Intervención de nuestro compañero Diosdado Toledano ( Front Civic de Catalunya) en el Foro Internacional " No al Euro"
16 de septiembre de 2016
Chianciano Terme ( Italia)
El estado español, compuesto por una pluralidad
de naciones y pueblos, se encuentra en un periodo de inestabilidad política,
resultado de la crisis del bipartidismo que alternó en el gobierno en los
últimos 30 años. El PSOE que continúa reclamándose de izquierdas, junto al PP y
las formaciones nacionalistas de derecha, han compartido las políticas de
ajuste y austeridad impuestas por la “Troika” en los últimos años. Por
consiguiente, preferimos referirnos a las izquierdas en el estado español.
Bajo la prolongada dictadura fascista en
España, las “democracias” europeas y su nivel de bienestar y derechos sociales
fueron una referencia para una mayoría de la sociedad. Tras la muerte de Franco
y la transición de la dictadura a la democracia, la incorporación del estado
español a la Comunidad Económica Europea el 1 de enero de 1986 contó con un
amplio consenso social. El sueño de consolidar la democracia parlamentariay,
sobretodo, alcanzar el nivel de vida de los países europeos más desarrollados era
mayoritario. Tres años más tarde la moneda española, la peseta, se incorporaba
al Mecanismo de cambio del Sistema Monetario Europeo; en junio de 1991 se
suscribió el Acuerdo de Schengen y con ello la apertura de fronteras; y en 1992
se firma el Tratado de Maastricht con sus cuatro requisitos de convergencia
económica. Tratado que da lugar a la denominación de la Unión Europea. Ese
mismo año, en la cumbre de Edimburgo, se instauró el Fondo de cohesión para los
países con una renta por debajo del 90% de la media de la UE.
La terrible dictadura de Franco era el pasado,
la Unión Europea aparecía como el futuro prometedor, el europeísmo se convirtió
en una seña de identidad, a pesar de todos los sacrificios que comportó el
proceso de integración como consecuencia de la aplicación de las condiciones de
Maastricht, los efectos negativos de las políticas agrarias de la UE, el cierre
de la siderurgia y los astilleros, etc. En 2005 España refrendó el proyecto de
constitución europea por amplia mayoría del 77% de los votos, pero con una baja
participación del 42%. Estemismo proyecto meses más tarde fue rechazado en
Francia y Países Bajos…y finalmente abortado.
Del
europeísmo al euroescepticismo en España ¿Qué ha pasado?
El pasado 8 de junio, el periódico El Pais,
nada sospechoso de antieuropeo, publicaba los resultados de una
encuesta-estudio donde señalaba que España era uno de los países europeos donde
más había crecido la opinión desfavorable a la UE, desde el15% en 2007, al 49%
en 2016. Otro de los datos de dicho estudio indicaba que en el espectro
sociológico de la derecha el 59% es más favorable a la UE, mientras esa opinión
es minoritaria en la izquierda sólo un 35%.
¿Qué ha pasado para que se haya producido tal
cambio en la opinión en la sociedad española respecto de la UE?
El despertar de la sociedad española del sueño
de una Unión Europea como marco de mayor democracia y bienestar social ha sido resultado
de las políticas de ajuste y austeridad impuestas por la Comisión Europea y el
BCE, bajo los gobiernos del PSOE con Rodriguez Zapatero y del PP con Mariano
Rajoy: destrucción de empleo hasta cerca de 6 millones de personas en paro,
erosión de los derechos básicos en salud, educación y protección social como
consecuencia del recorte del gasto social, involución democrática con la
contrarreforma de la Constitución española del artº135 que consagra el objetivo
del déficit y la deuda, reforma regresiva del sistema de pensiones que alarga
la edad de jubilación a los 67 años bajo Zapatero, contrarreforma laboral que
elimina derechos laborales y agrava la precariedad laboral bajo el gobierno de
Rajoy, como consecuencia de todo ello, aumento de la pobreza, de la
desigualdad, de la indignación social, pérdida de confianza en las
instituciones y por consiguientedeslegitimación
creciente de estas ante la ciudadanía.
