(La Mesa estatal del Frente Cívico Somos Mayoría reunida en Córdoba el pasado 30 de mayo aprobó este documento, refrendado a su vez por la Coordinadora Estatal del FCSM celebrada en Rivas el sábado 20 de junio. En él y como Frente no nos limitamos a pronunciarnos sobre la situación actual, también proponemos líneas de actuación política)
ÚLTIMO
AVISO
Frente
Cívico Somos Mayoría
1.- Introducción
2.- Grandes esperanzas y
algunos desánimos
3.- El régimen se recompone
4.- La unidad popular como
estrategia política
5.- Último aviso
1.- Introducción
La crisis económica en la que estamos sumidos y las políticas de austeridad
impuestas por la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo
Monetario Internacional) están provocando una profunda fractura en nuestra
sociedad, que contempla atónita la degradación de la vida cotidiana y la obscena
tolerancia del poder con los abusos cometidos por los más privilegiados del
país. Como no podía ser de otra forma, el creciente deterioro de las
condiciones materiales de una cada vez más amplia mayoría social llega
acompañado de gravísimos escándalos de corrupción que salpican al conjunto de
las élites políticas y económicas, alumbrando una sociedad cada vez más
instalada en la violencia, la injusticia y la desigualdad.
En este contexto, el sueño de la integración europea ha devenido una
pesadilla que impone un duro presente y augura un porvenir sombrío. La Europa
de Maastricht, completamente ajena a los principios de cohesión y colaboración
solidarios, se ha convertido en una especie de reserva de caza alemana en la
que las economías fuertes explotan sus ventajas económicas y comerciales para
aplastar a las débiles: es la ley de la selva. De una forma intencionada y
torticera, se ha vendido a la ciudadanía una imagen falsa, ideológica e idílica
de la hoy denominada Unión Europea, utilizando los medios de comunicación para
proyectar una visión repleta de apariencias positivas, y lamentablemente
trufada de falsedades. Sin embargo, comienza a divulgarse parte de la verdad y
empieza a abrirse paso entre los habitantes de la periferia la idea de ser
víctimas de una nueva colonización.
Partiendo de esta base, el día 15 de junio de 2012
Julio Anguita realizó un llamamiento para constituir un Frente Cívico y
organizar a la mayoría social en torno a soluciones concretas, contribuyendo a
la creación de la fuerza necesaria para colocarla en la balanza del poder y
contraponerla a otros poderes económicos y sociales que, siendo muy
minoritarios, detentan en exclusiva el ejercicio del Poder. Un año después, en
la asamblea constituyente de Rivas-Vaciamadrid, constatamos que la construcción
del Frente Cívico es un proyecto difícil, laborioso y necesitado de paciencia,
como corresponde al ambicioso reto de convertir una mayoría plural y atomizada
en una mayoría consciente de sí misma y de su fuerza organizada. Se trata, en
definitiva, de la constitución de la
mayoría como único agente posible para realizar el cambio concreto, en
cualquiera de las expresiones que denotan la incorporación de la ciudadanía a
un proceso de cambio social, político y económico: proceso constituyente,
ruptura democrática, creación del contrapoder, unidad popular, bloque
alternativo, etc.
2.- Grandes esperanzas y algunos desánimos
Ese fue el sentido
del Frente Cívico, su oportunidad, su lenguaje y sus propuestas para lo
inmediato. Los acontecimientos de los meses subsiguientes confirmaron
plenamente la necesidad de aquel discurso, aquel proyecto y aquella
convocatoria. La gigantesca movilización vivida el día 22 de marzo de 2014, que
involucró en su dinámica a amplios sectores sociales movilizados y politizados,
evidenció que el movimiento popular había adquirido una capacidad inédita para
construir una alternativa política capaz de derrotar al bipartidismo. De manera
progresiva, los movimientos sociales habían acumulado fuerza social y política
y exhibían una creatividad impresionante en términos de movilización social y
popular (PAH, Mareas ciudadanas, Marchas de la Dignidad…). En este contexto, no
fue una cuestión menor que una organización como el Frente Cívico, con
implantación en todo el Estado, asumiera la bandera de la recuperación de la
soberanía, planteando abiertamente la necesidad de salir del euro para superar
la crisis económica. En fin, los buenos resultados cosechados por Izquierda
Unida y la irrupción de Podemos en las elecciones europeas invitaban a pensar
que estábamos ante una oportunidad única para iniciar un proceso constituyente
y democrático al servicio de la mayoría social.
