Julio Anguita
Colectivo Prometeo
FCSM
España
complejo político-nacional, que no ha encontrado todavía la fórmula
de equilibrio y de una organización estabilizada (Pere
Bosch i Gimpera, 1891-1974).
España
libra siempre contra su pasado una batalla íntima, ansiosa, con
crisis violentas. (Pierre Vilar,
1906-2003)
He querido encabezar
la tercera entrega de la serie con las reflexiones de un profesor y
político catalán exiliado a Méjico a causa del franquismo, y la
de un historiador e hispanista francés que tanto y tan bien conocía
nuestra Historia. ¿El motivo?, inducir a la consideración de que
un problema objetivo y multisecular, el encaje de los territorios del
Estado Español, solamente se puede abordar con paciencia, diálogo
y voluntad de entender al otro. Y si ello no es posible tras un
proceso de participación múltiple de interlocutores e intereses con
reglas de juego claras, se impone el ejercicio del Derecho de
Autodeterminación. Creo que en el caso de la relación España-
Cataluña ese proceso con variedad de interlocutores e intereses y
reglas de juego claras, no ha tenido lugar.
También me ha movido
una consideración sobre los sentimientos, las identidades colectivas
y las ideas-mitos que, exacerbadas o no, manipuladas o no, pretenden
constituirse o pretenden que se constituyan en el cemento casi único
de cohesión en una sociedad dada. Decía Levy Strauss que el
mito se organiza de tal manera que se constituye por sí mismo como
contexto. Y cuando eso ocurre o hacen que
ocurra, España y Cataluña se convierten en referencias
sentimentales y abstractas despojadas de toda vinculación con
élites, grupos, colectivos e intereses de clase ¿Quién o quiénes
hablan de España y Cataluña en cada momento histórico? ¿Quién o
quiénes dicen representar los intereses
globales de ambas entidades? No se trata
solamente de elucidar la representación jurídico-institucional
formal sino la realidad material que la sostiene.
Mariano Rajoy, Carles
Puigdemont y lo que ambos políticamente representan son ya
totalmente esclavos de sus palabras y de la cadena de procesos que,
pacientemente en un caso, alocadamente en el otro, han puesto en
marcha. Ambos, por otra parte, están haciendo posible que los
corruptos de cada una de sus huestes respiren tranquilos, que algunos
tribunales, liberados de la presión mediática y ciudadana, puedan
emitir sentencias que en otros momentos serían escandalosas, que los
profundos y lacerantes problemas sociales que afectan tanto a
Cataluña como a España se eclipsan ante el vórtice de crispaciones
y visiones unidimensionales. Pareciera como si éste fuera,
objetivamente, el problema que afecta a la mayoría social de aquí y
de allá. Los medios de comunicación afectos a cada parte, se abren
a insultos, descalificaciones y generalizaciones sobre los lugares
comunes más manidos. La red comienza a ser un vomitorio de histerias
con ribetes fascistoides y guerracivilistas. Para unos Cataluña
debe ser bombardeada y arrasada, y para
otros España nos roba y expolia desde
hace siglos. Cerrazón agresiva y
victimismo ofuscante. Los dicterios y las soflamas han velado casi
totalmente la noticia de los 60.600 millones de euros que la banca ha
succionado del dinero público. Ahí sí que hay materia para hablar
de robo como en la Gürtel, la Púnica, el 3% de comisiones o la
fortuna del ex - molt honorable.
Es
verdad que todavía hay una parte muy importante de la población que
en torno al conflicto no sabe, no quiere y en otros casos no
puede, por sentirse en minoría en
su hábitat profesional (riesgo de despido) o de relaciones sociales.
Faltan pocos días y cada uno de los contendientes intentará, a
través de discursos, tópicos patrióticos y radicalidad, que
esos días vayan engrosando la carne de cañón para el día 1 de
octubre. Y siguientes días, porque el conflicto, larvado o explícito
seguirá socavando las esperanzas de un marco de entendimiento
generalizado para todo el Estado. ¿Qué realidad económico -
social y política vela el enfrentamiento?
En junio de 1977 las
candidaturas de las fuerzas políticas reputadas de izquierda (PSOE,
PSUC y ERC) obtuvieron 24 de los 47 diputados que Cataluña aportaba
a las flamantes Cortes Generales. El Gobierno comenzó a prever un
triunfo de la izquierda en unas posibles y futuras elecciones en un
marco estrictamente catalán. El regreso de Tarradellas ( ex -
President de la Generalitat en el exilio), auspiciado por el propio
Adolfo Suárez, fue la preparación de la respuesta a la tan temida
posibilidad electoral.
