Antonio Pintor
Colectivo Prometeo/ FCSM
Con motivo de las fiestas navideñas el
obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha vuelto a alborotar a los
parroquianos con sus declaraciones.
En esta ocasión el tema sobre el que
ha enfocado sus “ilustrados conocimientos” ha sido la familia y
la fecundación artificial, a la que ha calificado de “aquelarre
químico”.
En su carta pastoral “Navidad y
familia”, según publica el Diario Córdoba, dice: “…el hijo
tiene derecho a proceder de una relación de amor entre sus padres, y
nunca como fruto de un aquelarre químico de
laboratorio”. En definitiva y para ser claros que los hijos deben
ser consecuencia de un buen polvo amoroso entre los padres, algo en
lo que seguramente todo el mundo estará de acuerdo con el Sr.
obispo, sobre todo las parejas que recurren a la reproducción
asistida, pues lo hacen, no porque hayan dejado de tener relaciones
amorosas, sino porque a pesar de ello no consiguen engendrar al
deseado hijo, motivo por el que acuden a los conocimientos y la
tecnología que la ciencia (no la brujería) posee para ayudarles a
alcanzar la paternidad.
Utilizar la palabra aquelarre para
referirse a cualquiera de los métodos de reproducción asistida por
parte de una autoridad de la iglesia católica, demuestra ignorancia,
mala fe o ambas cosas, y desde luego una gran crueldad para con las
parejas afectadas, pues el Sr. obispo debe saber, y seguro que lo
sabe, que la institución que preside en nuestra ciudad utiliza ese
término para referirse a una reunión de brujas y brujos para la
realización de rituales y hechizos con los que se invoca y adora al
demonio, el cual se presenta en forma de macho cabrío (de
donde proviene la palabra de origen vasco aquelarre). Al
margen de la valoración que cualquier persona con un mínimo de
sentido común pueda otorgar a estas creencias, lamentablemente la
iglesia católica se las ha tomado históricamente muy en serio y han
servido de argumento para asesinar a miles de personas acusadas de
realizar tales prácticas. Que una persona que se viste con un
ridículo ropaje para realizar una serie de aspavientos, propios de
la superchería de un hechicero o brujo de la antigüedad, mediante
los cuales nos asegura convertir un trozo de pan en el cuerpo y la
sangre de unas de las tres figuras divinas a las que dice adorar,
señale como “hechos de brujería” a las técnicas de
reproducción asistida resulta bastante irónico.
El Sr. obispo nos dice en su carta
pastoral que “…todo tipo de fecundación artificial (inseminación
artificial y anónima, fecundación in vitro homóloga o heteróloga)
rompen esa armonía de la creación por la que los hijos vienen al
mundo como personas, fruto de una relación personal de amor entre
los padres”, y añade “…cuanto más varón sea el varón mejor
para mi”, o sea que el varón debe ser cuanto más macho mejor, y
“cuanto más mujer y más femenina sea la mujer, mejor para todos
en casa”, algo así como seductora, complaciente y fiel esposa y
ama de casa. Al margen de las consideraciones que cada cual haga de
esta forma de ver la pareja lo curioso resulta al comparar estas
afirmaciones con la familia modelo que nos propone: La sagrada
familia.
Nos dice en su carta que “la familia
humana tiene como referencia a la comunidad trinitaria” “y un
icono viviente de esa comunidad trinitaria es la santa familia de
Nazaret, compuesta por Jesús, María y José”, la cual afirma que
“se trata de una familia muy singular, pero es modelo para todas
las familias…”
Efectivamente se trata de una familia
muy singular, pues si nos acercamos a ella desprovistos de la ceguera
que la ignorancia, la credulidad y la superchería produce en quienes
están afectados por la fe religiosa, y le aplicamos la razón a la
historia que nos cuentan, lo que vemos es una familia disfuncional
compuesta por un hijo bastardo de un matrimonio donde no se practican
las relaciones amorosas, aunque si la zoofilia, pues el padre natural
es un ser divino que utiliza un espíritu en forma de paloma para
fecundar a la adúltera madre, algo muy castigado, incluso con la
muerte, por todas las religiones; y cuyo padre oficial, José, no
parece que encaje bien en el perfil de “varón muy varón” ya que
a pesar de estar casado con una bella y hermosa joven, ésta
permanecía virgen hasta la intervención “divina” que la dejó
embarazada. Aunque, para los crédulos, sería durante el periodo de
Esponsales o Desposorio, en que cada esposo permanecía en su casa,
que María halló que había concebido un hijo sin darse cuenta.
Tampoco sale muy bien parado en cuanto a otras de las cualidades que
todo varón debe tener en opinión del obispo de Córdoba cuando
afirma “El varón es signo de fortaleza, representa la
autoridad que ayuda a crecer”. Sinceramente no aparece
ningún vestigio de autoridad en la figura de José por ninguna
parte, más bien podemos decir que es un cero a la izquierda en esta
familia trinitaria, y que las cualidades a resaltar serían la
paciencia, tolerancia e ingenuidad, sino a cuento de qué se iba a
creer que su mujer, con la que no tenía relaciones sexuales, se
había quedado embarazada de un dios y para contárselo le envían a
un ser andrógino del que le salen dos alas de la espalda, lo que
seguramente le daba mucha verosimilitud al relato.
