EPA, “MINIJOBS” A LA
ESPAÑOLA, Y SEMANA LABORAL DE 30 HORAS
¡TRABAJAR MENOS HORAS PARA TRABAJAR TODOS!
Diosdado Toledano (*)
(*) Activista social, miembro de la Coordinadora de As.
de trabajadores/as en paro de Catalunya y del Front Cívic de Catalunya.
La Encuesta
de Población Activa (EPA) del 2º trimestre de 2014 indicó una reducción del
paro de 310.400 personas (69.700 en Catalunya) en relación al trimestre
anterior dejando la cifra de paro en 5.622.900 (770.400 en Cat.), y una tasa del 24.47% (20,22% Cat.). Este
dato ha sido utilizado por el gobierno de Mariano Rajoy, junto al ligero crecimiento
del 0,4% del PIB del primer trimestre del año, para justificar sus políticas de
recortes y las “reformas estructurales” aplicadas, en particular la reforma
laboral. También el gobierno de Artur Mas ha intentado rentabilizar el
resultado de esta encuesta.
Una lectura más atenta de la EPA nos muestra otros datos preocupantes que rebajan
el interesado optimismo del gobierno en relación a la evolución del desempleo.
Los flujos de entrada y salida a la ocupación en este trimestre, aunque mejores
que en trimestre anterior continúan siendo muy elevados: 1.349.800 nuevos ocupados por 995.400 nuevos desempleados, lo
que indica la gran precariedad del mercado laboral y la rotación de empleo
existente. En efecto, sigue aumentando
los contratos a tiempo parcial hasta el 16,39% del mercado de trabajo y también
aumenta la tasa de temporalidad en 82 centesimas hasta el 23,95%.
Los contratos a tiempo parcial corrigen a la baja la
valoración real en horas trabajadas del empleo existente, si bien la Contabilidad Nacional
indica que se han creado 127.000 puestos de trabajo a tiempo completo durante
el último año, también reconoce que durante el mismo periodo ha descendido el
número de horas trabajadas en 28,5 millones (un 0,4% en el segundo semestre
respecto del mismo periodo en 2013).
Por otra parte, la ligera mejora del empleo distribuido
entre todos los grupos de edad tiene su excepción en las personas mayores de 55
años sin empleo que son condenados a la exclusión social.
Los datos sobre los movimientos migratorios, que permitirían
evaluar de modo más realista la evolución del mercado de trabajo no aparecen en
la presentación de la EPA. Según
datos oficiales del INE en 2013 marcharon al extranjero 547.890 personas, de
las cuales 79.306 eran de nacionalidad española. Tendencia emigratoria que se
consolida en 2014. Otros estudios indican que el número de jóvenes españoles que
han emigrado desde 2008 se acerca al millón.
¿La EPA señala un cambio de
tendencia en el desempleo?
La situación económica de la UE no
permite lanzar las “campanas al vuelo” sobre la salida de España de la crisis.
La recesión en Italia, el estancamiento de la economía francesa, y la
contracción del 0,2% de la economía alemana en este trimestre, así como la
persistencia en las políticas de ajuste y austeridad (recorte 50.000 millones
en Francia), junto a los crecientes temores a la deflación, la fuerte
apreciación del euro respecto del dólar, y las repercusiones negativas sobre la
economía europea derivados del conflicto en Ucrania y la espiral de sanciones
impulsadas por EEUU, más bien anuncian el peligro de una nueva recaída de la
economía.
Debemos añadir que otros datos macroeconómicos en España tampoco
permiten ser optimistas, si bien desciende la prima de riesgo, la balanza
económica entre exportaciones e importaciones vuelve a empeorar, y aumenta la
deuda pública así como la deuda neta con los acreedores del exterior.
En dicho contexto económico el anuncio gubernamental de un
cambio de tendencia en el desempleo está lejos de confirmarse, como demuestra
el aumento del paro registrado en agosto.
La actualidad del
debate sobre la reducción de jornada
Con un desempleo que
supera el 24% del mercado laboral
y 1.834.000 familias donde todos sus miembros activos están en paro, con
millones de personas por debajo del umbral de pobreza, y cuando las previsiones
más optimistas fijan para la década de 2020 la vuelta a las tasas de paro
anteriores a la crisis, es necesario y urgente abordar la radical reducción del
tiempo de trabajo con criterios progresistas para garantizar el pleno
empleo, así como la recuperación de los
instrumentos de la soberanía económica para salir de la crisis.
En poco tiempo el debate sobre la reducción de jornada se ha
abierto paso. Desde la aplicación de la ley de las 35 horas en Francia, y la
movilización ciudadana por dicho objetivo en España, un largo silencio se había
extendido por nuestro pais. Ni siquiera
el aumento galopante del paro durante estos años había introducido el debate en
la opinión pública de manera significativa.
El movimiento de parados en Catalunya ha defendido la aplicación
de una ley de 35 horas sin reducción de salario en las diversas marchas y
movilizaciones emprendidas, pero su eco ha sido limitado ante una dura realidad
social que se expresa en los millones de horas extras trabajadas, muchas de
ellas forzosas y no pagadas que impiden la creación de cientos de miles de
puestos de trabajo…
Sin embargo algo ha empezado a cambiar. La puesta en marcha
en Suecia con carácter experimental, en
empresas del automóvil y municipios como
Gotemburgo, de la jornada de 30 horas semanales (seis horas diarias x cinco
días) sin rebajar el salario ha estimulado el debate sobre la reducción de la
jornada laboral. Uno de los objetivos declarados es la disminución del desempleo, la tasa de
paro en Suecia es del 7,7% (datos de julio de 2014) y conoce una ligera
reducción desde 2012 (8,1%). Hay que añadir que el aumento de tiempo para
dedicar al ocio tiene múltiples beneficios para la felicidad de las personas,
su salud, creatividad, etc.