En particular, el
discurso y las propuestas que marcaron la aparición de Podemos lo convirtieron
en continuador de lo que el Frente Cívico había planteado,
trasladando al terreno electoral la disputa político-social surgida al calor de
la crisis económica. Sus más que evidentes expectativas electorales hacían de
Podemos la encarnación de la alternativa ante el imaginario colectivo, abriendo
una importante brecha en el régimen bipartidista. Sin embargo, hoy constatamos que estas expectativas han
sido matizadas por la realidad y limitadas por errores propios, campañas
mediáticas, pérdida de frescura alternativa y, sobre todo, por una cierta
improvisación en el viaje hacia “el centro”, que ignora el desplazamiento
de la mayoría social hacia principios y valores centrados en la defensa de los
derechos sociales y que se confunde con
dulcificar las propuestas que permitieron captar voluntades y concitar sueños. Es
un hecho que los medios de comunicación están empujando a su equipo dirigente a
aceptar los consensos fundamentales del régimen, combinando de manera calculada
un ataque despiadado con una salida hacia la “respetabilidad”.
En el fondo,
asistimos a la brutal realidad de la hegemonía total del discurso neoliberal,
que arruina a los discursos sempiternamente reiterativos y de lugares comunes
de quienes, a pesar de enfrentase heroicamente a las fechorías del sistema, lo
hacen en el eje de los valores del adversario. Llegan las campañas electorales
y las cuestiones claves como el euro, la deuda, la UE, la banca, las
eléctricas, la reforma fiscal, etc. desaparecen en una sfumatura que pretende
ampliar el arco de votantes. No se dan cuenta de que esa es la mejor manera de
perder credibilidad y votantes.
Por supuesto, al día
siguiente de las elecciones la cuestión de la gobernabilidad, los pactos y los
asentamientos institucionales vuelven al primer, si no único, punto del orden
del día. Y vuelta a empezar. Manifestaciones, luchas (a veces heroicas),
plataformas, manifiestos, alianzas que duran hasta que se producen las primeras
convocatorias electorales, etc. Mientras tanto, Grecia está prácticamente sola
en su lucha contra la barbarie de la Unión Europea, el Fondo Monetario
Internacional y el Banco Central Europeo. El Acuerdo
Transatlántico para el Comercio y la Inversión (TTIP) avanza pese a las
denuncias en foros, debates y zonas de la red. El orden mundial basado en la
liquidación de la democracia, la soberanía nacional y el derecho internacional
se configura ya como de inminente consolidación. Venezuela es el centro de la
agresión imperialista, que tiene en nuestro país a uno de sus ejecutores,
Felipe González, y además la asepsia timorata de quienes pretenden pasar del
tema sin contaminarse por mor de cálculos electorales.
Paralelamente, la incapacidad
de Izquierda Unida para reaccionar ante la crisis de régimen es también
merecedora de mención. Pareciera que IU no
ha sabido orientarse en la nueva situación creada y adaptarse a la necesaria
reorganización del movimiento popular. Dicha reorganización era una
necesidad dada por una circunstancia ineludible: el estallido de una crisis
económica muy grave, que tenía como consecuencia directa la multiplicación y
acumulación de demandas populares. Al no saber adaptarse a las nuevas épocas, la
propia sociedad genera condiciones para un sujeto popular mucho más amplio
capaz de impulsar grandes transformaciones democráticas. Y lo está haciendo al
margen de IU. Las demandas populares y democráticas han desencadenado un
proceso, cuyo inicio podríamos fechar el 15 de mayo de 2011, que implica la
refundación del movimiento popular al margen y desde fuera de IU. La creación
del Frente Cívico fue un síntoma de que las condiciones para ello estaban
presentes, pero resultó muy fácil ignorarlo porque no se presenta a las
elecciones.
Por lo demás, la sfumatura del discurso no afecta
exclusivamente a Podemos, sino que se extiende a las fuerzas de la llamada
izquierda tradicional, por más que se camufle apelando a las esencias de una
tradición muy alejada del actual oportunismo que exhiben algunos partidos y
sindicatos. IU participa activamente en la protesta contra la política
neoliberal y colabora, a veces heroicamente, en la movilización contra sus
desgarros. Pero, al obviar la trilogía Unión Europea-Euro-Deuda confunde a la
población. Sostiene que se trata de voluntad política y se permite hablar de
otra política económica y social, pero sin un mínimo realismo. En el marco de
la unión monetaria, no cabe en lo fundamental otra política que no sea la que
impulsa la Troika, cuyas consecuencias están debidamente contrastadas. No hay más que ver las campañas
electorales para entender que nadie quiere entrar en el fondo de un proceso de
integración europea, que
se ha convertido en una poderosa maquinaria de acumulación por desposesión en
los países del sur de Europa y de recentralización de los Estados mediante la
aplicación del Tratado de gobernanza y estabilidad presupuestaria.
