Rafael Juan Ruiz
Miembro del Frente Cívico y del Colectivo Prometeo
Haciendo un esfuerzo sobrehumano
para sobreponerme al espectáculo bochornoso protagonizado por Rajoy y Rivera, me
atrevo a hacer unas consideraciones de la situación política, y, sobre todo
social, en la que nos encontramos. El dejá-vu del 26J nos sumió a todos en una mezcla
entre desazón, incomprensión, tufo a pucherazo y, en mi caso, aquello de “parece mentira que volviéramos a creer que
íbamos a hacer algo”.
Por eso, no quisiera perder mucho
tiempo en el “qué ha pasado”.
Prefiero pensar en propuestas de futuro. Antes, sin embargo, 4 cosas que no
deberíamos olvidar nunca más:
1. Deberíamos no volver a minusvalorar al
adversario. Tenga las cabezas o las etiquetas que tenga. Nunca, y estaría
bien que lo recordemos siempre, nunca,
la izquierda (perdón si a alguien le molesta) va a ganar posiciones políticas
en los tableros de ajedrez. Por muy buenos jugadores que tengamos (que los
había). Por muy bien que se haya pegado la patada al tablero. Si dónde nos
jugamos “las habichuelas” es en el terreno mediático, en los estudios de
tendencias, en las campañas de efectos, en ese terreno, siempre nos ganarán.
Porque tienen más medios (infinitamente más medios) y porque a la gente de
izquierdas no se les gana con esos métodos.
2. Unidos Podemos se ha hecho llamar “la rama
pro-institucional del 15M”. Se ha reivindicado como heredera de aquel
movimiento sin par, de aquella experiencia tan fantástica que supuso que la
población quiso implicarse, mediante la reivindicación desde la colectividad,
para influir directamente en sus condiciones de vida. Pues bien, si algo ha quedado
claro es que eso es falso. Sobre
todo, en Podemos. La elaboración de los programas no se ha hecho desde las
bases, las candidaturas se han hecho a dedo desde “el que manda”, buscando al
famoso o a la destacada antes que a la ideologizada o al socialmente
comprometido, y con actos electorales en las provincias que las mismas
organizaciones del territorio desconocían dos días antes. En algunos casos, los
“partidos del régimen” han tenido procesos más democráticos y horizontales.
3. Del descaro, de la osadía, de la frescura,
de la rebeldía, del discurso que la mayoría social entendía como suyo y veía,
con admiración, cómo había gente que no se amilanaba ante la caverna mediática,
se pasó al “compañero socialista”, a declaraciones lamentables, a decir que las
cosas no se cambian en la calle, a moderar hasta la decepción los objetivos
(Renta Básica, la construcción europea, el antimilitarismo, las
nacionalizaciones de empresas estratégicas,…) Pablo Iglesias pasó de la
llantina simulada en el polideportivo de Fátima con su entonces referente,
Julio Anguita, a manifestar su amor (también) por Zapatero, a quién reconoció
que le hacía consultas. Imagino que ZP no le avisó que en agosto pediría que su
partido, el PSOE, dejara gobernar a Rajoy. Por cierto, estoy convencido de que
a Julio le habrán encantado estos
flirteos. Pablo le ha pagado de una
forma extraña su apoyo en el mitin de Córdoba.
4. Termino
con el pasado para engarzar con el futuro. Sabíamos
que, hubiera o no “sorpasso”, sería imposible gobernar. Algunos pensamos
que tampoco es tan dramático. Sé que quienes están en el paro o sufriendo la
estafa con extrema gravedad me dirán que no pueden esperar más. Pero a ellos
intentaré explicarle a continuación el por qué estoy convencido de que, en la
situación actual de desmovilización, poco podría haberse cambiado. Desde el
Frente Cívico insistimos mucho en la campaña electoral en que, una vez
conseguida la confluencia política, el 27J había que empezar a conformar la
social. O la sociopolítica. Y, en esas, aunque con menos diputados de los que creíamos,
estamos. Supuestamente, hace dos años, lo hubiéramos firmado.
En cuanto que la derecha política haga su paripé y acabe
encumbrando a los adalides de la corrupción en el gobierno, tendremos que
mirarnos a la cara y pensar qué hacemos. De momento, empiezan a darnos pistas.
Esta semana Montoro ya ha mandado sentencias de muerte a las ciudades españolas
para que den matarile a las empresas
públicas que son deficitarias. ¡Cómo si ese concepto se pudiera emplear para lo
público! En nuestro caso, quiere cargarse AUCORSA y CECOSAM. Y, cómo no,
regalárselas a algún amiguete que tendrá una empresa que no estará precisamente
preparada para acoger altruistamente las pérdidas, sino que hará lo que hacen
allá donde ya están (pregúntenle a nuestros vecinos de Jaén): autobuses
ruinosos, sin aire acondicionado, sin pisos bajos para facilitar la movilidad,
tornos para entrar en los coches, y, sobre todo, salarios miserables y
condiciones laborales al uso de “lo
privado”. Porque, que no se nos olvide, en lo privado quienes se llevan los millones son los dueños (se los
llevan, con la bandera de España en su reloj, a Andorra, las Caimán, Panamá o
cualquier otro paraíso fiscal que tienen montado y que, a pesar de que queda feo, nadie los elimina) Para los
trabajadores, cinturón “apretao”, que hemos comido por encima de nuestras
posibilidades y estamos muy gordos.
