José Aguza Rincón
Colectivo PrometeoFCSM
Vivimos a golpe de actualidad
porque los medios y la sociedad presente nos están obligando a vivir sin
memoria. Se pretende que la Historia sólo recoja los recuerdos y hechos más
próximos y cercanos a la derecha que se resiste a narrar de forma verídica su
participación en ella.
Vaya por delante que no pretendo
con este artículo ofender a víctimas inocentes de actos
sangrientos o familiares ni justificar cualquier acto terrorista. Toda lucha armada tiene
unos motivos y unas causas, que aunque no consigan sus pretensiones,
siempre conllevan derramamiento de sangre y dolor.
Es fundamental tener memoria
histórica y recordar el hecho y sus orígenes y no quedarnos exclusivamente en
la imagen más reciente, olvidando su génesis.
En estos momentos que casi todos
se felicitan por la entrega de los arsenales de armas de ETA, olvidan que desde mucho
antes decenas de miles de familias llevan más de medio siglo esperando que se reconozcan la
muerte o lugar de desaparición de sus parientes o conocidos en la Guerra Civil
o el largo periodo de represión y muerte posterior con la dictadura franquista,
haciendo caso omiso al articulado de la Ley de Memoria Histórica, así como el
encausamiento de sus ejecutores.
Numerosos nombres, herederos de la
cultura franquista, hacen sus declaraciones de condena sin que conozcan o
quieran hacer alusión al origen de la banda terrorista, ni por supuesto recordar que
décadas antes en todos los rincones de España, existían grupos que luchaban contra el régimen de
Franco, un maquis represaliado por las fuerzas del gobierno que supusieron la
muerte de 2173 guerrilleros.Olvidan que en la lucha contra ETA, miembros del
propio gobierno socialista había creado grupos paramilitares para contrarrestar
el terrorismo etarra, en los que participaban desde ministros, secretarios de
estado, gobernadores, inspectores de policía, etc.
Cada vez que se intentaba una
negociación para la salida pacífica del conflicto, como ocurriera en Irlanda o
Sudamérica, se dinamitaba desde el gobierno cualquier posibilidad de diálogo
con representantes y observadores internacionales, si no se hacía desaparecer
al negociador de la banda.
En estos días que parece
aproximarse el final a una época de lucha armada, se sigue exigiendo el desarme
no impune. Asociaciones de víctimas como la omnipresente COVITE, figuras de
salón, como el filósofo Fernando Sabater, exigen que no se cambien “armas de matar por armas de mentir”.
Habría que preguntarse quién miente a quien, si se conoce o recuerda el origen
de aquella lucha.
El origen de ETA (Euskadi ta
Askatasuna – Euskadi y libertad) se remonta a 1958, como una alternativa a los
planteamientos del Partido Nacionalista, cuando un grupo de jóvenes estudiantes
radicales del Colectivo Ekin fueron expulsados del PNV.
Su primera asamblea celebrada con
apoyo de algunos miembros de la Iglesia, se realizó en el Monasterio de Belloc
en tierras francesas de Bayona, aunque tiempo más tarde el obispo monseñor José
María Cirarda, se desvinculaba de cualquier grupo con palabras como “La Iglesia no es una institución política”.
Su primera acción se remonta al
intento de descarrilamiento del tren que llevaba a un nutrido grupo de
voluntarios franquistas a celebrar el aniversario del Alzamiento Nacional del 18
de julio en San Sebastián.
Existen discrepancias en cuanto
al número de víctimas, pero todas están próximas a las 900 personas en más de
700 atentados, unas 850 muertes, 90 secuestros y miles de heridos, de ellos
unos 360 eran víctimas civiles, 147 policías nacionales, inspectores o
comisarios, 195 guardias civiles y unos 82 militares. Estos atentados se
llevaron a cabo por diferentes métodos, utilizando 307 con explosivos, 158 con
coches bombas y unos 545 por disparos.
El primer atentado de ETA se
produce en junio de 1968, asesinando al guardia civil José Jardines y dos meses
más tarde en agosto del mismo año, se
produce el segundo atentado, asesinando al Comisario de la Policía de Irún,
Melitón Manzanas, antiguo colaborador de la Gestapo alemana y conocido como “El
torturador de Irún”.
En diciembre de 1973, asesinan en
Madrid al Presidente del Gobierno, Carrero Blanco.
Frente a la acción de la banda,
la extrema derecha se reorganiza con grupos de contraterrorismo, especialmente de
1975 a 1989. Entre 1975 y 1980 aparece la Triple A, Antiterrorismo (ATE),
Grupos Armados Españoles (GAE), Guerrilleros de Cristo Rey, Batallón Vasco
Español, etc. todos ellos grupos afines al franquismo. En menos de 30 años
(1960 – 1989) grupos de paramilitares y extrema derecha serán los responsables
de aproximadamente 75 muertes y otras 70 de difícil investigación.
En 1982, tras la victoria de
Felipe González surge el GAL (Grupo Antiterrorista de Liberación) que serán
responsables de más de 27 asesinatos, perpetuados por mercenarios y policías
pagados con fondos reservados del Gobierno y organizados desde el Ministerio
del Interior en un nuevo intento de destruir la organización.