Finalmente, y a modo de cierre de
este apartado, también constatamos que la movilización popular está
experimentando un fuerte reflujo durante el año 2015, sin duda relacionado con
el ciclo electoral en el que estamos inmersos y las expectativas antes
mencionadas. La notable disminución de
asistentes a la manifestación del día 21 de marzo con respecto al 22-M de 2014
ha evidenciado que muchos de los colectivos que hicieron posible aquella
demostración de fuerza han priorizado el hecho electoral en detrimento de
la movilización social. En nuestra opinión, se trata de un grave error, porque
lo que se mueve en torno al cambio solamente cobra fuerza al calor de las
movilizaciones populares. Es posible y necesario que los acontecimientos
electorales sirvan de acicate para la reivindicación y la propuesta
alternativa, actuando como aglutinante y no como disolvente del sujeto
colectivo al que nos referimos. No es ningún secreto que las divisiones
imperantes en su seno han contribuido a la incipiente desmovilización del
movimiento de masas trabajosamente construido a lo largo de estos años. Durante
los próximos meses, el reto será recuperar el impulso originario del Movimiento
Marchas de la Dignidad.
3.- El
régimen se recompone
A lo largo de estos meses, el régimen se ha rehecho y se está
recomponiendo a velocidad de vértigo, como demuestra la abdicación de Juan
Carlos y la coronación del nuevo rey para estabilizar una monarquía en rápido
descrédito. En este contexto, la
creación de Ciudadanos como fuerza estatal forma parte de una estrategia global
y a largo plazo para completar el cierre oligárquico que se viene produciendo en nuestro
país a partir de los resultados de las elecciones europeas: una transición
acelerada hacia un nuevo régimen político, la democracia oligárquica, que se
aleja del constitucionalismo social y consagra el predominio de las clases
altas marginando a la izquierda social y política. La cuestión no es sencilla,
ya que fortalecer
a Ciudadanos tiene como consecuencia el debilitamiento del PP y la liquidación
de UPyD. Sin embargo, las ventajas que obtiene el poder real a través de esta
operación política son de gran alcance: frena por la derecha a Podemos,
neutraliza a un PP en decadencia, otorga nuevos aires al PSOE y pone en el
centro de su operativo a Ciudadanos, una fuerza política capaz de impulsar y
gestionar una nueva revolución neoliberal en España. No obstante, las
elecciones de 24 de mayo no han confirmado las expectativas que le otorgaban las
encuestas y, de momento, queda lejos la posibilidad de un respaldo que permita
apuntalar la gobernanza bipartidista.
Más allá de esta cuestión, es
evidente que la involución
democrática que está experimentando nuestro país desde que estalló la crisis
económica está mucho más avanzada de lo que podría pensarse en una visión
superficial. La agenda
neoliberal impuesta por la Unión Europea, centrada en la devaluación salarial y
el desmantelamiento del Estado de bienestar (educación, sanidad y
sistema de pensiones), está acompañada
por un creciente autoritarismo político y moral que evoca inmediatamente los
periodos más oscuros de nuestra historia.
Más concretamente, la reforma del Código Penal y la mal llamada Ley de
Seguridad Ciudadana son el correlato necesario del repliegue del Estado en
materia económica y social inducido por las políticas de austeridad.
Paralelamente, la reforma de la ley del aborto impulsada por el Partido
Popular, incluso en su versión moderada actualmente en tramitación, pretende
la afirmación de una moralidad neoconservadora en el centro del cuerpo
político, como necesario correlato de la orientación neoliberal adoptada por el
Gobierno.