Tras la Presidencia de
Tarradellas en el gobierno preáutonómico catalán (1977- 1980), ha
habido en Cataluña 11 elecciones al Parlament. En ocho de las mismas
CiU ha sido el partido más votado, alcanzando la mayoría absoluta
en tres ocasiones. El resultado final ha sido que Jordi Pujol ha sido
investido Presidente en seis ocasiones (24 años de mandato). El PSC
ha sido el partido más votado en 1999 pero la Presidencia la alcanzó
Pujol. En 2003 volvió a ganar y fue electo President Pascual
Maragall. En 2006 ganó CiU pero fue electo José Montilla con el
apoyo del tripartito (PSC, ICV y ERC). En 2015 ganó las elecciones
Junts pel Sí, siendo electo President Artur Mas que fue sustituido
por Carles Puigdemont.
Durante más de
veinte años Jordi Pujol ha sido Cataluña. Debelador electoral de la
izquierda, su hegemonía política, ideológico-cultural y social fue
absoluta. El llamado cinturón rojo
de Barcelona volcó su voto a CiU. En esos años los Gobiernos de
España no tuvieron ni quisieron otro aliado ni otro apoyo que Pujol.
Gracias al apoyo de Convergencia Felipe González fue electo
Presidente en 1993; lo mismo que Aznar en 1996. Los acuerdos en
política económica y social o en política exterior con los
gobiernos de Madrid formaban parte de la cotidianeidad parlamentaria.
Y en Cataluña, la izquierda disminuida y en permanente rebaja
ideológica, creyó que siguiendo la estela del catalanismo político
e ideológico y a costa de renuncias en lo social podría alcanzar un
puesto al sol. De aquella relación de aliado e interlocutor
privilegiado en Cataluña Pujol no solamente sacó beneficios para su
Administración sino también beneficios de índole personal en lo
tocante a tratos de favor de la Justicia en el caso Banca Catalana y
otros, según denunció en su día el Fiscal Jefe Anticorrupción
Carlos Fernández Villarejo.
¿Cuál era el
proyecto político de Jordi Pujol. Con los límites que marca el
espacio del que dispongo puedo señalar tres fundamentales:
- Cataluña como realidad nacional derivada de dos realidades: la Cataluña medieval que configuró la lengua, el territorio, la cultura, el derecho, la vivencia colectiva de la identidad.
- La revolución económica y social iniciada en el siglo XVIII (maquinismo, burguesía, comercio, etc.)
- La existencia en España de entidades históricas y territoriales (no sólo Cataluña) con una personalidad propia que no pueden quedar encajadas en un solo y único modelo de autonomía.
En ninguna de las
muchas veces que he oído y leído a Pujol, tanto en conferencias
como es sus intervenciones ante el Senado o ante la Conferencia de
Presidentes Autonómicos, ha mostrado la idea de una Cataluña fuera
del marco global de España. ¿Por qué el cambio de contenidos y de
formas tanto en Artur Mas como en Puigdemont?
Antes de abordar la
respuesta, siquiera en los límites de espacio que debo moverme, es
conveniente reflexionar sobre los encajes posibles de la propuesta de
Pujol .que he deducido de sus intervenciones, comentarios de su
entorno y la lógica de su concepción territorial, histórica y
cultural.
- Una confederación entre cuatro entes territoriales y políticos: Cataluña, Euskadi, Galicia y España (o sea el resto). Madrid debería encargarse de homogeneizar su ámbito territorial específico a efectos del diálogo permanente con los otros tres. En todo caso la centralidad confederal no abarcaría políticas económicas, fiscales, sociales y culturales. Esas serían competencia exclusiva de los confederados.
- En caso contrario, la conversión de Cataluña en Estado Libre Asociado directamente con el Estado Español.
Esa visión
confederal de por sí ya difícil de ser aceptada, se hace casi
imposible de encajar con el modelo actual de autonomías que se ha
ido desarrollando a través de un proceso de improvisaciones,
remiendos, chapuzas y eventos históricos imprevistos.
Estaba claro en 1977
que las nacionalidades (Cataluña, Euskadi y Galicia) aspiraban,
cuando menos al estatus que tenían en la II República. Era justo e
inevitable. El miedo y desconfianza que ello producía en el Gobierno
y en los poderes económicos combinado con ribetes de políticas de
campanario produjo el café para todos
que también se reclamaba de la República porque cuando se produjo
la sedición militar de Franco ya había en las Cortes varios
proyectos de estatutos regionales esperando su discusión y
aprobación.