El movimiento de los indignados del 15M, en sus
lemas y consignas, exteriorizó el malestar de una mayoría social que se
identificó y simpatizó con este movimiento ciudadano. Lemas como “No nos
representan”, “Le llaman democracia pero no lo es”, “PP, PSOE la misma “mierda
es”, “No es la crisis, es el sistema”, etc., junto al rechazo de las
privatizaciones y la defensa de lo público para garantizar los derechos
sociales, la defensa de un proceso constituyente, etc. El 15M adquirió una
conciencia crítica con la UE en la movilización contra el “Pacto europlus” y
posteriormente contra la intervención del BCE, la famosa carta de Trichet, y la
concesión de la reforma de la constitución española.
Tiempo más tarde, tras el declive del
movimiento 15M, y el relanzamiento de la movilización con las “Marchas de la
dignidad” contra las políticas del gobierno de Mariano Rajoy, y en defensa de
reivindicaciones fundamentales “Pan, techo y trabajo”, “No al pago de la
deuda”, etc.
La indignación y la movilización social, se
expresó más tarde en el plano político en el surgimiento de nuevas formaciones
políticas, los llamados partidos emergentes, especialmente Podemos, que dieron
un golpe al régimen de alternancia de los dos grandes partidos PP y PSOE, el
llamado bipartidismo, y abrieron un periodo marcado por la inestabilidad
política, cuya expresión es la dificultad para alcanzar la gobernanza del
Estado español después de las elecciones del 20D de 2015, y tras las segundas
elecciones del 26Junio de este año con el reciente fracaso de la investidura
presidencial de Rajoy.
Las instituciones políticas de gobierno y
legislativas del histórico laberinto español, dado su carácter plurinacional,
también han sufrido los efectos de la pérdida de legitimidad por la renuncia a
la soberanía popular en beneficio de las instituciones europeas y las
oligarquías centroeuropeas. En este contexto, las presiones de la CE en favor
de una recentralización para aplicar de manera homogénea las políticas de
ajuste y austeridad, ha permitido a las fuerzas nacionalistas, especialmente a
la derecha conservadora catalana CiU, ahora reconvertida en PDC, agitar la
presión independentista en un terreno abonado culpando exclusivamente a
“España” o “Madrid” de todos los males.
En el origen de la crisis económica, social y
política del estado español, encontramos a la Unión Europea, el euro, y las
políticas de su oligarquía dominante para asegurarse que los países endeudados
devuelvan la deuda, aunque ello signifique su destrucción. Una gran parte de la
sociedad española ha hecho un diagnóstico elemental, ha constatado que la UE
lejos de asegurar el progreso social y más democracia ha significado lo
contrario, que el tiempo pasa sin que la UE cambie de políticas, observa que
las diferencias en su seno se incrementan, que insultan, roban y maltratan al
pueblo griego, y que la ciudadanía del Reino Unido ha votado salir de la UE.
Todo ello confirma su creciente euroescepticismo.
La crítica
a contracorriente del euro de una minoría lúcida
Izquierda Unida, cuando Julio Anguita era su
Coordinador General, denunció y se opusoal Tratado de Maastricht y a sus criterios
de convergencia. El equipo de economistas formado por Pedro Montes, Juan
Francisco Martín Seco y Jesús Albarracín que trabajaba estrechamente con Julio,
tuvo la honestidad y lucidezde anticipar las consecuencias del diseño de una
Unión Monetaria, que no tenía en cuenta las asimetrías existentes entre los
países más desarrollados y los de menor productividad, que no puso en marcha desde
el principio una política fiscal y una Hacienda pública comunitaria que,
mediante una política de redistribución justa y suficiente, evitara los
desequilibrios previsibles y mutualizara la deuda entre los estados miembros.