Por
supuesto, el paro y la precariedad se han convertido en poderosos instrumentos
de control que acompañan al panoptismo social típico del neoliberalismo. En
cualquier sistema económico existen relaciones de poder que despliegan
estrategias específicas para sojuzgar y dominar a las clases subalternas
mediante un proceso que combina eficazmente obediencia y represión. Pues bien,
en la sociedad que está emergiendo de la crisis, el desempleo masivo y la
precariedad generalizada constituyen dispositivos estratégicos para domeñar a
los trabajadores y neutralizar los conflictos sociales, fabricando un hombre
nuevo y radicalmente limitado en sus posibilidades de actuación individual y
colectiva. Considerados conjuntamente, ambos fenómenos actúan como factores
disciplinarios susceptibles de arrumbar la voluntad política de las personas,
reducidas a la condición de ciudadanos atrapados en un presente incierto y
atenazados por el miedo a un futuro imprevisible y amenazador. El Frente Cívico debe hacer un esfuerzo por
situar estos problemas en el centro del debate, así como difundir las
diferentes alternativas para erradicar el desempleo y la precariedad
laboral (renta básica, renta
garantizada de ciudadanía, trabajo garantizado, reducción del tiempo de trabajo
sin reducción salarial, etc.).
El
desarrollo de la Marea Pensionista a escala estatal o la difusión del libro Gente precaria. La rebelión de los
frigoríficos vacíos, en el que han participado varios miembros de la Mesa
Estatal del Frente, pueden ser una magnífica ocasión para denunciar las
consecuencias de la involución social registrada en términos de pauperización y
precarización para el conjunto de la ciudadanía. Asimismo, y sin abandonar este
terreno, constatamos la necesidad de impulsar determinadas iniciativas sociales
que pueden contribuir a recuperar el pulso de la movilización en el futuro
inmediato, invirtiendo, o al menos frenando, el clima de desmovilización social
al que anteriormente nos referíamos: marchas europeas contra el TTIP,
ocupaciones en demanda de alquiler social de las viviendas del banco malo
(SAREB) y, sobre todo, la jornada de lucha programada para el próximo otoño por
el movimiento Marchas de la Dignidad, que debe convertirse en una gran protesta
contra la reforma laboral y, en general, contra los ataques a las conquistas y
derechos de la mayoría social.
Sin
olvidar que, como hemos dicho siempre, pedimos, exigimos y nos movilizamos para que se cumpla
la Declaración Universal
de los Derechos Humanos. La Constitución Española, en su artículo
10, incorpora como materia de la misma la solemne Declaración de 1948 y los textos
internacionales que la desarrollan. Los más importantes de
ellos son los tres pactos firmados en 1966 y ratificados por el Reino de España
en 1977: el Pacto por los Derechos Políticos, el Pacto por los Derechos
Económicos y Sociales y el Protocolo Vinculante. Estos textos constituyen materia
constitucional y son, por tanto, de obligado cumplimiento. Por tanto, es el
Gobierno el que está en la ilegalidad, fuera de la ley, conculcándola y
violándola. Nuestra lucha, pacífica, está respaldada y justificada por los grandes
documentos internacionales, la Historia y la Razón. En consecuencia, la
insumisión, la rebelión o la desobediencia, en situaciones como ésta, son
legítimas, necesarias y justas.
4.-
La unidad popular como estrategia política
La unidad de todas
las fuerzas que se enfrentan al saqueo neoliberal constituye una necesidad
ampliamente percibida por la intuición popular. En mayor o menor medida, la
ciudadanía es consciente de la tremenda asimetría de fuerzas favorable a los
poderes dominantes y percibe la unidad popular como el factor más decisivo de
la actual situación política. Según numerosas encuestas, antes de las
elecciones municipales y autonómicas la inmensa mayoría de votantes de IU y
Podemos se mostraban favorables a un proceso de unidad frente al ataque a los
derechos fundamentales de la población trabajadora. Sin embargo, sorprende que
no se haya entendido que ningún partido, por sí solo, posee la suficiencia
electoral, el arraigo social y la entidad orgánica suficientes para impulsar un
cambio profundo en nuestra sociedad. Las elecciones municipales y autonómicas
podían haber sido una oportunidad para avanzar en un proceso de unidad popular
y de convergencia social y política de las fuerzas que están por la
construcción de la alternativa, pero ha faltado grandeza y ha sobrado
sectarismo, oportunismo y desprecio.