El caso es que la
socialización del famoso café hizo necesaria la concepción de dos
tipos de autonomía, la del 151 de la Constitución para las
nacionalidades y la del artículo 143 para las regiones. A partir de
ahí todo fue un tira y afloja para cubrir huecos, atender protestas
y conseguir estabilidad gubernamental. Retroceso como la LOAPA,
concesiones como la LOTRACA (Canarias) y la LOTRAVA (País
Valenciano), pactos específicos con Cataluña y, Euskadi, etc. han
ido configurando un modelo que puede ser cualquier cosa menos un
incipiente modelo federal. Y a todo se le sumó un hecho histórico
no previsto en el guion, la gesta del pueblo Andaluz el 28 de Febrero
de 1980. Ya había un cuarto interlocutor que no había sido invitado
previamente; se sentó en la mesa directamente. Esta última realidad
rompía el primer marco de Pujol. ¿Es o no es una tarea difícil,
necesitada de comprensión, diálogo, reconsideraciones, sacrificios,
generosidad y sobre todo, de proyecto de futuro más allá del
horizonte electoral próximo? ¿Y si no es posible construir desde la
pluralidad de interlocutores ((trabajadores, ciudadanos y
representantes políticos de las entidades territoriales), ¿ por qué
negar el ejercicio del Derecho de Autodeterminación?
Durante años se ha
ido conviviendo a trancas y barrancas porque los Gobiernos de turno
han ido a base de prebendas, excepciones, tácticas dilatorias y
respiros transitorios (el Tripartito catalán), dilatando la
necesidad de mirar más allá de los plazos electorales más
inmediatos.
La crisis del 2008
no solamente supuso la evidencia de que el marco de la UE era un
dogal sino que la deuda (pública y privada), el paro, la
precariedad, el cierre de empresas, la pobreza, la exclusión social
eran evidencias insoslayables. En Cataluña, exactamente igual que en
España, los recortes acabaron con la ficción del mejor de los
mundos posibles. En paralelo a la degradación de las condiciones de
vida fue intensificando el conocimiento de una corrupción ya
antigua, pero ahora más evidente. El escándalo era el pan nuestro
de cada día.
Un Gobierno español
desacreditado, una izquierda catalana que no supo hacer ver, a través
del tripartito, que era diferente en políticas económicas y
sociales y que además había hecho del catalanismo su referencia
fundamental. Unos sindicatos que tanto en España como en Cataluña
languidecían en un silencio de mortuorio y seguían siendo presos de
Maastricht y demás tratados de la UE. Y a ello se sumaba una
Cataluña que era la contrafigura cultural de lo que fue en los años
setenta del pasado siglo. La reacción como casi siempre es sublimar
la realidad y convertirla en mito: Cataluña y España son como la
Roma de Craso en Julio César de Shakespeare:
eterna en la mente de los dioses.
Rajoy
instalado en la corrupción y acosado políticamente por ella,
consciente de que no hay primavera del
empleo, ni tampoco un
horizonte medianamente realizable para la juventud ha encontrado las
viejas fórmulas de Franco, los enemigos internos y externos. En este
caso de la Democracia, la Constitución y las Libertades. Quién lo
diría a la luz de la ejecutoria de sus gobiernos: Ley Mordaza,
rodillo de la mayoría parlamentaria,,etc. Artuir Mas y Puigdemont
le han venido como anillo al dedo.
Cuando una mayoría
social que sufre injusticias y precariedades y además se siente
engañada, defraudada y sin referencias sindicales o políticas
convincentes, tiende a concretar un enemigo como fuente de todos sus
males y olvida quién o quiénes han gobernado o gobiernan en
Cataluña con idénticas políticas económicas y sociales .Busca un
culpable a quien transferir su decepción. Por otra parte el discurso
victimista de unos dirigentes y el silencio y la falta de coraje de
otros ha caído sobre las mentes como la lluvia que empapa. Y si a
ello se le engarza la evidencia de una identidad específica avalada
por la Historia y mantenida electoralmente durante décadas el
resultado está a la vista. Tampoco se puede obviar –sería
injusto- el poso secular de una cultura que tiene sus raíces en la
Renaixença, el progreso económico y la modernización capitalista.
Y todo ello en contraste con una España de oligarquías, v
caciquismo con la que, por cierto, se pactaba o se acudía a ella
para sofocar las protestas obreras del siglo XIX. Y cuanto más se
siente o le hagan sentir objeto de agravio comparativo o injusticia,
más se radicaliza. En estos casos, aquí y allí, la bandera se hace
mito, refugio, símbolo de esperanza. Y para redondear el cuadro el
PP con su torpeza y su visión mesetaria, hizo imposible la
aplicación de un Estatuto ya aprobado por el pueblo catalán. Ha
tenido la rara virtud de crispar a la varias Cataluñas.