En definitiva, que atendiera las necesidades de países, como España, que debían
recurrir periódicamente a la devaluación de su moneda para reequilibrar su balanza
de pagos y evitar que se disparase su déficit y deuda exterior.
Este posicionamiento de Izquierda Unida fue
resultado de un agrio debate con una minoría acrítica con el modelo de
construcción de la UE, que finalmente rompió y se incorporó en su mayoría al
PSOE.
La puesta en marcha de la moneda única, el
euro, también fue objeto de la valiente crítica de este grupo de economistas.
Tras su implantación se confirmó rápidamente los desequilibrios en la balanza
de pagos por cuenta corriente, llegando a acumular en 2013 un pasivo frente al
exterior de 2,3 billones de euro (2,3 veces el PIB), que a su vez tuvo un
efecto de socialización hacia la deuda pública, que pasó del 36% del PIB en
2007 al 101% en la actualidad.
La reflexión crítica, poco a poco fue extendiéndose,
en mayo de 2013 se publicó el I
Manifiesto “por la recuperación de la soberanía económica, monetaria y
ciudadana, salir del euro” suscrito por más de 2500 personas, entre la
cuales el propio Julio Anguita, Pedro Montes y una pluralidad de activistas
políticos y sociales. En abril de 2015 se publicó el II Manifiesto “Salir del
euro” y el 13 de junio del mismo año se constituye la Plataforma por la salida
del euro, y se convoca el “Primer
encuentrode Movimientos Emancipatorios de
los Pueblos del Sur de Europa” el 10-11 de octubre en Barcelona, con el lema “Por la salida del euro y la recuperación de
la soberanía”, la recopilación de las ponencias y trabajos se editaron en
el libro “Librarse del euro”.
En este periodo, diversas organizaciones político-culturales
como Socialismo21 y ciudadanas, como el Frente cívico, dan el paso delante de
promover abiertamente la lucha por la salida del euro y la ruptura con la
actual UE, ante la imposibilidad de su reforma. Otros colectivos y
personalidades políticas se han ido manifestando en similar sentido, y en la
primera Fase del XX Congreso del PCE celebrado este año se aprobaba una clara
posición a favor de la salida del euro.
Sin embargo, este movimiento de opinión en
crecimiento, todavía no ha penetrado en el espacio de la representación
parlamentaria, tampoco ha ganado a sus posiciones a la mayoría de Podemos e
Izquierda Unida.
¿Quién
representa políticamente el creciente “euroescepticismo” en España?
Aunque fuera por oportunismo electoral, cabría
pensar que, ante la dimensión alcanzada por el euroescepticismo en España, que
se ha incrementado con rapidez en los últimos tiempos, surgiría una fuerza
política dispuesta a representarlo, sin embargo,esto no ha sucedido, ni desde
posiciones de la llamada izquierda clásica o emergente, ni tampoco de las
derechas o una potencial derecha populista. Hoy por hoy, el Partido Popular
agrupa desde los sectores reformistas que desde el régimen franquista apostaron
por la transición a la democracia, como de sus descendientes que han crecido en
el nuevo sistema, de los ámbitos conservadores de la iglesia católica, como de
todos aquellos que buscaron cobijo en un partido de gobierno.
Es más, las formaciones electorales que han
competido con el PP desde su derecha extrema, han puesto el acento en la
crítica al aborto, en la defensa de la “unidad de España”frente a los
nacionalistas periféricos, pero no se han distinguido por un populismo crítico
con la UE.
Las derechas nacionalistas, PNV, CiU ahora PDC,
han profesado desde el principio un apoyo al proyecto de la UE, particularmente
en su evolución actual, por compartir especialmente CiU-PDC la ideología
neoliberal a ultranza, o por considerar que la UE apoyará tarde o temprano su
proyecto independentista frente al estado español, hipótesis que los hechos, y
el temor a un contagio en el seno de sus estados miembros, hoy por hoy
desmienten.