Desde este punto de
vista, constatamos que el ciclo
electoral está siendo muy duro para el sujeto popular, atravesado por todo tipo
de divisiones, prepotencias y sectarismos. Pero las ramas no deben impedir ver
el bosque. Mientras ello sucede, en otros muchos lugares la unidad popular
avanza y se consolida, alumbrando centenares de candidaturas que se han ido
gestando con paciencia, inteligencia y no pocas dosis de sufrimiento. Mujeres y
hombres, activistas, cuadros sociales y políticos han hecho posible desde abajo
lo que por arriba parecía imposible: unir a las diversas izquierdas, organizar
amplios frentes democrático-populares, y hacerlo al calor de los movimientos
sociales. El objetivo es claro: construir la alternativa al bipartidismo y
gobernar para transformar, empezando por Madrid y Barcelona. No es poco, es
apenas el inicio y queda mucho camino por delante. Pero la experiencia va a ser
muy importante y dará fuerza, confianza y estímulo a los que han luchado, con
paciencia y coraje, por la unidad popular.
En contra lo que
suele pensarse, la unidad popular no sólo implica candidaturas unitarias a las
elecciones, aunque es evidente que no las excluye. Pero si la unidad popular
se presenta como una operación puramente electoral la derrota está ya
garantizada. La unidad popular, o como quiera llamarse la constitución de
la mayoría en contrapoder, exige de programas, valores, convergencia de
movilizaciones, presupuestos éticos comunes, paciencia y, sobre todo, una
coincidencia en las líneas fundamentales de la administración de la hipotética
victoria. Las fuerzas políticas y sociales que defienden la unidad popular deben
saber que, si son realmente consecuentes, tienen que adecuar sus esquemas y
estructuras a esta nueva política. En esta hora no caben operaciones de cálculo
ligadas exclusivamente a la supervivencia de aparatos y discursos que se tienen
como fin a sí mismos. Si todo esto se lleva a cabo, tras un debate limpio y suficientemente
amplio, creemos que es posible, e incluso probable, que pueda llegarse a un
momento electoral que de verdad quiebre al bipartito.
En
resumen, desde el punto de vista de la unidad popular, las elecciones
constituyen un momento (importante) en el proceso de acumulación de fuerzas y
deben servir para propiciar una amplia confluencia político-social que dispute
la hegemonía al bipartidismo (PP y PSOE más la burguesía vasca y catalana). Se
trata de una estrategia emancipatoria integral
que combina la democracia política con la articulación de poderes sociales.
Todavía más claramente: gobernar con un programa transformador presupone la
existencia de una fuerza social organizada que reequilibre el déficit
estructural de poder favorable a los privilegiados y haga viable el programa de
transformación social. Si algo pone de manifiesto la Grecia de Syriza es que, sin
una mayoría social organizada, sin un pueblo convencido y movilizado, sin unas
fuerzas políticas y sociales unidas, no habrá transformación posible y seremos brutalmente
derrotados, para mayor gloria de la Europa alemana del euro y del capital
monopolista financiero. Para el Frente Cívico, hoy más que nunca, la unidad
popular es obligatoria.
5.-
Último aviso
Llegados a este
punto, hay que concluir que el movimiento popular se encuentra ante una
disyuntiva decisiva: adoptar una estrategia de unidad popular en el sentido
anteriormente expuesto, o persistir en la división y la fragmentación,
allanando el camino a los beneficiarios del expolio de nuestro país. Los
resultados de las elecciones municipales y autonómicas avalan con rotundidad
esta hipótesis: donde ha sido posible una amplia confluencia político-social,
sobre la base de alianzas honestas entre todos los sectores implicados y dentro
de un programa suficientemente ambicioso, se han producido cambios que parecían
impensables hace muy poco tiempo. En cambio, donde ha predominado la
fragmentación y el sectarismo, las urnas han dado oxígeno al bloque neoconservador
(PP-PSOE-Ciudadanos-CIU-PNV). La emergencia de procesos unitarios en ciudades
como Madrid o Barcelona, por citar sólo los casos más conocidos, alumbra el
camino a recorrer para dar un paso más hacia el profundo cambio político que
necesita nuestra sociedad.
El
horizonte de las elecciones generales se presenta sombrío si no se aprende
rápidamente desde ya. O las fuerzas políticas, movimientos,
colectivos, etc. asumen consecuentemente que sólo son instrumentos para el gran
cambio y no fines en sí mismos, o sufriremos una derrota duradera que nos
sumirá en tiempos difíciles. Podemos está siendo sometido a una durísima guerra
de posiciones para la que no estaba preparado, demoliendo sin piedad y sin
ningún freno a su equipo dirigente. En este contexto, sin una verdadera
estrategia y un auténtico programa de unidad política y social popular que vaya
más allá del cálculo electoralista, y que necesariamente implicará
negociaciones con otras fuerzas políticas y sociales, no resulta imaginable la
constitución de un contrapoder popular suficientemente fuerte
para iniciar un proceso constituyente.