La justicia condenó en 1998 a
responsables políticos como José Barrionuevo, Ministro de Interior, Rafael
Vera, Secretario de Estado, Ricardo García Damborenea, Secretario General del
PSOE de Vizcaya, Julián Sancristóbal, Gobernador Civil de Vizcaya, José Amedo,
Subcomisario de Policía y otros cargos policiales por su implicación en el GAL.
Sin embargo, el gobierno de José María Aznar, concedería el indulto parcial a
Vera y Barrionuevo, que estaban condenados a diez años de prisión.
ETA promueve varios intentos de
cese de hostilidad, que por diversos motivos incumple, fundamentalmente por
presiones políticas y policiales e incluso pretenden legalizarse al amparo de
movimientos de pacificación, con la fundación de organizaciones y partidos
políticos de corte abertzale, que repetidamente son ilegalizados por la judicatura.
El 20 de octubre de 2011,
promovida por las distintas reformas legislativas de Felipe González y de José
María Aznar, posibilitan que la banda proclame el cese definitivo de la lucha
armada y el pasado 17 de marzo de 2017, anuncia el desarme definitivo y la
entrega de arsenales.
El 8 de octubre de 1999, se
aprueba la Ley de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo que reconocía a
quienes sufrieron actos terroristas, rindiendo testimonio de honor y asumiendo
el pago de indemnizaciones, lo que ha facilitado enormemente los beneficios de
esta norma, frente a las dificultades con que se encuentran multitud de
personas al recurrir a la Ley de Recuperación de Memoria Histórica, (Ley
52/2007 de 26 de diciembre) que pretende reconocer a víctimas y familiares de
desaparecidos tanto en la Guerra Civil, como en el largo período de represión
de las fuerzas franquistas, hasta la muerte de Franco, fundamentalmente por la
dificultad de acceder a datos fiables dado que hay un gran desacuerdo sobre las
cifras de eliminados.
El tema se haría interminable,
pero creo imprescindible recordar, aunque sea de forma muy resumida, algo de la
Historia más reciente de este país.
Le ha faltado un detalle, el número de víctimas del franquismo post guerra civil se cifra en unos 200.000 por las que nunca nadie ha sido ni encausado, ni condenado en España y es un genocidio y un crimen contra la humanidad impune, porque aunque en 1975 vivían los genocidas, en el 2017, más de 40 años mas tarde raro es que quede alguno vivo. Eso si, sus herederos ideológicos justifican este genocidio y lo enaltecen sin temor alguno a ser imputados por delito alguno de exaltación del terrorismo, cuando a cualquier humano le produciría mas terror algo que asesina a 200.000 que lo que no llega ni a 1.000.
ResponderEliminarMuy poco rigor. Con una ligera tendencia a defender el criminal estado de cosas del Estado español. Incluso poniendo a todas las victimas no solo como iguales sino como "victimas". Los fascistas no son victimas sino verdugos. verdugos que todavía siguen, y seguirán, en las mismas, acoplándose al mantra neoliberal.
ResponderEliminar¿Acaso pretendéis otra segunda Transacción (también económica) en la que se amnistíe por segunda vez al crimen fascista y capitalista de lesa humanidad? Pareciera que sí.
Y es que parece que la "izquierda" española, tras perder la guerra hubiera perdido algo todavía mucho más grave; la dignidad humana más elemental y el amor por la Justicia que no se escribe con tinta formal en despachos a los que solo acuden minorías selectas. Selectas, de seleccionadas, por ellos mismos claro está.
Cuidado con traicionar a los combatientes por la libertad, la democracia y la Justicia mientras uno se vende como lo opuesto (solo por no saber, poder o querer afrontar su cobardía personal); como sus defensores. Ya llevamos muchas traiciones al genero humano, a la verdad, a la Justicia y al correcto desarrollo de dicha colectividad como para dar pasos en falso debido a la falsedad inherente que el fascismo ha instruido durante medio siglo de capitalismo medieval, de manos de la verdadera cara de la burguesía y empresariado capitalista.
A ver si va a resultar que "la izquierda" se ha homologado al capitalismo y, ahora decide tender a dar abrazos y besos fraternales a sus verdugos explotadores, sin quererse dar ni cuenta.
La lucha de clases continua, con mentiras, como era de esperar. De lo contrario, no existiría ya. La mentira; uno de los compañeros indispensables del capitalista. Y con ella, más luchas como la de ETA serán necesarias para defenderse del enemigo Capitalista. Porque el enemigo capitalista no parece entregar zulos, más bien pretende creerse homologador divino de quien es legitimo y quien es terrorista y por qué. Aunque nunca den explicaciones al populacho.
Todo ello en democracia... y en paz. La de los cementerios, engaños, mentiras y explotación, vejaciones sistémicas y sociedades humanas degeneradas y enfermizas.
Pues el capitalista no quiere entender de otra "paz". Por eso no entregan los zulos con sus armas de destrucción masiva, aunque estas sean un poco más sofisticadas que las de ETA.
Claro que, ellos son moderados y de centro. Y son el Eje del Bien. Además de ser los elegidos de Dios Todopoderoso. Hablando de fanáticos religiosos. Esta vez no son musulmanes.