En definitiva que la familia modelo que
nos propone es la antítesis del modelo de familia que nos
recomienda, pues consta de un hijo que no es fruto de las relaciones
amorosas de los padres, sino de la “intervención divina” sobre
una joven casada aunque virgen, una madre que no parece que actúe
como muy mujer y femenina en casa, al menos a lo que las
“obligaciones conyugales” se refiere, y de un varón, lleno de
virtudes, pues de lo contrario sería imposible esta historia, aunque
dichas virtudes sean muy distintas a las que el obispo sugiere como
idóneas.
A esto se le llama ver la paja en ojo
ajeno y no la viga en el propio, y como suele decirse siempre habla
quien más tiene que callar.
No tengo nada que ver con la religión ni con ningún demente obispo pero es cierto que la aceptación de la reproducción asistida puede traer algunos inconvenientes o, por lo menos, cambios que no beneficien al hermanamiento familiar, el único que en mucho lugares queda ya de la propia concepción de COMUNIDAD no centrada en el beneficio personal ni el mercantilismo, dado que entran a formar parte del proceso de inseminación terceros participes que no tienen ningún lazo de afecto con el proceso.
ResponderEliminarPor ello, caben destacar muy seriamente algunas cuestiones que algo tienen que ver con las de estos estúpidos obispos, enfermos de mente e incapaces de hacerse entender dada su educación enfermiza, autoritaria y violenta;
1. La defensa del núcleo familiar tradicional o clásico tiene una característica que resulta especialmente importante; el tipo de relaciones que crea y perpetua, la educación en la valoración positiva de las mismas y la perpetuación de un sistema de relaciones humanas realmente estable, justo y beneficioso para el desarrollo correcto de cualquier persona que no quiera ser más propensa a desarrollar actitudes violentas en la madurez o cuando tenga contacto con una sociedad capitalista (extremadamente violenta e individualista). Estas relaciones no se basan en un criterio economicista, materialista ni egoísta, tampoco buscan o pretenden buscar la rentabilidad personal en la relación. Solo buscan el bien del otro, según el concepto de bien del primero.
Esta es una cualidad positiva de las relaciones clásicas que debería ser mantenida y que cada vez se pone más en peligro por la intromisión de terceros "expertos", o en determinados casos la sociedad ignorante o manipulada para apoyar indirectamente las corrientes filosóficas mercantilistas, que se inmiscuyen en relaciones personales y emocionales de las que no solo no se hacen responsables sino que son ajenos a las mismas.
Cuando empezamos a introducir terceros elementos en la ecuación de la relación del núcleo familiar, como casi siempre pasa cuando algún proceso de la sociedad interviene en la familia (por ejemplo, psicólogos, médicos, obispos dementes, amigos de nuestro hijo/a en la escuela, tipo de educación de nuestro hijo/a en las escuelas...(huelga decir la manipulación que existe, por ejemplo, sobre la historia de España, sobre la estructura del estado, sus poderes, o sobre el tipo de definición que se le otorga al concepto éxito o fracaso y bajo qué contextos y acciones se enmarca (todas ellas capitalistas y de competitividad individualizada y descarnada))), dejamos a un lado el tipo de experiencia que los padres tienen respecto a SU relación personal, cambiamos algunos parámetros y estos pueden suponer un cambio que no es necesariamente positivo.
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ResponderEliminarEn consecuencia, cabe plantearse seriamente unas cuantas cuestiones sobre los procesos que, aparentando no ser importantes, poseen mucha mayor trascendencia en la evolución y desarrollo de las relaciones familiares intranucleares, y la evolución y desarrollo de estas mismas con el entorno social en el que operan, cuando no se encuentran ajenas al mismo (en proyección) dentro de su hogar.
Cuidado porque podríamos estar apoyando procesos precursores de el único espacio en el que en la actualidad, las relaciones comunitarias realmente siguen siendo posibles, eliminando la posibilidad de que las nuevas generaciones tengan una base emocional y perceptiva basada en la colaboración, la empatía y la mutua valoración honesta y sincera y sustituyéndola por la que algunas clases estarían deseando que tuviésemos como seres humanos, para así no tener sino a individuos plenamente desarraigados, fáciles de manipular y explotar.
Puede parecer una exageración, pero bien merece ser prudente y riguroso en los análisis respecto al tipo de relaciones existentes en una sociedad direccionada por las ideologías de clase dominante y la relación que tienen con las del núcleo familiar, por lo general siempre es una relación e influencia con resultados negativos, aunque todo depende de cómo evolucionen las corrientes de pensamiento y valores de esa misma sociedad.
Dentro del siempre particular rebaño católico hay algunos obispos que brillan con luz propia, individuos capaces de defender en público, sin pudor ni vergüenza alguna, la más arcaicas y retrógradas visiones de ese casposo catolicismo anclado en el Medievo y más atrás, en donde el mayor adelanto científico era el carro tirado por bueyes y el conocimiento era una mezcolanza de superstición y engaño. http://diario-de-un-ateo.blogspot.com.es/2015/12/sobre-aquelarres-quimicos-y-demas.html
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