fuente: Cuarto Poder
Manolo Monereo
Miembro del FCSM
Miembro del FCSM
fuente: Efe |
¿Estamos interiorizando la derrota? Creo que sí. Las señales empiezan
a estar ahí. Parecería que la única lección que se saca de las elecciones catalanas es el fracaso de Catalunya sí que es pot, derivadamente, de Podemos y, más allá, de Pablo Iglesias.
Si el primer intento serio de unidad es percibido como derrota, si no
se explica bien, lo que viene después es conocido, la lucha, el combate
por la unidad ya no tendría sentido y cada cual se buscaría su propio
nicho electoral, aunque fuera a costa de un conflicto muy serio en un
mismo bloque político-social .
Asombra el coyunturalismo y el electoralismo ciego. Hay diversas
maneras de entender e interpretar los resultados de las elecciones en
Cataluña. Yo no lo voy a hacer ahora, tiempo habrá. Solo prestar
atención en sus consecuencias para el conjunto del Estado, entre otras
cosas, porque si algo dice la experiencia de estos últimos años es que
las percepciones, los marcos y los análisis son cada vez más
diferenciados en uno o en el otro lado del Ebro. Creo que es posible un
acuerdo de carácter general: eran las elecciones más difíciles para la
izquierda transformadora y alternativa. Se pagan facturas viejas y
nuevas; la fundamental, la carencia de un proyecto alternativo de país.
Se intentó durante la campaña y se vio, casi desde el principio, que el
asunto no funcionaba; meter el eje de clase, del conflicto social en una
campaña convertida en un plebiscito entre el sí y el no a la
independencia, era muy difícil y los resultados así lo prueban.
Es seguro que, tanto la dirección de Catalunya sí que es pot
como la de Podemos eran plenamente conscientes de que ésta era la gran
dificultad a vencer. Hay que reconocer la derrota, discutir a fondo sus
causas, los errores cometidos y, sobre todo, rectificar la línea
principal, a saber: no ser como ellos, diferenciarse y hacer una
propuesta comprensible para la mayoría de la sociedad. Las victorias
van, casi siempre, precedidas de derrotas y sabemos perfectamente que
las únicas batallas que se pierden son las que no se dan. Las elecciones
catalanas deberían dar para mucho y no quedarse en el puro y simple
partidismo de los que siempre están dispuestos a aprovechar la
valoración de unos resultados electorales para justificar el sectarismo y
la prepotencia.
Se está olvidando lo fundamental, que podría plantearse del siguiente
modo: las elecciones en Cataluña, ¿favorecen la restauración o
contribuyen a la ruptura? Este debería ser el criterio básico de
evaluación. La resultante es contradictoria y con su punto de
ambigüedad. Es cierto que la crisis del régimen se acentúa y que la
llamada ‘cuestión catalana’ va a estar ahí como problema real durante
mucho tiempo. También parece evidente que el anunciado avance electoral
de Ciudadanos nos dice que el régimen ha sabido fabricar una fuerza de
recambio y que ya existe una derecha alternativa al PP, que le disputará
el centro al PSOE; el partido de Pedro Sánchez no se
hunde y, lo fundamental para ellos, sigue por delante de Podemos.
Analistas de diverso signo han puesto el acento en la profunda y
duradera fractura de la sociedad catalana; visto desde la distancia −que
como antes se dijo es algo más que espacio− lo sobresaliente sería que
por primera vez el voto despectivamente llamado ‘españolista’ no solo se
moviliza en una elecciones autonómicas sino que se organiza como
alternativa política al independentismo. Lo que se daba de forma
fragmentaria y difusa en la sociedad, se traduce en voto y se hace
política.
Hace unos meses argumentábamos que la crisis del bipartidismo era una
de las varias expresiones de la crisis del régimen. No nos
equivocábamos. Con Ciudadanos la cosa cambia, desde el propio régimen,
desde los poderes reales, se fabrica y organiza la expansión de una
fuerza política ‘nueva’, ‘joven’ y ‘moderna’ capaz de construir una
nueva centralidad en la política española desde un programa de
‘renovación’ neoliberal de verdad, es decir, conducir la enésima y
penúltima restauración monárquica en España. El triunfo sería realmente
histórico: cerrar por arriba y por la derecha una crisis de régimen que
empezó por abajo y por la izquierda.
