miércoles, 11 de febrero de 2015
Otras visiones, otras lecturas: Carta de Tania Sánchez a sus compañeros de IU-CM
Compañeros, compañeras:
Los últimos meses han sido una montaña rusa para la militancia de Izquierda Unida. Hemos pasado por momentos de infierno, pero también de ilusión y esperanza. Fue un momento de ilusión y esperanza que a la vuelta de las elecciones europeas seabriera un debate en toda la organización que trataba de explicar aciertos y erroresque nos llevaron a un resultado que abría la puerta a un cambio del mapa político enel país pero amenazaba la supervivencia de nuestra organización. Fue un momento ilusionante, en el que muchos y muchas sentimos que seríamoscapaces de reconducir años de errores políticos.
Fue ilusionante que el resultado de ese debate fuera la decisión de otorgar protagonismo en los procesos de convergencia a quien, sin duda, para la inmensa mayoría de la militancia está llamado a ser el mejor candidato de IU; esa decisión nos llenó de esperanza.
Fue un infierno ver las siglas de IU vinculadas al enésimo, pero más impactante, escándalo vinculado a Caja Madrid y al modelo de especulación financiera y urbanística que ha sido el epicentro de la crisis económica más grave que ha vivido este país.
Un infierno que helaba la sangre de los miles de militantes que trataban de explicar a sus entornos sociales, políticos y personales lo que ni tan siquiera ellos eran capacesde entender, mientras seguían batallando por generar el bloque social y político que fuera capaz de traducir años de movilizaciones e indignación popular en fuerza política e institucional.
Que se profundizara la crisis del bipartidismo, y se atisbara en cada nueva encuesta una opción real de cambio por todo el país abría puertas y ventanas a la ilusión.
Que en cada nueva encuesta IU apareciera en proceso de caída libre, mientras avanzaba la ola de cambio y superación del bipartidismo responsable de la mayor crisis de régimen que ha vivido el país desde la caída del franquismo, era un infierno en el que sólo sobrevivíamos con la ilusión de seguir trabajando, con quienes llevamos años encontrándonos en luchas sociales, por la unidad popular que no dejara a ningún sujeto político del cambio fuera del mismo.
Fue un momento ilusionante que se abrieran procesos de primarias abiertas en muchos rincones del Estado para elegir a los y las candidatas para los procesos municipales y autonómicos.
Fue un momento ilusionante, que esta vez, además, superó las paredes de nuestras sedes e invadió a miles de militantes sociales del cambio político que quisieron acompañarnos y sumarse a un proceso que no sólo aspiraba a la ganar elecciones y cambiar gobiernos, sino que soñaba con vencer en la batalla que se esconde tras la brocha gorda de las encuestas y titulares: la restauración de un régimen incapaz de garantizar la dignidad a millones de personas frente a la ruptura democrática que
abriera un tiempo de ilusión y futuro por un país mejor.
Fue un momento de esperanza que se tomara en serio el análisis de lo acontecido en Caja Madrid, y la asunción de responsabilidades políticas del caso que más ha ensuciado la historia de lucha, dignidad y coherencia de la militancia de una organización que hunde sus raíces en la mejor tradición democrática de este país.
Ha sido un infierno que una minoría absoluta de esta organización haya cerrado los ojos a la ilusión despertada en estos meses, y se haya empeñado en echar por tierra el trabajo intenso y durísimo de quienes, sin complejos, asumimos la importancia de la ruptura del mapa electoral que otros han protagonizado, pero estamos convencidas de que reconstruirlo en una nueva realidad institucional, capaz de transformarlo todo para mejorar la vida cotidiana de la gente, requería de la concurrencia y
protagonismo de quienes ya luchaban cuando nadie escuchaba los gritos de indignación.
Y ha sido un infierno descubrir que, tras el debate de la identidad y de las siglas, tras las “imposibilidades estatutarias para actuar”, se esconden quienes llevan años permitiendo que los debates políticos que se reflejan en documentos de análisis y propuesta de acción se traduzcan en estructuras que han bloqueado el desarrollo de la política aprobada.
Todos y todas hemos participado de esta dinámica, de esta cultura. Todos y todas nos hemos acostumbrado al regate corto de las negociaciones o confrontaciones de listas, que han conformado direcciones incapaces de aplicar las estrategias que diseñamos desde hace diez años sabiendo que venían tiempos de cambio para los que había que organizar sujetos políticos capaces de conquistar mayorías amplias que cambiaran el país.
En este tiempo, nos ha llegado la hora. Ya no están las plazas vacías, ya no hay que explicar que los derechos sociales están por encima de los intereses económicos de minorías, ya no hay que decirle a la gente "sal de tu individualidad porque sólo luchando juntos tendremos un futuro mejor". Hoy las plazas están llenas de gente ansiosa de cambio y llenas de ilusión y esperanza.
En tiempos así, el poder está en las plazas y no en los despachos. En tiempos así, ya no sirven negociaciones a puerta cerrada que olviden las profundas diferencias políticas que son evidentes en nuestra organización. En tiempos así hay que saber si somos parte del cambio o parte del pasado.
Madrid siempre ha sido el centro de las luchas en IU, fuente de conflictos y pieza indispensable para la paz. Muchos y muchas hemos dado una batalla en Madrid, no sólo quienes en Madrid militamos. Ha sido una batalla pura y netamente política.
Desde la última asamblea en Madrid se visualizaron las posiciones más allá de la retórica. De un lado quienes estaban por la restauración, y del otro quienes estábamos por la ruptura democrática.
Desde entonces hasta aquí, se ha confrontado, se ha buscado el acuerdo, se ha trabajado desde la discrepancia y, sobre todo, se ha desplegado una militancia de oro en los procesos de movilización y cambio, que está siendo crucial para que caminen con paso firme por toda la región.
La batalla en Madrid se ha estancado. La negociación de reparto y componenda ya no puede resolver la fractura política y, sobre todo, ya no puede esconder dos formas de entender IU que se han hecho irreconciliables y que pueden bloquear el cambio en Madrid.
En momentos así, hay que adoptar decisiones, y todas son malas, todas tienen riesgo,y todas dejan a gente por el camino.
Decidir abandonar IUCM es reconocer que se ha convertido en una herramienta inviable para la transformación, no por sus militantes, que son lo mejor que tiene Madrid, sino por una minoría de bloqueo que no permite que estos se desplieguen y actúen por el cambio.
Es una conclusión muy dolorosa, y mucha gente no la entenderá ni mucho menos la compartirá. Mucha gente pensará que esta decisión es una traición a las miles de personas que se sumaron a la ilusión por recuperar Madrid. Para mí, traicionar esa ola de ilusión sería adoptar caminos que frustran el cambio en Madrid aunque garanticen la supervivencia de unas siglas.
Sé que hay miles de militantes que no compartirán esta decisión, pero ir hasta el final, hasta la victoria que permita Recuperar Madrid, ya no era posible en las circunstancias que la cúpula de la organización está imponiendo. Ir hasta el final, hasta vencer para conquistar un futuro de dignidad no será posible sin el concurso de la mejor militancia de Madrid. No es tiempo de resignarse, es tiempo de salir a por todas, porque ese fue nuestro compromiso, desde aquí hasta mayo, hasta conquistar
sol ya no nos para nadie. Ha sido un honor compartir IU con todas vosotras, os pido disculpas de corazón a quienes no comprendáis esta decisión. No nos resignamos, nos necesitamos; es tiempo
de compartir un futuro mejor.
Tania Sánchez.
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