Tomás Ramírez Arévalo
Mesa Estatal del FCSM
FCSM Cinco Villas ( Zaragoza)
Durante estos primeros días
de enero del recién estrenado año natural es muy normal marcarse
objetivos y aspiraciones para el futuro más inmediato. Una forma de
hacerlo es echar una mirada al tiempo que dejamos atrás y con la experiencia adquirida reforzar o renovar nuestras ilusiones y anhelos para el nuevo calendario.
Pienso que hacer esto en política es,
además de recomendable, necesario. Lo que ocurre es que cada vez que se
hace este ejercicio da la impresión de que pasen las hojas del almanaque
que pasen nada cambia, nada se renueva, todo sigue igual. Es ‘Año Nuevo’ pero no lo será por mucho tiempo.
Tras la visibilización de la gran
coalición gobernante ‘blaugrana’ (azul=PP, rojo=PSOE) aderezada con el
naranja ciudadano más feo de la historia, a nadie se le escapa que se
nos vienen encima, otra vez, cruentos ataques contra nuestros derechos laborales, ecológicos, sociales y políticos.
Éstos se llevarán a cabo, recordémoslo por enésima vez, gracias a la reforma del artículo 135 de la Constitución, que es de obligado cumplimiento bajo la imposición de una Unión Europea que se descompone. Los hombres de negro hace tiempo que están entre nosotras y nosotros atentando contra la dignidad de la mayoría social.
Una vez más comprobaremos como al poder económico y político que sufrimos, sea patrio o extranjero, nunca le ha gustado que exijamos nuestros derechos,
por eso en cuanto tiene oportunidad lo hace saber y trabajará
intensamente para evitarlo. Así se expresó con relación a las huelgas en
el sistema educativo el dicharachero y flamante nuevo portavoz, y al
mismo tiempo Ministro de Educación del gobierno rajoniano, Méndez de Vigo, en la rueda de prensa con la que estrenaba su nuevo cargo.
Tampoco le gusta que la sociedad civil organizada intente evitar que empresas del Ibex-35
y de más allá de nuestras fronteras, que para eso ‘semos’ europeos y
modernos, se lleven más que generosos pellizcos con la privatización de
activos públicos. Bankia será pronto un nuevo ejemplo
ya que se está preparando a precio de saldo su devolución al sector
privado después de haberla revitalizado con más de 40.000 millones de euros del erario público,
iniciativa económica del nuevo-viejo ejecutivo que ya se ha escuchado
en boca de los chicos y chicas marianistas en los medios de
comunicación.
Y por si alguien todavía duda de la que
nos espera viviendo bajo el despotismo criminal del patriarcado machista
que preste atención a las declaraciones realizadas tras la investidura de Rajoy
por el jefe de la patronal, esa que quita y pone secretarios generales
‘pesoístas’ o presidentes de gobierno cuando le viene en gana, “la incorporación de la mujer al mercado laboral es un problema para éste”, Juan Rosell dixit.
Así que nada nuevo bajo el sol, la maquinaria globalizada neoliberal sigue haciendo su trabajo normalizando la indecencia y el saqueo a través del lenguaje y la difusión de éste en sus medios de comunicación.
Hace uso de ‘su’ democracia todos los días mientras al resto nos dice
que debemos hacerlo una vez cada cuatro años, no vaya a ser que nos dé
por botarlos en cualquier momento.
¿Cómo revertir la situación? ¿Qué hacer
para recuperar, si es que la tuvimos alguna vez, nuestra dignidad
robada? Pienso, como muchas otras personas, que la solución puede estar
en retomar, tras la travesía electoral vivida estos dos últimos años, la lucha en la calle y la movilización organizada y unitaria que dejamos aparcada tras el 22 de marzo de 2014 y el resultado de Podemos en las elecciones europeas de mayo de ese año.
Hoy estamos mejor que ayer y la brecha
abierta en el bipartito durante este periodo consultivo nos dejó una
buena representación parlamentaria, 71 diputad@s y 21 senador@s,
que además de ser un resultado histórico (nunca antes se consiguió
tanta representación a la izquierda del PSOE) es una buena base sobre la
que seguir creciendo si las luchas fratricidas en nuestras formaciones
electoralistas no sirven en bandeja al ‘régimen del 78’ su propia recomposición.
También son importantes, aunque todavía insuficientes, las victorias municipalistas de 2015
que alivian algo las embestidas neoliberales, pasadas y futuras,
ofreciendo herramientas de desahogo para aquellas personas que más las
sufren. Pero ¿cómo mejorar y, sobretodo, reforzar las posiciones alcanzadas defendiendo el bien común?
La respuesta a esta pregunta podría estar en la propuesta que, desde hace más de cuatro años, el Frente Cívico Somos Mayoría está intentando llevar a cabo. El colectivo político-social impulsado por Julio Anguita
trabaja con el objetivo de tejer un contrapoder que enfrente las
políticas neoliberales que, a través de sus capataces políticos, el poder financiero impulsa aumentando la pobreza y la desigualdad sufrida por la inmensa mayoría de la población.
Este objetivo estaría mucho más cerca si se produjera la anhelada confluencia entre el tejido social movilizado y los partidos políticos que dicen encontrarse a la izquierda del PSOE sumando además a todos aquellos y aquellas que hoy no están pero quieran unirse.
No hablo aquí de la necesidad de buscar
nuevos liderazgos pues ya tenemos bastantes, tampoco de que tal o cual
colectivo deba ser punta de lanza de semejante esfuerzo, es todo lo
contrario. En el Frente Cívico pensamos que a través de la creación de
una herramienta de coordinación y organización entre todos los agentes implicados,
éstos, sean capaces de elaborar una estrategia y un programa políticos
que permitan, cuando se abra el siguiente ciclo electoral, ganar las
instituciones para la mayoría y que, como bien dijo Julio Anguita,
con el BOE en la mano y la movilización y el apoyo social de la calle
revertir los desmanes que hemos sufrido todo este tiempo.
Para que esto suceda hay que tener claro que no se trata de dar a Unidos Podemos
y demás socios parlamentarios carta blanca por el simple hecho de estar
representándonos, pues si no respetaran el acuerdo con la sociedad
civil, ésta tendría el deber y la obligación de rebelarse contra ellos.
Además, conseguir revertir las políticas
que empresarios y políticos corruptos han llevado a cabo no significa
que debamos quedarnos en posiciones anteriores al estallido de la
crisis, esa no es la solución. El pasado no va a volver y por tanto nuestra obligación será la de empujar entre todas y todos hacia un proceso constituyente que traiga la democracia real, radical y ética que nuestra sociedad, ganándosela, se merecezca.
No esperemos más, hagamos posible que sea de verdad ‘Año Nuevo’ y comencemos a construir un futuro digno que cuente con todas nosotras y nosotros, que no deje atrás a nadie, tampoco al planeta.
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