fuente:eldiario.es |
Telefónica, que incluso
en los peores años de la estafa financiera ha subido sus beneficios
de manera obscena (siempre por encima de los 3.000 millones de euros)
ha ido reduciendo en los últimos 20 años su plantilla directa en
más de 50.000 personas, las cuales, multiplicadas por cuatro, han
pasado a hacer las tareas que antes hacían emplead@s fijos con
condiciones dignas. Así, la atención comercial, tanto presencial
como telefónica, las instalaciones, los procesos y trabajos
informáticos, la logística, el mantenimiento, la gestión de los
recursos humanos,…. hoy se hacen por empresas externas, en unos
casos propiedad total o parcial de la propia Telefónica y, en otros,
no.
Durante más de 20 años,
l@s trabajador@s de esas empresas subcontratadas, han estado
sufriendo el desplome de sus derechos y condiciones de trabajo. Pero
han dicho ¡basta ya! Desde el 28 de marzo, l@s trabajador@s de
contratas, subcontratas y autónom@s que prestan sus servicios a
Movistar (Telefónica) están en huelga indefinida luchando por
conseguir unas condiciones de trabajo dignas.
Hay que recordar las
condiciones en las que estas personas trabajan, que van bajando según
trabajen para contratas, para subcontratas o como autónom@s para las
subcontratas.
Esta última es la
modalidad, la de autónom@, es a la que están
obligando las empresas a sus trabajador@s. De hecho, les ofrecen
15.000 euros como despido para después contratarl@s como autónom@s.
Una vez en esa situación, les hacen contratos de entre 2 y 4 horas
diarias, aunque su jornada se extiende entre 10 y 12. Tienen que
poner su vehículo, la gasolina, las herramientas (solo una para la
fibra óptica vale 3.000 euros), y si no logran culminar la
instalación (aunque sea porque el cliente desista) no cobran. Y si,
por culpa de la prisa para lograr los inalcanzables objetivos que se
les marcan, cometen un error, aunque sea insignificante, les
penalizan hasta el punto de poder perder el jornal de un día. Eso
sí, los empresarios se brindan a alquilarles coche y herramientas.
Al final, el trabajador/a es el que se paga su sueldo. Sueldo que,
con mucha suerte, puede llegar a los 700 euros mensuales. Por
supuesto, estas personas trabajan los 7 días de la semana, no pueden
cogerse vacaciones, si se ponen enfermos se lo descuentan de su
sueldo… Todo bajo la amenaza de: “si no vienes el sábado, si te
coges vacaciones,… ya no vuelvas por aquí. Hay un montón
esperando en la puerta”
Las condiciones en las
contratas no van mucho más allá, aunque al menos, al
ser emplead@s de una empresa, tienen un comité y unos derechos de
sindicación, que, de todas formas, sueles ser cercenados o
encauzados a sindicatos “amigos” de las empresas. En estas
empresas, pueden tener el coche y las herramientas por cuenta de la
empresa (aunque en unas condiciones nefastas que hace que l@s
trabajador@s terminen comprándose las suyas) y, con suerte y
jugándose la vida, pueden llegar a 1400 euros mensuales (ya
prorrateadas las pagas extraordinarias)
Mientras tanto, los
directivos de Telefónica, incluidos algunos personajes tan
incalificables como Rodrigo Rato, Iñaki Urdangarín o Francisco
Camps han estado contratados como asesores por no hacer nada y
ganando millones de euros al año. El propio César Alierta, solo en
salario directo, ganó 5,8 millones en 2013, 6,7 millones en 2014 y,
en 2015, se ha subido el salario un 16%.
Pues bien. L@s técnic@s
de las empresas que trabajan para Movistar (Abentel, Cobra, Comfica,
Cotronic, Dominion, Elector, Itete, Montelnor y Teleco) han dicho que
su dignidad no va a ser mancillada ni un día más, y llevan dos
meses de huelga indefinida, convocada por l@s trabajador@s a través
de sindicatos minoritarios en la matriz, como AST, Cobas o CGT, pero
que, a pesar de un acuerdo esperpéntico, con supuestas mejoras,
firmado por CC.OO y UGT y las empresas en los primeros días de
huelga, han hecho caso omiso de él y mantienen sus reivindicaciones.