Es más, afirmamos que
a estas alturas, el riesgo al que se enfrenta el movimiento popular no es sólo
perder las próximas elecciones generales. Creemos que, de no abordarse el
problema de la unidad, el movimiento popular ni siquiera tendrá fuerza para
emprender una guerra de desgaste en las instituciones y en la calle contra el
gobierno resultante de esas elecciones. La clave es que Podemos, IU y las demás
izquierdas crezcan y se desarrollen, alimentando una movilización unitaria y
sostenida de las clases populares que puede desalojar del poder a los gobiernos
neoliberales, como efectivamente ha sucedido en Atenas y puede ocurrir en otros
lugares. Todos juntos somos aún insuficientes para constituirnos en poder
constituyente y desde ahí alumbrar un nuevo régimen basado en la igualdad, la
libertad y la justicia. Necesitamos todas nuestras fuerzas, toda nuestra
capacidad de unidad para vencer.
Como hemos dicho
tantas veces el programa, la forma de
elaborarlo y los valores que subyacen y se explicitan en él, es la clave de las
alianzas, los consensos y la construcción del contrapoder de la mayoría. Y
también, por cierto, de hipotéticos gobiernos municipales y autonómicos
surgidos de las elecciones del 24 de mayo y apoyados por fuerzas políticas dispuestas,
realmente y en la práctica, a oponerse a las políticas de austeridad impuestas
a nuestro país, huyendo de la política de cheques en blanco o de apoyos
acríticos que permita al PSOE recuperar la credibilidad pérdida. Se trata de
evitar etiquetas que nada dicen y centrar el debate político, estratégico y
programático en torno la ruptura democrática y el proceso constituyente. Por
tanto, en aquellos lugares y circunstancias en los que el PP pueda ser
relevado, el discurso del “frente de la izquierda” (incluyendo en la misma al
PSOE) debiera ser cambiado por el de “acuerdo antigubernamental” y, por
supuesto, con los contenidos programáticos y líneas éticas que lo constituyan y
justifiquen. Y sin perder nunca de vista que una parte del bipartito ha perdido
más que la otra, pero en la trilogía Unión Europea-Euro-Deuda están plenamente
identificados.
Por otra parte, más
allá del programa, el discurso es la
línea medular que estructura lenguajes, valores, actitudes y comportamientos.
Y en estos momentos el Frente Cívico debe plantear a las fuerzas que se
reclaman del proceso constituyente y a la población en general la gran
cuestión, el gran problema, el meollo del momento histórico: Unión
Europea-Euro-Deuda. Y, como trasfondo último que explica hacia donde se
dirige el actual proyecto europeo, el TTIP. Cualquier fuerza política que
pretenda romper realmente con el neoliberalismo, y no sólo sustituir unos
gobiernos por otros, debe plantearse la cuestión de la soberanía y enfrentarse
a la Unión Europea como tal. Negar esta realidad o no atreverse a enfrentarla
conduce invariablemente a la derrota ideológica y favorece a las fuerzas que
alientan la recomposición del dominio neoliberal. La clave es construir un
discurso global que articule adecuadamente el secuestro de la democracia, la
deslegitimación de la política y la acumulación por desposesión que se ha
desencadenado en Europa.
* *
* * *
Esta propuesta puede
servir de base para una intervención
estructurada y bien planificada, que sitúe la unidad popular en el centro
del debate y defina una alternativa posible y deseable para nuestro pueblo
alrededor de una estrategia constituyente. La idea es promover el debate en las
asambleas y la celebración de actos con otros colectivos y organizaciones locales
en torno a la propuesta. También es fundamental la preparación y publicación de
artículos de opinión, la elaboración de materiales gráficos y audiovisuales y
la preparación de actos públicos en las principales ciudades del país. Todo ello
permitirá fortalecer el Frente Cívico desde un punto de vista político y
organizativo, extendiendo la organización y difundiendo nuestro proyecto entre
los ciudadanos. La experiencia más reciente demuestra que la organización del
Frente Cívico sólo resulta posible si va acompañada de una acción política
realista, viable y bien planificada, que permita a nuestros activistas
contactar con la ciudadanía y explicar la base programática que cimenta nuestra
unión.