¿Nos quedaremos la ciudadanía cordobesa parada? ¿Dejaremos
que esto ocurra? ¿Defenderemos lo nuestro o haremos como con las
inmatriculaciones de la iglesia católica: mirar para otro lado que ¡tan malo no
será!?
La caja de las pensiones está a punto de perder hasta su
nombre. El gobierno del PP se ha dedicado a meter la mano en nuestro pan para
el futuro. Todo lo que hemos ido cotizando durante décadas para que cuando
seamos viejos nos podamos jubilar con cierta dignidad, nos lo han robado. Lo
han cogido para salvar bancos. O para pagar deuda ilegítima. O para aflojar un
déficit que, a pesar de ello, está ya en el 100% de nuestro PIB. ¡Total! Como
ellos y sus amigotes no necesitan pensiones, los trabajadores ¡que se busquen
la vida! Para eso ellos, la derecha política española, cambiaron la sagrada
constitución una calurosa noche de verano en la que ZP se tapó los ojos y
olvidó aquello de “nunca haré nada que perjudique a los trabajadores”. Pues va
a llegar el momento, muy pronto según los economistas libres todo el mundo, en
el que, entre que se permite que los empresarios falseen los contratos, que la
caja no tiene dinero, que el déficit no deja nada para ingresar, que seguirán
robando a mansalva con su corrupción, o los recortes que exigirá la Unión
Europea y que ellos llevarán a cabo obedientemente, en que los jubilados tendrán
una pensión con la que ya no podrán sustentar a aquellos hijos que volvieron a
casa a la tierna edad de cuarenta y tantos y con unos preciosos nietos a los
que alimentar. ¡Maldito voto contra los bolivarianos que nos quieren quitar las
casas! dirá alguno entonces.
A la vez, trabajadores y trabajadoras de este país, nos dicen
que hemos bajado los números del paro. Ahora hay “chanchulletes” para llevar
algo a casa. Diez o doce horas por 500 o 600€, sin descanso semanal; de alta en
media jornada y el resto en negro; sin poder ponerse enfermo; si te da, mujer,
por quedarte embarazada, ya sabes que ni vuelvas; A eso, ellos le llaman éxito
de las leyes aplicadas al mercado laboral. Otros le llamamos esclavitud. Pero,
tendremos que estar “al loro”, pues ya hemos oído que la “bendita” Unión
Europea nos exige una nueva reforma laboral. Es normal. No es de recibo tamañas condiciones laborales. Habrá que
exigirles a los trabajadores un nuevo esfuerzo.
Podemos añadir el estado en que están dejando la educación,
en la que ya sólo los hijos de los ricos vuelven a tener opciones de tener una
carrera. O nuestra sanidad, desmantelada totalmente en algunas comunidades y,
en otras, como la nuestra, que al mirarla no la conoce ni la madre que la
parió. O cómo se mantienen y se perpetúan los privilegios a la iglesia
católica. O cómo se mira hacia otro lado con el terrorismo machista y volvemos
a retroceder a pasos agigantados lo poquito que habíamos avanzado en la
educación en igualdad. O cómo seguimos colaborando activamente, con la
presencia en nuestra tierra de las bases americanas, en los crímenes del
imperialismo. O como dejamos morir de
hambre a refugiados provocados por esas guerras que llevamos a sus países por
nuestros intereses. Podríamos llenar mucho papel. Sé que no es lo correcto.
Pero algunas veces creo que deberíamos hacerlo. Por si acaso nuestra conciencia
nos juega una mala pasada y seguimos viendo el fútbol.
Y, ahora, la pregunta del millón: ¿qué hacemos? ¿miramos
pasar todos estos misiles hacia nuestras vidas como la cabra que mira pasar el
tren? ¿tanta anestesia nos ponen a diario para que no nos duela ni nos
enteremos de lo que nos hacen?
En el Frente Cívico, como antes mencioné, estamos
convencidos de que no queda otra que la implicación de todos y cada uno de
nosotros en defender una vida digna, que garantice los derechos humanos, en la
que el planeta sea el centro de nuestra preocupación, en la que se reparta de
manera justa la riqueza que generamos los trabajadores. Por eso algunos creemos
que, aunque hubiera ganado un Unidos Podemos firme y con la idea clara de hacer
frente al austericidio, no hubieran podido parar por sí mismos las afrentas de
la Unión Europea y del IBEX35. Sólo tenemos que ver los auténticos malabares
que están haciendo aquellos concejales de las confluencias para hacer lo más mínimo sin caer en la ilegalidad.