Otros personajes han entrado en el debate con sus propias
propuestas, es el caso del conocido empresario mexicano Carlos Slim el segundo
hombre más rico del mundo, que plantea reducir la semana laboral de 48 a 33 horas, distribuidas en
tres jornadas de 11 horas, con la condición de retrasar la jubilación. Un
personaje más cercano, Alfonso Guerra, en la actualidad presidente de la Comisión de Presupuestos
del Congreso declaró en el pasado mes de abril que la única manera de “obligar
a los empresarios a crear empleo” es implantar la semana laboral de 32 horas
repartidas en cuatro días….
No al contrato a
tiempo parcial “forzoso”, no a los “minijobs” a la española.
A lo largo del periodo de crecimiento económico anterior al
estallido de la crisis en 2008 los incrementos de productividad alcanzados y
las plusvalías resultantes en las empresas se distribuyeron de manera muy
desigual. La moderación salarial y la escasa reducción de jornada fue la tónica
dominante en la negociación de los convenios. El grueso de las plusvalías
fueron a los bolsillos de los empresarios, si en 1992 las rentas salariales
significaban cerca del 70% de la renta nacional en España, en 2010 habían
descendido hasta el 60%. Desde entonces hasta la fecha las rentas
salariales han incrementado su descenso.
Se estima que desde 2010, y como consecuencia de las medidas y reformas que han
provocado una fuerte devaluación salarial, los sueldos de media en España han
bajado el 12%.
El estancamiento de la reducción del tiempo de trabajo
durante un largo periodo de tiempo ha tenido su corrección, claramente
regresiva, a través del aumento y generalización del contrato de trabajo a
tiempo parcial, hasta el punto que esta modalidad de contratación se ha
convertido en la versión española de los “minijobs”. En circunstancias de paro
masivo y prolongado la oferta del contrato de tiempo parcial deja de ser libre,
la opción para las personas que desean compaginar estudios y dedicaciones
familiares con un contrato de algunas horas al día se convierte en una
imposición forzosa para quienes no encuentran una oferta de trabajo a tiempo
completo.
Nos encontramos ante la versión empresarial de repartir el
trabajo para que trabaje más gente pero preservando sus beneficios. La
complicidad del gobierno es total y, además, le sirve para maquillar la cifra
del desempleo. Si se contabilizara la cifra de empleo en función de las horas
de trabajo a tiempo completo, la cifra de empleo descendería algunos puntos,
los mismos que ganaría el desempleo…
Es hora de
impulsar la campaña por las 30 horas de trabajo semanal sin rebaja salarial
La lucha histórica del movimiento obrero por la reducción de
jornada ha estado motivada por la aspiración a vivir mejor y de manera
saludable, disfrutar del tiempo libre, el reparto justo de la riqueza creada por
la aportación del trabajo, el derecho a beneficiarse de los efectos liberadores
de la automatización del trabajo y los incrementos de la productividad debido a
los avances técnicos y organizativos, con más razón cuando ello permite
repartir el trabajo y garantizar el pleno empleo.
En la actualidad el total de personas ocupadas en España
asciende a 17.353.000 (3.040.000 en Cat.) de los cuales a tiempo completo
14.508.900. La reducción del tiempo de
trabajo a 30 horas semanales sobre la población laboral a tiempo completo
podría crear hasta 3,6 millones de puestos de trabajo. Esta cifra es una
aproximación al que habría que aplicar diversas correcciones en función de una
serie de variables. Pero tendría un efecto decisivo en la batalla para reducir
el desempleo existente, disminuyendo la tasa de paro del 24,47% actual a menos
del 9%.
La reducción de jornada a 30 horas no puede conllevar rebaja
salarial. En primer lugar porque el conjunto de empresas tienen una enorme
deuda con la clase trabajadora en España, una deuda acumulada tras decenas de
años de distribución injusta y desigual de la plusvalía obtenida, deuda que es
hora de pagar a través de la reducción de jornada. En segundo lugar porque el
mayor empleo reactiva la demanda, reduce los gastos de desempleo, incrementa
los ingresos fiscales, estimula el crecimiento económico y con ello los
beneficios.
Reforzaría los beneficios de la ley de las 30 horas si
estuviera acompañada de otras medidas que penalicen duramente las horas extras
forzosas y no pagadas, la derogación de la contrarreforma laboral del gobierno del PP, y desde luego la recuperación
de la soberanía económica y sus instrumentos, el combate del fraude fiscal de
los ricos y empresas, etc.
El debate a favor de las 30 horas sin rebaja salarial está
abierto. Es hora de impulsar una campaña lo más unitaria posible para que esta
reivindicación gane el apoyo de amplios sectores de la sociedad, en primer
lugar en la clase trabajadora y personas en paro. Entre los millones de gente
sin empleo el apoyo a las 30 horas semanales de trabajo es una importante vía
para salir del paro y la pobreza. Para los trabajadores/as que tienen empleo permite
defender mejor sus condiciones laborales y de salario, en la medida que pierda fuerza el chantaje de quedar sin
trabajo durante largo tiempo.
La lucha por este objetivo no será fácil, los obstáculos que
pondrán los empresarios serán formidables. Pero al final venceremos, porque el
dilema está entre la riqueza injusta de una minoría, o el derecho a la vida y
un trabajo digno de la mayoría.
Hay que ponerse manos a la obra: 30 horas a la semana sin
reducción de salario ¡ya!
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