La huelga está siendo especialmente importante en Madrid y, sobre
todo, en Cataluña, donde, a día de hoy, se encuentran desde hace
una semana encerrad@s en la tienda de Telefónica en el Mobile Word
Centre. A pesar de las amenazas de desalojo violento, a pesar de que
han sido criminalizados con falsas noticias de sabotajes, a pesar de
que han sido comparad@s (¡cómo no!) con terroristas, no solo
aguantan, sino que tienen el apoyo popular de l@s ciudadan@s, que ven
como encarnan uno de los ejemplos más nítidos de lo que implica la
ideología dominante: beneficios desorbitados y obscenos para
unos cuantos a costa de la esclavitud de la mayoría.
Especialmente
significativo es el silencio absoluto y generalizado de los medios de
comunicación. Unos en manos de la propia Telefónica, otros en manos
de bancos accionistas de Telefónica y todos receptores de unas
enormes carteras de publicidad, hacen el vacío a una lucha que
muerde en la mano de quien les da de comer. ¡Si esto es una prensa
democrática…!
El Frente Cívico Somos
Mayoría se posiciona con est@s compañer@s, hace suya su lucha, se
pone a su disposición, y apoya medidas como la propuesta por la
candidata de Barcelona en Comú, Ada Colau, que se ha comprometido a
no firmar ningún acuerdo de prestación de servicios con ninguna
empresa que no cumpla las condiciones laborales pactadas en los
convenios colectivos.
Como el Frente Cívico
Somos Mayoría viene defendiendo desde su creación, no queda otra
vía que la de la movilización ciudadana y de l@s trabajador@s para
poder revertir esta situación de abuso absoluto y de corrupción de
un sistema que ha demostrado ser de todo, menos democrático y de
derecho. Las pruebas de ello se multiplican por varias unidades cada
día. Y en torno a esa movilización, seguir creando el poder popular
que, poco a poco, va dando ejemplos de propuestas electorales
alejadas de las políticas creadoras de miseria entre la mayoría de
la población.
La solidaridad entre seres humanos es fundamental.
ResponderEliminarLos procesos en los que una de las partes se compromete y actúa en exclusivo beneficio de otra sin esperar retribuciones de ningún tipo para si misma salvo la honesta solidaridad de la otra parte, son aquellos procesos que vuelven a hacernos comprender que otra sociedad es posible, es un deber y una necesidad para aquellos que no quieran un futuro dominado por esclavistas de las aristocracias capitalistas. Ese es el futuro que va a venir impuesto por aquellos que dicen gobernarnos. Ni más ni menos que la esclavitud. Y pretenden que la asumamos como parte natural de la existencia humana, la relación humana y colectiva.
Conste que considero que los trabajadores de Coca-Cola principalmente están luchando por sus derechos individuales y personales, es decir, si la patronal esclavista les devolviese algunos de sus derechos, dejarían de luchar por los de los demás y se desmovilizarían. NO están, consecuentemente, concienciados en luchar por la dignidad humana sino por sus culos, por sus personas.
Y esa es la raíz, el fundamento, la causa fundamental del problema; que el esclavo lo es porque admite y asume formar parte de una relación de dominación de clases en la que, desgraciadamente, a alguien le tiene que tocar ser el dominado y atomizado; a las clases empobrecidas y desprovistas de dignidad y valor humano mediante aprendizaje impositivo sistemático (el propio ambiente capitalista).
Veremos si somos lo suficientemente masoquistas, cobardes y miserables como para, otra vez, no juntarnos y golpear con la hoz y el martillo donde realmente duele al esclavista. Pero no solo en la batalla, pues esto siempre ha sido una guerra, en la que uno de los bandos ha hecho algo mucho más grave que rendirse; asumir la condición que el bando de déspotas y asesinos le ha encomendado.
El día en que nos demos cuenta de que eso es el comienzo del fin, y ese comienzo del fin en España tuvo su génesis en la perdida de la guerra del 36 contra los genocidas así como en el contexto mafioso europeo (capitalista) en el que las elites militares, comerciales y políticas decidieron de espaldas a la población analfabeta su propia existencia como elites, entonces empezaremos a comprender la fruta envenenada que se encuentra tras la apariencia de moderación de los consensos en capitalismo. Pues en capitalismo, los fundamentos no se consensuan. He ahí la careta real de los asesinos del Capital y la sistemática transgresión de los Derechos Humanos más fundamentales.
Seres humanos educados para olvidar con facilidad las millones de barbaridades que el capital crea diariamente. LA revolución comienza en la mente; en emoción, razón, inteligencia.