleva en
su seno, contradictoriamente, peligros restauradores que las fuerzas
políticas deben reconocer y evitar. Cuando hablamos de revolución
democrática, nos referimos a un proceso de democratización sustancial
del poder político, económico, social y cultural. El poder constituyente
que nosotros defendemos busca construir un sujeto político capaz de
definir las condiciones que hagan posible una sociedad de hombres y
mujeres libres e iguales. A esto siempre se le ha llamado Constitución
republicana y Estado de derecho.
Recientemente, con su lucidez habitual, Santiago Alba Rico
definía el asunto con mucha precisión: “¿Qué quiere decir Estado de
derecho? Quiere decir que toda asamblea ha tenido que decidir
previamente, en un proceso constituyente, los límites, éticos y
políticos, de cada decisión colectiva. La democracia no es solo decidir
en elecciones; es haber decidido ya los principios de nuestras
decisiones. Eso se llama Constitución”.
Desde este punto de vista la Constitución a la que aspiramos sería la
“hoja de ruta” de la transformación de nuestra sociedad, para realizar
aquello de que “corresponde a los poderes públicos promover las
condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los
grupos en que se integra sean reales y efectivas: remover los obstáculos
que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de
todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social.”
Seguramente a algunos le sonará: es el artículo 9,2 de nuestra
Constitución, que recoge, suavizada, el artículo 3, párrafo segundo, de
la Constitución italiana, la célebre cláusula de Lelio Basso.
La realidad constitucional ha cambiado tanto que esto nos parece de
otro mundo y sin embargo fue un elemento clave del constitucionalismo
social fruto de la derrota del fascismo y del ascenso del movimiento
obrero y de la izquierda.
(LAS CLOACAS DEL ESTADO ESTÁN PARA MUCHO MÁS QUE DEJARNOS EN LA CALLE EN LA MISERIA,CUIDADO CON LA SANIDAD)
ResponderEliminarEL OPUS DEI MATA DE LA MANERA MÁS COBARDE EN "EL PRIMER MUNDO"
¿Quién está detrás , para que sirve y a quien sirve el sistema sanitario?
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Yo tenía unos 14 años y una preocupación que comenté con algunas amigas de mi edad. Mi padre , enfermo crónico desde una hepatitis en su juventud, estaba en coma ingresado en la uvi con un pronóstico desfavorable , podía morir en las próximas horas. Una de mis amigas me dijo que sabía que en los hospitales había una gente que rezaba por los enfermos y que "funcionaba" de verdad, que tenía que intentarlo, me habló de un familiar suyo que estaba desahuciado y estas personas le habían salvado la vida con sus rezos y la energía que le habían transmitido . Ella lo creía verdaderamente pero a mi me costaba... Insistió tanto que , casi obligada, llamé a un número que ella me proporcionó, no me costaba nada hacerlo y mi padre era católico creyente.... Un hombre me preguntó el nombre del paciente , la planta y el número de cama y me prometió que rezarian por él , que elevarian mi petición a dios, que le transmitirían mucha energía que ayudaría en su sanación pero que tenía que tener fe y confiar en cristo , etc. Aguanté un largo sermón ...
Al día siguiente mi padre salió del coma tan fresco como sí nada.
Yo me quedé muy sorprendida y durante mucho tiempo con una mosca enorme detrás de la oreja....
Mi padre siguió "enfermo" y murió pocos años después a los 59 años de edad .
Todo esto sucedió en la ciudad de Zamora a finales de los años 70.
Nunca conseguí creer en dioses ni en milagros pero desde ese día empecé a creer muy en serio en los hijosdelagranputa.
Más tarde he comprobado que todo lo que él tomaba por prescripción facultativa era tóxico y actualmente está prohibido y, gracias a este episodio de mi adolescencia , tengo la terrible certeza de que fué asesinado con premeditación y ensañamiento.
ZAMORA (ESPAÑA)