Fuente: Diario16.com
Antonio Pintor
Colectivo Prometeo
FCSM
Parafraseando a Confucio diremos que: “Cuando el sabio señala la luna el distraído mira el dedo”.
Algo así ha ocurrido con la historia del autobús de la subvencionada organización católica y su prohibición de circular por las calles de Madrid.
En este caso, un hecho que hubiese pasado desapercibido por la
mayoría de los madrileños y por supuesto por el resto del país, aparte
de victimizar a los protagonistas, se ha convertido en primera plana de
todos los medios de comunicación. Consiguiendo una difusión que ni en el
mejor de sus sueños se hubiesen imaginado sus promotores.
En
consonancia con el proverbio confuciano, seguramente estamos mirando el
dedo y dejando de ver la Luna. Porque el asunto del autobús, a pesar de
la gravedad por la ignorancia e intolerancia que supone (“El autobús de la ignorancia y la intolerancia”), es solo un síntoma.
Si en vez de mirar el dedo (lo anecdótico del autobús) lo hacemos hacia donde éste señala: la Luna (Iglesia Católica).
Descubriremos a una gran multinacional, con su central en el
extranjero (Estado del Vaticano), que no solo está exenta de pagar
impuestos sino que recibe “ayuda” económica del Estado español, como
consecuencia de unos acuerdos de la dictadura franquista en
agradecimiento a su importante participación en el golpe militar,
ratificados y mejorados en su beneficio, por los diferentes gobiernos
democráticos. ¡Sin que sepamos muy bien qué es lo que tienen éstos que
agradecerle! Todo ello estimado en más de 10.000 millones de euros
anuales (equivalente a los recortes en sanidad y educación).
Veremos a la mayor propietaria de inmuebles de nuestro país como resultado de la apropiación de bienes,
muchos de dominio público, por el sistema de inmatriculación (otro
regalo de la dictadura y ampliado por Aznar) protagonizando el mayor
escándalo inmobiliario de la historia.
Si nos fijamos en los aspectos aludidos en el eslogan: Infancia y Sexualidad. Podemos ver lo siguiente:
El texto más conocido de la infancia de Jesús en las “sagradas
escrituras”, el mito de la matanza de niños por Herodes, que a todos nos
contaron de pequeños para resaltar la crueldad del malvado rey judío,
si lo miramos libres de la ceguera dogmática a la luz de la razón
descubrimos, a una familia muy sagrada pero nada solidaria con
sus vecinos, ya que a pesar de conocer la amenaza para sus hijos,
deciden huir sigilosamente dejándolos a su suerte. Permitiendo con ello
la muerte de todos los menores de dos años, lo que hoy equivaldría a sus amiguitos y compañeros de guardería.
Además de poner en evidencia a un dios, sabio, todopoderoso, bondadoso,
etc., que pudiendo actuar, lo hace pero solo para salvar a “su hijo”.
Si dejamos a un lado los “cuentos sagrados” para situarnos en la realidad actual, las cosas no parecen mejorar,
basta con ver los abusos sexuales cometidos por parte de miembros de la
misma y la protección dada desde la jerarquía católica. A lo que se
añade la falta de respeto a los derechos del niño mediante el bautismo
en los primeros días de vida como mecanismo de afiliación y el posterior
adoctrinamiento antes de tener la madurez para decidir por ellos
mismos. Consiguiendo inocular en sus cerebros, en un momento que son
autenticas esponjas carentes de filtro alguno, extrañas fábulas, ideas
extravagantes y quimeras ridículas que serian cuestionadas y/o
rechazadas a una edad con capacidad crítica de razonamiento, pero que en
esta edad se convierten en objetos de respeto y temor durante el resto
de su vida, limitando su libertad de pensamiento.
Con respecto a la sexualidad, la iglesia
considera que su única finalidad es la reproducción dentro del
matrimonio. En consecuencia queda excluida su práctica como fuente de
placer. Baste recordar la obsesión patológica contra la masturbación de
los curas del nacionalcatolicismo, convertida en fuente de todos los
males presentes y por venir para los jóvenes de la época (acné, caída
del cabello, anemia, reblandecimiento cerebral, etc.). Por tanto la
homosexualidad no solo es rechazada sino que se incita en sus “sagradas escrituras” a que se les de muerte a quienes la practican: Levítico 20, 13: “Si
un hombre se acuesta con un varón, como se acuesta con una mujer, ambos
han cometido una infamia; los dos morirán y serán responsables de su
muerte”.
A pesar de estas barbaridades no me consta que la Iglesia haya
rectificado sus textos sagrados. Por el contrario, algunos como el
prelado cristiano del Movimiento Misionero Mundial se las toman en serio
y, hace unos días, dijo cosas como éstas: “Los homosexuales deben
morir al igual que los corruptos, ateos, porque no son obra de dios. Si
encuentran a dos mujeres haciendo sexo, maten a las dos, y si encuentran a una mujer teniendo sexo con un animal, mátenla a ella y maten al animal (Levítico 20,16) en el nombre de Jesús. Hay poder en Jesús y en la sangre de Cristo”.
Por ello sorprende que al Observatorio Español contra la LGTBfobia le
llame la atención y recoja un listado de obispos que, en coherencia con
los principios de su Iglesia, fomentan la exclusión de estas personas
de la misma y de la sociedad. Parece que no han comprendido que actuar
de esta manera está “en su naturaleza”. El rechazo a la homosexualidad
forma parte del ADN de la iglesia católica, tanto en sus textos sagrados
como en sus prácticas, entre las que se incluyen su “persecución y
castigo” cuando el poder civil se pone a su servicio.
Si miramos la relación de la iglesia con la mujer,
tampoco sale bien parada, pues se trata de una organización hecha por y
para beneficio de los hombres, quedando relegada a un segundo plano. Se
trata de una institución piramidal, autoritaria, nada democrática y en
la que sus ministros (hombres) no son considerados representantes sino
pastores elegidos a los que el rebaño (aquí si caben las
mujeres) debe seguir y en modo alguno cuestionar. Sustentada en una
elevada dosis de misoginia:
“Por la mujer comenzó el pecado, por culpa de ella morimos todos”, Génesis.
“Por más que busqué no encontré; entre mil se puede encontrar un hombre cabal, pero mujer cabal, ni una entre todas”, Eclesiastés.
Y perlas similares como que “la mujer es más amarga que la muerte ” o “vale más maldad de hombre que bondad de mujer” se encuentran escritas en unos textos considerados por esta doctrina “la palabra de Dios”.
En resumen, una organización cuyos principios y textos
fundacionales chocan con los de una sociedad civilizada, democrática,
solidaria, igualitaria en derechos entre mujeres y hombres, respetuosa
con las diferentes opciones sexuales, protectora de la infancia, etc. Y
sin embargo se la acepta, defiende y protege por la mayoría de los
miembros de esa sociedad.
En definitiva, una más de tantas contradicciones de los seres humanos.
SOBERBIO Y MUY CLARIFICADOR, LÁSTIMA QUE ESTOS PENSAMIENTOS NO LLEGUEN A GRAN PARTE DE ESA CIUDADANÍA QUE PASAN TODO EL DÍA ENGANCHADA A LAS TONTERÍAS DEL MOVIL O DE LAS CADENAS DE DESINFORMACIÓN TELEVISIVA.
ResponderEliminarPOR LA MISMA REGLA DOGMATICA DE LA BIBLIA, PODRÍAMOS CONSIDERAR VERDADES SAGRADAS LOS CUENTOS DE CALLEJA.