CiU, castigada y
desprestigiada, desaparecida como siglas y alianza política tras la
ruptura de Unió Democrática, fue sustituida por una nueva marca de
Convergencia que ha heredado los escándalos de la corrupción y la
espada de Damocles de los tribunales, se envuelve en la enseña
patria como Pujol en su tiempo o Rajoy en el presente. Superada por
ERC no tiene más remedio que huir hacia adelante en pos de su
quimera; a saber, plantear batalla en estas circunstancias. ERC
retoma sus días de gloria y ve posible con notoria ofuscación, una
República catalana y de ¡izquierdas! con semejante compañía y con
todas las incógnitas sin despejar.
La CUP, conformada por
militantes esforzados, honestos, cargada de radicalidad jacobina
(para mí no es nada peyorativo), está presa de solipsismo, es
decir no ve o no quiere ver nada fuera de sí misma: el contexto, los
compañeros de viaje y el marco político. Puede que crea que la
Cataluña de los trabajadores, parados, jóvenes sin esperanza, amas
de casa angustiadas por el fin de mes o mujeres doblemente
explotadas se va a levantar y organizar como la Comuna de París de
1871. El problema reside en que hay que programar el día después.
Las revoluciones se consolidan o son flor de un día a partir de la
fecha oficial de comienzo. El deprimente espectáculo del Parlament
es todo un augurio. ¿Qué quedará después del 1 de octubre y
siguientes? ¿Continuará inquebrantable la alianza de Junts pel Sí?
Deberían recordar a Françesc Cambó y las diferencias de intereses
de clase existentes en su seno. ¿Ven imposible un Thermidor?
Viene a mi memoria el
Congreso de la Internacional Socialista de 1912 en Basilea. Allí se
acordó solemnemente que, ante el clima bélico que ya presagiaba la
I Guerra Mundial, las federaciones socialistas harían un llamamiento
contra la guerra y se comprometían a votar contra ella en sus
parlamentos nacionales. Apenas dos años después, diputados
socialistas franceses y alemanes votaron en sus respectivos
parlamentos los créditos de guerra.
Creo que es a partir
del día 1 de octubre (porque ahora nadie escucha) cuando la
propuesta federal que la izquierda siempre ha defendido (y elaborado
en el caso de IU) debe ser explicada en una y otra parte del
conflicto para que desde la centralidad del mundo del trabajo manual,
profesional e intelectual, podamos hablar de la Federación Española,
Hispánica o Ibérica (Portugal incluido). Una Federación
Plurinacional, y Solidaria entre todos los pueblos que componen lo
que llamamos Estado Español.
"¿Y si no es posible construir desde la pluralidad de interlocutores ((trabajadores, ciudadanos y representantes políticos de las entidades territoriales), ¿ por qué negar el ejercicio del Derecho de Autodeterminación?"
ResponderEliminarTe lo voy a decir claramente Julio Anguita: Porque en tu querida España los que mandan todavía consideran que es legitimo y existe el derecho de conquista y. consecuentemente, no se les hace necesario tal comprensión de la realidad ni del ajeno, ni siquiera el susurro de concesiones que no son tales. De este modo puedes entender la criminal importancia que tendría el dictador monárquico y autócrata como cara visible de un ejercito faccioso que considera ser salvaguarda de una España grande y libre (¿no es para descojonarse lo de "libre"?), su unidad, integridad y su falsa constitución basada en el terror del soberano, el secretismo del despacho privado y la mordaza, miedo e ignorancia de un conjunto de vacas lecheras saliendo del medievo tras la inducción al mismo por parte del medieval régimen fascista genocida y capitalista. ¿Todavía te habrás creído lo de "la democracia"? No, no me creo tal grado de ingenuidad, Julio. No me la creo. Tu, como pacifico que eres, puedes comprender el derecho de decisión y de autodeterminación de un conjunto social que posee una identidad y proyecto de vida distinto al de las elites de España pero las elites no necesitan de entender nada cuando pueden imponerlo. Parece mentira que no comprendas a los imperialistas y a las clases dominantes, Julio. Parece mentira.
El tiempo, el territorio y el contexto social son esenciales en el análisis histórico. Hoy, con todas sus deficiencias y contradicciones, no apoyar el proceso en defensa de la autodeterminación iniciado en Cataluña, es dar más fuerza al rancio nacionalismo españolista y fortalecer las bases del sistema.