En segundo lugar,
consideramos que el proceso de unidad popular, tal y como lo hemos definido en
las anteriores páginas, debe fomentar y reforzar el protagonismo de las
comunidades de lucha que se han desarrollado al calor de la crisis económica y
que han mostrado una gran creatividad en la articulación de protestas sociales,
especialmente en el caso de movimientos como las Mareas Ciudadanas, PAH, Marchas
de la Dignidad, Campamentos Dignidad de Extremadura,
Acampada dignidad Córdoba, Corralas andaluzas, etc. Es un hecho que la
movilización social y la conciencia que se genera en torno a ella pueden
contribuir de forma importante a forjar la unidad popular, extendiendo la
percepción de su necesidad entre los actores políticos y en el conjunto de la
sociedad. Por este motivo, durante las próximas semanas el Frente Cívico
dedicará una parte de sus esfuerzos a impulsar una convocatoria social que sirva de acicate y estimulo para la unidad
popular, incluyendo una recogida de
adhesiones que contribuya a la activación social de un bloque popular
unitario. La coordinación de esta iniciativa corresponde a los compañeros José
Coy y Manuel Cañada, co-responsables del área de Frente y Sociedad.
Finalmente, el Frente
Cívico “Somos Mayoría” considera pertinente realizar un llamamiento urgente a todas las organizaciones políticas y sociales
comprometidas con la ruptura
democrática a fin de ir hacia la unidad
en la mayoría, concretándola en unos puntos fundamentales que sirvan de base
para la construcción de una alternativa al actual sistema de poder político.
Con esta finalidad, el Frente Cívico se dirigirá a los actores sociales y
políticos y pondrá a su disposición una propuesta programática inicial. Confiamos plenamente en que estas
organizaciones estarán a la altura del momento histórico y antepondrán el
interés general de la ciudadanía a cualquier otra consideración. Juntos,
podríamos.
ResponderEliminarY en ese punto, Iglesias se dirige directamente a los que considera exponentes de la vieja izquierda: “Os avergonzáis de vuestro país y de vuestro pueblo. Consideráis que la gente es idiota, que ve televisión basura y que no sé qué y que vosotros sois muy cultos y os encanta recoceros en esa especie de cultura de la derrota. El típico izquierdista tristón, aburrido, amargado..., la lucidez del pesimismo. No se puede cambiar nada, aquí la gente es imbécil y va a votar a Ciudadanos, pero yo prefiero estar con mi cinco por ciento, mi bandera roja y mi no sé qué. Me parece súper respetable, pero a mí dejadme en paz. Nosotros no queremos hacer eso. Queremos ganar. Preocúpate de otra cosa.
"Me parecen respetables los que se conforman con el 5 por ciento, pero que nos dejen en paz. Siguen viviendo en el pesimismo existencial"
Deja de estar tan preocupado con las cosas que nosotros hacemos y con lo que nosotros proponemos. Sigue viviendo en tu pesimismo existencial. Cuécete en tu salsa llena de estrellas rojas y de cosas, pero no te acerques, porque sois precisamente vosotros los responsables de que en este país no cambie nada. Sois unos cenizos. No quiero que cenizos políticos, que en 25 años han sido incapaces de hacer nada, no quiero que dirigentes políticos de Izquierda Unida, y yo trabajé para ellos, que son incapaces de leer la situación política del país, se acerquen a nosotros. Seguid en vuestra organización. Presentaos a las elecciones, pero dejadnos en paz. Habéis sido incapaces en muchísimos años de entender lo que estaba pasando, de hacer una lectura coherente. Quedaos en vuestro sitio. Podéis cantar la Internacional, tener vuestras estrellas rojas… yo no me voy a meter con eso. Es más. Hasta puede que vaya, porque a mí eso también me emociona y me gusta, pero no quiero hacer política con eso. Dejadnos vivir a los demás”.
Con Izquierda Unida, ¿Quedan opciones de un pacto previo a las elecciones españolas?
“Ninguna. Cero. Fin de la cita. Cero. No hay manera de poner otro titular.
El comentario anterior es un fragmento de la entrevista a Pablo Iglesias.
ResponderEliminarCreo que queda claro la clase de pájaro que esta.
Yo siempre he sido partidario de crear un programa que pueda unir al 90% de la ciudadanía y con el unir a toda la izquierda, y sigo pensando lo mismo pero, con este fichaje no voy ni a la primera esquina.