Que se lo pregunten, por ejemplo, a Rafael del Castillo, delegado de Asuntos
Sociales en el Ayuntamiento de Córdoba. Atado de pies y manos por las leyes
europeas y del estado, sólo su tenacidad, su honradez y su compromiso, y un
alto grado de valentía, le han llevado a conseguir logros impensables para las
personas que lo están pasando peor. Pero sin la ayuda de la movilización de
Stop Desahucios, esos logros hoy no existirían. Porque, al final, lo que se
hace es lo que la gente quiere, necesita, reivindica, lucha. Un pueblo dormido,
pasota, que prefiere anestesiar su dolor con la indiferencia y el mirar para
otro lado, tendrá lo que “otros” quieran que tenga.
A partir de septiembre no me cabe ninguna duda de que
volverá la movilización. Esa movilización de la que algunos sacaron provecho
electoral y que ahora reniegan de ella. Va a volver, a llenar de dignidad las
calles y plazas, a demostrar a quienes son reacios que el compromiso con lo que
tenemos alrededor es una, si no la más bella, responsabilidad de todo ser
humano. El pasado mes de junio, en la fiesta de graduación de mi hijo mayor, el
director de su instituto les conminaba a no ser sólo, en el futuro, buenos
universitarios y buenos profesionales, sino a implicarse en la sociedad que les
ha tocado vivir y mejorarla. Siempre mejorarla.
Queda por ver cuál va a ser la actitud de los partidos de
la confluencia y de la propia confluencia. De los ¿sindicatos? mayoritarios. No
importa. En todo caso, hay un autobús llamado dignidad que está preparado para
salir el 1 de septiembre. Ya hay gente dentro, pero es muy grande. En el
recorrido esperamos tener que pedir una inmensa flota para dar cabida a todo el
quiera subirse. ¿Destino? El que decidamos.
Rafa, más claro, agua. Así se tiene que hablar, clarito pa' que se entienda!!
ResponderEliminarSalud!!
Apreciado amigo, como dicen en mi pueblo "te has despachao a gusto". Un buen repaso a la situación sociopolitica. Lamentablemente muchas de las victimas de esta situación son ademas complices y corresponsables de la misma con su apoyo electoral a los partidos mayoritarios. Enhorabuena por tu meticuloso análisis
ResponderEliminar“El pasado mes de junio, en la fiesta de graduación de mi hijo mayor, el director de su instituto les conminaba a no ser sólo, en el futuro, buenos universitarios y buenos profesionales, sino a implicarse en la sociedad que les ha tocado vivir y mejorarla. Siempre mejorarla.”
ResponderEliminar¡Paideia!¡Paideia!¡Paideia! La cantera democrática está en los institutos, mucho más que en la calle y en las instituciones. ¿Imaginamos que en todos los centros docentes del país fuera ese el mensaje? Y no solo eso, sino que la POLÍTICA, la formación del espíritu democrático y las actitudes de compromiso social empaparan el ser y el sentir de cada miembro de esos centros. ¿Cómo se puede conseguir eso? ¿Por generación espontánea? La izquierda de antaño lo tenía claro: la instrucción de las masas y la conciencia cívica. No hay otro modo de conseguir la hegemonía de emancipación. Hoy no lo ignoramos, pero ahí están dominando el sistema educativo los “valores y principios” del mercado, el individualismo, el miedo, la sumisión y la inmersión irresponsable en el sistema. Las meritorias excepciones no parecen suficientes para provocar los cambios culturales. Modifiquemos la pregunta del millón: ¿Es aquí donde hay que empezar a hacer algo más?
Por lo que respecta a tu análisis, enhorabuena, porque pone al desnudo de forma genial la realidad que padecemos y marca la senda de la necesaria acción.
Rafa, como siempre tu análisis es un paradigma de concienciacion además del fiel reflejo del espiritu critico que te caracteriza.Tu honestidad y sentido de la justicia demostradas en el dia a dia son el mejor ejemplo que puedes ofrecer a esta sociedad adormecida que vota a los corruptos y que al contrario que la cabra es imprescindible que detenga su mirada y pase a la acción ya que nos va en ello nuestra propia supervivencia. Un abrazo
ResponderEliminarEnhorabuena, amigo Rafa. En estos días que vivimos y comprobamos que la derecha se rearma, que el cambio real de tanta mezquindad, miseria y corrupción, parece imposible, es importante levantar la voz y gritar alto denunciando los desmanes de esta clase política que condena al sufrimiento y la exclusión a millones de ciudadanos. Como recoges, el cambio llegará (si llega) cuando la izquierdas deje de mirarse el ombligo y acepte el reto de movilización social, de convocatoria de colectivos y plataformas sociales y, trabajando junto, lograr, como recoge el FCSM, ese contrapoder necesario para transformar esta dura realidad que padecemos. Gracias, rafa. Un fuerte Abrazo Juan García
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