Julio Anguita
Colectivo Prometeo
FCSM
Una de las
innumerables miserias del franquismo consistió en atribuir a los
vencidos en la Guerra Civil el delito
militar de rebelión. Todavía y a pesar
de los años transcurridos, estremece la evidencia de cómo juristas
de carrera: jueces, fiscales y letrados en general, pudieran tragar –
y aún justificar - que los militares golpistas comandados por el
general Franco, se erigiesen en jueces para imputar a sus adversarios
derrotados el crimen de rebelión que ellos habían protagonizado en
exclusiva.
Está claro que
aquella justicia, tanto militar como civil, no estaba fundamentada en
el Derecho sino en la venganza y en la “ejemplaridad” del Código
de Hammurabi. Aquellos tribunales no impartían Justicia (nadie da
lo que no tiene) sino venganza. Aquélla bárbara impostura dejó su
huella y marcó una impronta. El que la
hace la paga bien pudiera ser el santo y
seña de aquellos tribunales del franquismo con el agravante de que
en ellos se habían invertido los roles: victimarios juzgaban a las
víctimas. La expresión clásica latina ad
justitiam per ius (hacia la Justicia por
el Derecho) quedó suplantada por la de ad
justitiam per ensis (hacia la Justicia por
la espada).
El Decreto de 9 de
octubre de 1945 concedía el indulto total a los que quedaban
encarcelados por el delito de rebelión
militar o también auxilio
a la rebelión. Las razones de la
“magnanimidad” se explicitaban en el preámbulo del decreto: el
gobierno consciente de su fuerza y del apoyo de la Nación, se
dispone a dar otro paso en el camino de la normalización progresiva
de la vida española. Aquí no ha pasado
nada.
Cuarenta años de una
dictadura cinceladora de conciencias, valores y actos despóticos que
además se preciaba de la razón de la fuerza, y otros cuarenta de
una Transición que pasó de puntillas por aquél horror, han
devenido en un guirigay justiciero en el que se laminan la
jurisdicción y las competencias de determinados tribunales en favor
de otros sin que medien, cara a la opinión pública, las razones que
lo puedan motivar. Se encarcela, se excarcela o se deja en libertad,
tras una sentencia condenatoria firme. O se comprueba cómo la
jurisprudencia es muchas veces papel mojado. A esto le llaman en
España normalidad democrática.
.
Efectivamente, aunke oi creo que se me an traspapelado los papeles de la sentenzia del asesinato del alcalde de mi pueblo Añora de Córdoba, i ejekutado en Peñarrolla por el uniko delito de aver sido elejido alcalde democratikamente por su pueblo.
ResponderEliminarAze unos años se izo una plazita nueva en el pueblo i algunos vezinos propusieron que se le pusiera su nonbre, pero el ayuntamiento actual governado por el PP. lo evito.
Asi son los nuevos democratas de nuestra España.
Siempre me ha parecido una barbaridad, y más que no hayan sido capaces de anular todas esas sentencias. Luego estaban la lápidas en el trascoro de la catedral (ahora suavizado el texto) que decían: "sacerdotes católicos vilmente asesinados en la 'revolución comunista' de 1936", durante muchos años expuesta la mentira.
ResponderEliminarEn la foto de los prisioneros está mi bisabuelo, su único delito luchar por la libertad y por un gobierno libremente elegido, murió en la cárcel no mucho tiempo después de que esa foto fuera tomada. Dejó viuda y cinco hijos, los cuales murieron esperando justicia. Esa herida se cerró en falso para muchas personas, que a día de hoy siguen esperando que haya una condena justa y pública para los que perpetraron tanta barbarie y maldad.
ResponderEliminarEn la foto de los prisioneros está mi bisabuelo, su único delito luchar por la libertad y por un gobierno libremente elegido, murió en la cárcel no mucho tiempo después de que esa foto fuera tomada. Dejó viuda y cinco hijos, los cuales murieron esperando justicia. Esa herida se cerró en falso para muchas personas, que a día de hoy siguen esperando que haya una condena justa y pública para los que perpetraron tanta barbarie y maldad.
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