En lo que se refiere al PSOE, este partido, junto
al PP, han sido los grandes promotores de la incorporación de España a la UE, a
sus tratados y políticas. La gestión del gobierno socialista bajo Zapatero ha
sido de subordinación y servilismo a las instituciones europeas. Fiel a la
cogestión en las instituciones europeas de la alianza entre la socialdemocracia
y la derecha conservadora neoliberal. En todo caso, su propuesta es la de
avanzar en la integración europea, pero sin proponer medidas efectivas para
hacer frente a la oposición de los poderes dominantes de la UE a la puesta en
marcha una Hacienda común que redistribuya los superávits para garantizar el
equilibrio económico de los países más vulnerables y endeudados, que mutualice
la deuda, etc.
El
posicionamiento del PSOE y Ciudadanos, y de Unidos Podemos sobre la cuestión
europea en las elecciones del 26J
Antes, durante y después de la última campaña
electoral, los portavoces de la Comisión Europea, presionaron públicamente a
favor de corregir el déficit público, atenerse a los objetivos marcados, y
abordar el consiguiente recorte presupuestario, so pena de aplicar una multa de
más de 2 mil millones de euros y la congelación de los fondos de cohesión.
Ante esta ingerencia y amenaza de la Comisión
Europea, la respuesta de los partidos con representación parlamentaria, fue
como norma el silencio. Para encontrar una explicación, hay que leer las
propuestas sobre la UE, en los acuerdos y programas del PSOE, Ciudadanos y
Unidos Podemos:
Resumidamente el PSOE y Ciudadanos proponen:
-
“Avanzar en la integración económica
europea: hacia un gobierno del euro”: Trabajar con todas las fuerzas políticas
para forjar una posición común sobre la reforma de la Unión Económica y
Monetaria que implique completar la Unión Bancaria, la puesta en marcha de una
verdadera Unión Fiscal, incluido un Tesoro Europeo y la Unión Social. La
culminación de la Unión Económica debe ir acompañada de mecanismos de refuerzo
democrático y rendición de cuentas ante los ciudadanos”.
Unidos-Podemos
defienden:
-
Nueva senda de
reducción del déficit:
El próximo gobierno deberá presentar y acordar con las autoridades europeas una
nueva senda de reducción del déficit público que resulte coherente con las
prioridades de nuestra economía: apuntalar la recuperación económica,
incrementar el ritmo de creación de empleo, impulsar inversiones públicas que
modifiquen el patrón de especialización industrial y fortalecer los servicios
sociales y el Estado del Bienestar para luchar contra las desigualdades.
-
40. Reforma de la
gobernanza económica en la UE: Impulsar una reforma de las
instituciones europeas que democratice la toma de decisiones políticas y
económicas en la Eurozona…
-
41. Reforma del Pacto de Estabilidad y
Crecimiento, y del Pacto Fiscal: El gobierno de cambio impulsará en las
instituciones europeas una reforma profunda del Pacto de Estabilidad y
Crecimiento, y del Pacto Fiscal, eliminando el 16 objetivo de equilibrio
presupuestario estructural y flexibilizando los objetivos de déficit…
-
42. Conferencia
Europea de la Deuda:
Impulsar una Conferencia Europea de Deuda que ponga en la agenda política de la
Unión Europea la reestructuración coordinada de las deudas públicas en el marco
de la zona euro…
En definitiva, todos ellos, permanecen presos de la ilusión
de la reforma de la Unión Europea, en un sentido federal, fiscal, y de
mutualización de la deuda. Un discurso
impotente ante la UE “realmente existente”.
Los
dilemas y riesgos de mantener la ilusión sobre la reforma de la UE
Las izquierdas del estado español, desde la
socialdemocracia socio-liberal, a Unidos-podemos, bajo la presión y amenazas de
la Comisión Europea, están emplazados a una definición, crucialpara su credibilidad,
y la cuestión decisiva es que hacer frente al euro y la Unión Europea.