ResponderEliminarSerie de tres artículos muy interesante. Los razonamientos de Julio necesitan un altavoz o una difusión mayor. Sensatez cuando es el adversario el que presenta un escenario visceral.
ResponderEliminarSobre los comentarios previos: el derecho a la autodeterminación no es cuestionado. El “proyecto de vida distinto al de las élites de España” no está sólo en Catalunya, como es lógico. Y el equilibrio de fuerzas sin la izquierda catalana quedaría bastante descompensado.
Me parece muy interesante el análisis retrospectivo que hace Julio Anguita. Cuando las élites gobernantes y poderes económicos creen que pueden conseguir una parcela que les provea de más control, inician una campaña ideológica dirigida a la población para que todos o la mayoría terminen por defender los intereses de la oligarquía. El nacionalismo se convierte en una de las armas mas preciadas dado que finalmente apela a lo identitario primitivo, haciendo que vía emociones y sentimientos, de forma ya irracional y simplona se imponga el discurso único. La izquierda, en su progresiva dilución teórica, termina aceptando este campo de juego, con la ilusión de conseguir algunas parcelas de influencia social y de también de posibilitar la sobrevivencia, aunque sea basada en la autosuficiencia y en la melancolía. ¿Qué cambia para las clases trabajadora españolas y los catalanas? Creo que poca cosa. Y además, en el resto de España va a provocar aún más regresión. El internacionalismo como seña de identidad parece que queda -como en ocurrió con la ruptura de la II Internacional- de nuevo como pura retórica. Pues nada, las clases trabajadoras -de un sitio u otro- con su burguesía. Y en este proceso catalán no me parece que haya nada revolucionario. Algunos hemos defendido algún nacionalismo como arma transitoria para un cambio, pero no para un no-cambio en los aspectos por los que hemos mantenido en nuestra esfera ideológica. Es decir, que el derecho de autodeterminación no es un absoluto. La post-izquierda al sustentarse en lo identitario y telúrico termina por ser intrascendente. En fin, viva el vino.
ResponderEliminarJoseluisorales te felicito.
ResponderEliminarPor fin una mente clara que sabe donde nos lleva el liberalismo burgues capitalista, que tiene embobada a toda la clase obrera de Cataluña llebandola al matadero.
Está claro que todo lo que está pasando con respecto a Cataluña gira sobre la conservación de un caladero de votos, más que de tratar de mejorar una realidad social. La antigua Convergencia sufre un desgaste y se engancha al carro del independentismo (el cual no estaba anteriormente en su ideario), el Partido popular
ResponderEliminartambién anticipa un inminente bache y sabe que no debe defraudar a sus incondicionales que no gustan de pronunciar con corrección catalana la palabra Generalitat, que mejor que mantener el pulso llamado "choque de trenes" Unos plantean un referendum aunque no sea vinculante a toda costa y otros cuando oyen la palabra referendum, del tipo que sea, les da una terrible desazón propia de una reacción alérgica. Me da la impresión que el pueblo está muy por encima de semejante "performance" (vamos tanta idiotez)y espero que sepa premiar en el día después (Elecciones catalanas) a los que están ahora proponiendo dialogo, entendimiento, negociación y por qué no un referendum para todos con todas las preguntas que sean necesarias.
Totalmente de acuerdo con joseluismorales.
ResponderEliminarLa sociedad necesita de políticos que guíen y tomen decisiones en nombre de la mayoría.
¿Y cual es el entendimiento o visión de la realidad de la mayoría?
La visión de la realidad en cada individuo es evolutiva (ver dinámica espiral de Graves), que de forma resumida pasaría por las siguientes etapas:
1.- Egocéntrica: Dioses de poder, mítica. Y con identidad centrada en su yo y sus necesidades. (Niños o personas infantiles)
2.- Absolutista: Impera la fuerza de la verdad. Tienen sentimientos etnocéntricos. Solo se valora su etnia, tribu o nación (ya sea española, catalana...)
3.- Relativista: Visión humanística, ecologista, todos tenemos derecho a opinar y decidir. La identidad se centra en el ser humano, se puede decir que sienten una identidad mundicéntrica.
4.- Holística: Se percibe la complejidad del sistema. Se entiende que todo proceso es evolutivo, incluido la evolución de conciencia (o visión de la realidad) de cada individuo. Se tiene una identidad kosmocéntrica.
Creo que este planteamiento evolutivo de la conciencia del hombre puede mejorar la ideología de izquierdas.
albertoescobedoruiz@gmail.com