Fuente: Cuarto Poder
Manolo Monereo
Diputado Unidos Podemos
FCSM
A mí me asombra. De las personalidades que más me interesan en la
izquierda europea tres son socialdemócratas que, por serlo, abandonaron
los partidos socialistas oficiales, devinieron defensores a ultranza de
los derechos sindicales y laborales y son críticos muy duros de la Unión
Europea. Me refiero a J. P. Chevenement, a Oskar Lafontaine y, sobre todo, a J-L. Mélenchon.
A Jean-Luc lo vi hace pocas semanas en Roma en un debate sobre la UE y
su futuro; como siempre, claro y preciso. Si llegara a la Presidencia de
Francia, su propuesta sería reformar los Tratados y poner fin a las
políticas de austeridad. Si esto no fuese aceptado, iniciaría el proceso
de salida del euro. Es más, en una conversación privada me dijo que él
no aceptaría un acuerdo con Hamon y que arriesgaría. Él
creía que el pacto con los socialistas significaría el fin de cualquier
proyecto alternativo en Francia, dejando las manos libres a Marie Le Pen.
La
biografía de Mélenchon es conocida. Nacido en Tánger –habla un
excelente español con acento del Sur– desciende de españoles por ambos
progenitores. Hizo una larga carrera en el Partido Socialista francés y
fue ministro con Lionel Jospin. Abandonó el Partido
Socialista y creó el Partido de la Izquierda. En las elecciones
presidenciales de 2012 quedó en 4º lugar (11,1%) encabezando el Front de
Gauche junto al Partido Comunista y otras fuerzas. En 2015 anunció que
quería ser candidato a la Presidencia de Francia sin el Front de Gauche,
fuera del marco de los partidos y apostando por una Francia insumisa.
Ni más ni menos.
Seguramente el dato más característico de la
personalidad política de Mélenchon es su conocimiento preciso de la
crisis del sistema de partidos en Francia, combinado con una alta dosis
de audacia que muchas veces deja a su equipo fuera de juego. Jean-Luc
cree que poco o nada se puede hacer en el marco del sistema dominante y
que es necesario innovar y arriesgar. Ha aprendido mucho de América
Latina, de las izquierdas europeas, de Podemos y, sobre todo, de la
compleja realidad de Syriza. Se podría decir, sin temor a equivocarse,
que ha ido a estas elecciones en base a una enorme confianza en sí
mismo, a un proyecto claramente alternativo y al convencimiento de que
había una posibilidad ligada a él. Captó con inteligencia que el
candidato Hamon no tendría demasiado recorrido, que una parte
significativa del Partido Socialista terminaría apoyando a Macron
y que solo él podría encabezar una alternativa democrática. Entendió
que la línea divisoria izquierda/derecha (los socialistas siguen
gobernando Francia) nada o poco dice y que el problema real era
construir una alternativa nacional-popular al proyecto de Marie Le Pen.
Para decirlo de otra forma, en momentos de excepción, hay que
arriesgarse y tomar también medidas excepcionales; más allá de los
partidos existentes y con una firme voluntad de gobierno y de poder.
El
programa de Mélenchon es diáfano: poner fin a las políticas
neoliberales desde un punto de vista republicano, ecosocialista y
pacifista. El candidato de la Francia insumisa promueve, es la parte más
polémica de su programa, un proceso constituyente en la perspectiva de
la VI República; la defensa intransigente de los derechos de las
personas, del Estado social y de la reindustrialización de Francia,
apostando por un proteccionismo solidario a la altura de los desafíos de
nuestra época. El ecosocialismo es tomado en serio convirtiéndose en
el horizonte de un nuevo modelo de sociedad, Estado y de poder. Antes se
ha dicho: la Francia insumisa no acepta las reglas neoliberales de la
UE y apuesta por cambiarlas; si esto no fuese posible, iniciaría un
proceso de salida de UE. Esto lo ha dejado claro una y otra vez. Su
política internacional estará marcada por la paz, por la seguridad y un
nuevo orden económico internacional más justo e igualitario. La
prioridad es la defensa de la soberanía popular y de la independencia
nacional con relaciones equilibradas con Alemania y la búsqueda de
acuerdos equitativos con Rusia y con Eurasia.
La remontada de
Mélenchon ha sido enorme, ha cambiado la agenda de la campaña electoral
francesa y aparece, cada vez más, como alternativa democrática, no solo a
Marie Le Pen sino al neoliberalismo que representan Macron y Fillon.
Hay similitudes formales con las elecciones norteamericanas, en un
sentido muy preciso: las élites eligen a un centrista neoliberal para
derrotar al populismo de derechas. La diferencia es que Mélenchon es un Bernie Sanders
que puede ganar, que quiere ganar. En todas partes lo mismo: solo se
puede derrotar a las derechas extremas y a la extrema derecha desde una
democracia económica, social y cultural comprometida con los derechos,
defensora del Estado social, protectora de las mayorías y promotora de
una res pública de hombres y mujeres libres e iguales. Jean-Luc se ha
jugado todo, todo, a una carta. El pueblo francés se lo merece.
Hamon, va de ecologista y como no es tonto tampoco, su propuesta estrella es una Renta Básica universal de 750,00 eur., aunque despues como "buen sociolisto"...nunca la cumplan...
ResponderEliminarSocialdemocracia=capitalismo => A la basura. NO se puede reformar la violencia. Que no os engañen. Que no os engañen ni siquiera los de IU, que también engañan. Menos pero también.
ResponderEliminarDespués de la remontada, más dura es la retirada...El sorpaso lo hemos tenido, pero insuficiente para la segunda vuelta.
ResponderEliminarA ver lo que nos espera, porque como aquí no hay frente cívico ni republicano, la abstención juega a que Marine Le Pen tenga porcentaje alto.
Después de las elecciones de junio en España, escribí que la labor y la presencia a nivel local de Podemos hacía que la esperanza seguía ; aqui tenemos esta presencia pero no esta organización vuestra nacida del 15M ; la que se aprovecha es la extrema derecha que atrae los votos de los descontentos ; y el camino de la esperanza iniciado por Mélenchon está en una curva peligrosa, lástima, pero seguimos esperando, porque la unión de todas las izquierdas, incluyendo a Hamon, podría adelantar algún día el autobús en marcha de Macron y mandar a la Le Pen a la cuneta.(continuará...)