Los partidos de gobierno que han gestionado las
políticas de ajuste y austeridad impuestas por la Troika, sin abordar la
cuestión de fondo, han sufrido un gran desgaste social y electoral. La crisis
de hegemonía del bipartidismo es inseparable de esta cuestión.
PSOE y PP, han sufrido la pérdida de parte
sustancial de su espacio electoral, en beneficio de Podemos y Ciudadanos.
El propio PSOE, ante los cantos de sirena del
Partido Popular para formar la “Gran coalición”, recuerda el suicidio del Pasok
en Grecia, siente el aliento en su nuca de Podemos, y ha hecho fracasar el
intento de la derecha española de formar gobierno.
Tras el “Brexit” la agudización de la crisis
política en la UE, hace menos creíble socialmente el discurso “reformista de izquierdas”
de la UE.
Mientras, se acercan las nuevas tormentas de la
crisis económica internacional y europea, la situación económica-social en
España sigue siendo muy grave, el desempleo supera el 20%, la pobreza y la
desigualdad aumentan, los factores favorables que explican el crecimiento
económico en España -en la actualidad en regresión- pueden agotarse en
cualquier momento.
Las formaciones políticas que se proponen
gobernar, o realizar una oposición efectiva y movilizadora socialmente, no
pueden seguir mirando hacia otro lado ante las políticas neoliberales de la UE.
Deben liberarse de la presión de los poderes económicos-políticos y mediáticos
que defienden por su propio interés el “status quo” de la UE. Deben romper con
las ataduras cuasi religiosas e irracionales con una Unión Europea
irreformable.
La presión y chantaje de la Comisión Europea
sobre el déficit público y efectuar un recorte presupuestario en 2017 de más de
15.000 millones, que previsiblemente reducirá el gasto social, junto con el
agotamiento a corto plazo del fondo de reserva de las pensiones y la
consiguiente amenaza de nueva contrarreforma, aboca a severos conflictos
sociales.
La cuestión nacional prosigue su tensión,
agravada por la renuncia a la soberanía popular en el estado español, y por
tanto sin los instrumentos económicos para dar una solución a los problemas
reales que “calientan” este conflicto histórico.
La inestabilidad política prolongada, sin
soluciones que vayan al fondo de la cuestión: salida del euro, el impago y
reestructuración de la deuda, desconexión de la UE, reorganización de la
cooperación económica en condiciones justas y de igualdad con los países del
Sur de Europa, u otros, puede entrar en una espiral de mayor crisis y
convulsiones con el paso del tiempo.
Los riesgos de descomposición política y
social, de desesperanza de la ciudadanía ante la frustración de padecer
políticas de mayor ajuste y austeridad, que agravan la situación económica, y
abocan a estados fallidos, como vemos en Grecia, pueden extenderse a otros
países.
El riesgo de degradación de la situación
económica, acumulará un enorme coste, y hará más difícil la salida inevitable de
la Unión Europea antisocial.
El riesgo, que tarde o temprano, la derecha
populista se reorganice siguiendo la estela del Frente Nacional, u otras
formaciones similares, no puede subestimarse.
Hay que dar un paso al frente, y como siempre a
lo largo del curso de la historia, hay que cortar el correspondiente “nudo
gordiano”, “cruzar el Rubicón”, o asaltar el Palacio de Invierno. En estos
momentos, y tras la senda abierta por el Brexit, la izquierda transformadora
debe levantar la bandera de la recuperación de la soberanía popular, salir del
euro y de esta Unión Europea, forjando una amplia alianza emancipatoria con
todas las fuerzas políticas y sociales democráticas que compartan este objetivo.
Probablemente,la salida del euro no es
suficiente para alcanzar la transformación socialista, pero sin duda, es una
condición “sine quanon”.
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