Por eso creo que IU debería abandonar todos los cargos que pueda tener en la actualidad en las alcaldías de Madrid, Barcelona, Cadiz, etc. y prepararse para ir a las próximas elecciones generales mientras mas lejos de Podemos mejor.
Especialmente en Cataluña, debido a la proximidad de las elecciones catalanas.
Desde luego yo no voy a votar a este bicho ni de coña.
Prefiero que Iniciativa por Cataluña y Esquerra Unida y Alternativa sean extraparlamenterias (que algunos no sería la primera vez) que dar mi voto con la idea de que sea un voto útil y luego Pablo Iglesias lo utilice como látigo contra mí.
Cada vez que lo miro le parece mas al Felipe gonzalez de la chaqueta de pana.
ini
Más claro imposible. La pelota está en el tejado de los que ahora mismo están inmersos en su afán electoral y en ganar a toda costa. Pero como muy bien se refleja aquí, si ese posible triunfo electoral no está respaldado por una base social muy amplia y cohesionada en torno a la idea fundamental que es el cambio de un sistema que la Europa dominante quiere imponer para tenernos a merced de sus intereses neoliberales, todo se irá al traste y los que creían ganar habrán perdido la gran oportunidad de todos
ResponderEliminar.....La Europa de Maastricht, completamente ajena a los principios de cohesión y colaboración solidarios, se ha convertido en una especie de reserva de caza alemana en la que las economías fuertes explotan sus ventajas económicas y comerciales para aplastar a las débiles: es la ley de la selva............
ResponderEliminarCuando existe un espacio en donde la competencia es libre, y ademas es la misma moneda, se cumple el dicho popular de que "el pez gordo se come al chico".
Efectivamente, la economía se va concentrando en aquellos puntos mejor desarrollados, mientras en otros se van creando desiertos económicos.
Esto es lo que esta ocurriendo en la Unión Europea, donde nuestro déficit es el superávit de Alemania.
Lo mismo ocurre en España, desde que las comunicaciones permiten transportar las mercancías con facilidad desde un punto a otro, sea creado una España con una economía desarrollada alrededor de las costas, Madrid y alguna ciudad importante mas y un desierto en el resto de España.
"El pez gordo se come al chico".
Para que pueda existir una armonía económica en todo el espacio económico, es necesario que exista un ente que se dedique a distribuir la riqueza que se crea por todo el el territorio.
Esto suele ser la labor que debe de hacer el Estado, pero en Europa en lugar de Estado tenemos el corral de la Pacheca, es decir: una jaula de grillos, como le decía Carrillo a la UCD.
Y en España en lugar de Estado, tenemos 17 y la madre, es decir: otra jaula de grillos.
Creo que este documento en su conjunto es una perorata que no va a ninguna parte.
ResponderEliminar"Todos juntos somos aún insuficientes para constituirnos en poder constituyente y desde ahí alumbrar un nuevo régimen basado en la igualdad, la libertad y la justicia".
Creo que falta "fraternidad".
Por cierto: por defender la libertad el capital es capaz de matar a su padre; y por defender los derechos humanos es capaz hacer guerras como la de Libia Siria.
Lo que nos falta a la clase obrera es una alternativa al capitalismo, que vamos ciegos desde que cayo el muro de Berlin; pero creo que de unos inútiles como vosotros que lleváis tres años diciendo que creareis un programa y todavía estamos esperando, no se puede esperar mucho.
Hace poco se celebro a bombo y platillo el 25 aniversario de la caída del muro y a este paso creo que podéis sacar número para presenciar el 50 aniversario
Las victorias de Madrid y Barcelona sin una alternativa al capital, duraran poco y mas si cambiamos de hora primera los enchufes de siempre por un familiar en Madrid y por el chulo de la alcaldesa en Barcelona.
"Finalmente, el Frente Cívico “Somos Mayoría” considera pertinente realizar un llamamiento urgente a todas las organizaciones políticas y sociales comprometidas con la ruptura democrática a fin de ir hacia la unidad en la mayoría, concretándola en unos puntos fundamentales que sirvan de base para la construcción de una alternativa al actual sistema de poder político. Con esta finalidad, el Frente Cívico se dirigirá a los actores sociales y políticos y pondrá a su disposición una propuesta programática inicial. Confiamos plenamente en que estas organizaciones estarán a la altura del momento histórico y antepondrán el interés general de la ciudadanía a cualquier otra consideración. Juntos, podríamos".
Confío en que esto seáis capaces de llevarlo a la practica o al menos pongáis el máximo empeño.