Cuando se dice que Sí que es pot y Podemos han fracasado, lo
que se está diciendo realmente es que se está construyendo una
correlación de fuerzas contra el cambio y que la transformación está
siendo sustituida por el transformismo, es decir, por una operación
política dirigida y organizada por la trama económica, mediática y
financiera dominante. Esto es lo que debería preocuparnos. Llevamos
tiempo discutiendo de listas, de coaliciones, con un movimiento social
estancado y sin perspectivas, sin un proyecto de país alternativo y sin
responder eficazmente a los envites del poder. Llevamos meses a la
defensiva, con un goteo de malas noticias y con la experiencia de Grecia
pisándonos los talones. Ahora no sabemos demasiado bien si lo que
estamos vistiendo es la unidad o a quién culpabilizar de la división. En
medio, las gentes que siguen aspirando a una sociedad más justa e
igualitaria, a construir un futuro para todos y, especialmente, para los
jóvenes condenados a la precariedad, a salarios de pobreza, a la
inseguridad permanente y a la emigración.
¿Esto qué significa? Que los de abajo, los hombres y mujeres comunes
viven ya con el miedo en el cuerpo. Cuando no hay salida colectiva, el
sálvese quien pueda se impone. La restauración en ciernes puede ganar y
duraderamente. Es esto lo que hoy está en juego en nuestro país. Hay un
‘plan B’ de las fuerzas del régimen que se está cociendo a fuego lento y
discutiéndose en las covachuelas del poder. Ese plan tiene dos ejes
claves, modificar el sistema electoral en un sentido aún más mayoritario
y reformar la Constitución orientándola hacia la recentralización
político-administrativa, el autoritarismo social y la defensa de las
políticas que vienen de la Unión Europea, es decir, poner fin a los
elementos progresivos de la Constitución vigente y constitucionalizar
formalmente la nueva correlación de fuerzas organizada por las clases
dominantes. Ciudadanos podría convertirse en el eje de la transformación
política en el país; aparentemente, combatiendo a la casta, a la
partidocracia y a la corrupción y, en la práctica, realizando la otra
‘revolución pendiente’: el neoliberalismo hasta el final en íntima
alianza con la troika.
Hemos hablado mucho de gobierno de coalición PP-PSOE. Con el avance
de Ciudadanos, la perspectiva cambia; estos pueden gobernar tanto a
derecha como a izquierda, aliándose bien con el PP, bien con el PSOE,
convirtiéndose en la nueva centralidad política del país. De ahí la
enorme importancia de la reforma de la Constitución con el objetivo
explícito de adaptarla a la UE que, en lo concreto, significa aceptar el
papel periférico y subalterno que se está imponiendo en la Europa
alemana del euro. Para que se me entienda con claridad: un país
dependiente, un protectorado como España, no puede tener un Estado
social digno de ese nombre, no puede tener derechos sociales y
sindicales avanzados y libertades reales para las mayorías sociales.
Ahora que nos estamos jugando la unidad y que se empieza a
interiorizar la derrota, deberíamos volver a la política en grande y
combatir a los que, de nuevo, quieren imponer el partidismo estrecho y
el sectarismo de siempre. Ahora más que nunca, hay que hacer política,
cerrar lo antes posible los debates de las listas y situar en el centro
los problemas de nuestras gentes. Tenemos dos meses para recuperarnos.
El “sí se puede” que gritamos cada vez que nos juntamos sigue teniendo
pueblo y ciudadanía detrás. Hace falta un proyecto claro y diferenciado
que diga quienes son los enemigos y cómo combatirlos; que denuncie con
precisión lo que significa el programa restaurador neoliberal en curso y
que defienda un proyecto de país alternativo.
¿Quién de verdad representa al día de hoy,sin bandazos programáticos conducentes hacia la "centralidad" y sin convertir a una un gran promesa en un partido camaleónico,los intereses reales de la mayoría social(estatización de las empresas estratégicas,renta mínima para desempleados de larga duración,revisón de la deuda ilegítima y odiosa,impuesto de lujo,equiparación de las sicavs,separación de poderes real,etc.)?Está en Córdoba y se llama J.Anguita.¿Cuándo decidirá retonar al primer plano de la política con el fin de propiciar un partido conglomere,además de IU, a todos los ciudadanos/as que desean hacer un frente común contra el bandidaje,expoliación,degradación social y económica y la corrupción masiva que abunda en el país?
ResponderEliminarNo espero a un mesías que cures todos los males,sino que conformaría simplemente con un dirigente honrado y con las ideas claras.
http://mundosparalelos-kuark.blogspot.ch/2012/07/efectos-de-la-doctrina-del-shock-en.html
Avisos de mantener la alerta que no deben ser desoídos. Excelente análisis.
ResponderEliminarGracias por mantener el faro prendido en medio de tanta oscuridad informativa. La lucidez que aporta Monereo es una buena guía para la acción. Saludos.