¿La nueva Izquierda?
Jorge Alcázar
Colectivo Prometeo
FCSM
Tras ocho años de políticas
neoliberales inflamadas por la retórica ultraconservadora española;
tras cuarenta años de Democracia y Constitución pálidas y
demacradas; tras el tsunami de las sucesivas crisis; tras una Troika,
un rescate, unos recortes y váyase a saber qué más, muchos de
nosotros nos hemos preguntado, a lo largo de este viaje sin fin,
dónde quedó la Izquierda. Porque mirando a un lado y otro sólo
vimos antaño la rosa marchita y el puño traicionero, salimos a las
calles para tomarlas un 15 de mayo, un 22 de marzo, desesperados y
solos en nuestro desamparo; porque esperando la defensa legítima de
nuestros intereses sólo encontramos la estaca criminal de los
grandes sindicatos, decidimos, todavía torpemente, hegemonizar
nosotros mismos nuestras luchas para reclamar los derechos usurpados
y exigir las libertades atropelladas. Y en todo este camino, cuando
caminábamos cerca los unos de los otros y nos mirábamos los rostros
indignados, contritos, nos preguntábamos en voz alta: ¿dónde está
la Izquierda? Y fue así que conscientes de ello depositamos nuestras
esperanzas y energías en la construcción necesaria de una nueva
Izquierda.
Sin embargo hoy, triste es reconocer
que seguimos entonando esta letanía con mayor resignación si cabe.
Al borde de un colapso social, con la mayor corrupción conocida en
nuestra historia reciente, sometidos como carne inútil a los altares
del ansía desmesurada del capitalismo, vendidos por los que dijeron
representarnos, por los que nos representan, a patronales, bancos y
demás piezas mezquinas de este bodegón patrio que es la sociedad
española actual, reconocemos ya la victoria de la nueva tropa
naranja que el poder omnímodo fabricó como apoyo a este régimen
del 78 que gestiona y administra España para sus españoles.
Ahora, la cuenta atrás está en marcha
y no parece haber muchos signos de optimismo. Probablemente ya se
hayan gastado muchas de las balas que en la recámara teníamos, mas
todavía quedan ilusiones, deseos, anhelos, ideas, proyectos,
programas…; pero sobre todo, queda más necesidad que antes de
construir esa nueva Izquierda urgente. En adelante, cuando los
grandes aparatos de la izquierda pongan en marcha sus maquinarias
para los inmediatos procesos electorales, cuando el run run de las
listas y su confección comience a crecer hasta dejarnos sordos, y de
las palabras de los candidatos y candidatas salgan brillantes
discursos que inflamen nuestros pechos, cuando veamos a nuestros
líderes cual fieros caudillos, desde su posición en el partido, en
las administraciones o en cualquier otro cargo a carguillo de poder
que se ostente, enarbolando la bandera de la lucha y la
transformación, apelando a una nueva era para la izquierda y a unas
nuevas formas de hacer políticas de izquierdas, esperemos y exijamos
que de las palabras bienintencionadas pasemos de una vez por todas a
los hechos.
Este artículo, titulado ¿La nueva
izquierda?, pretende ser una crítica sin paliativos hacia la virtud
de la perversión en la Izquierda: perversión de la palabra
izquierda y de los contenidos que violentan los continentes de
nuestras ideas y de nuestra luchas; perversión de nuestra tradición
de lucha; perversión de los programas y proyectos; perversión de
las ilusiones depositadas en una urna convertida en caja oscura,
opaca y cenagosa; perversión, en definitiva, de la izquierda.
Son muchos los
casos que podrían señalarse, pero como estamos en Semana Santa
(como para no enterarse), me quiero detener aquí, como paradigma de
lo denunciado. Si la nueva Izquierda se entrega a las cofradías y a
la Iglesia para convertir nuestra ciudad en una procesión absoluta,
repudio esta izquierda. Si la nueva Izquierda permite, desde las
instituciones, que las calles de nuestros barrios ofrezcan el
espectáculo feudal de palcos y palios para señoritos, reniego de
esta Izquierda. Si la nueva Izquierda se alía en su estrategia de
defensa del fuerte y la plaza propia con aquellos que fueron antes la
Izquierda hasta ser más papistas que el Papa, entonces es también
parte del pasado y del problema, nunca de la solución; si la nueva
Izquierda entiende que una vez que el sillón se ocupa, la acción
pasa de la Transformación a la Gestión y la Administración, esta
izquierda es ya tan antigua como los cargos dilatados, los nombres
reiterados y las demogogias inflamadas; si la nueva Izquierda no
tiene la dignidad para salir de una institución a su debido tiempo y
con la cabeza alta, sigue siendo izquierda esquiva y traicionera, más
de lo mismo.
Si en rigor se está construyendo, allá
donde sea, la Izquierda del futuro, esta tendrá que ser irreverente,
contra cultural, rebelde, desobediente, inflexible en sus máximas,
leal a sus ideas, coherente a sus consignas, valiente en sus
instituciones, llena de hombres y mujeres que no tengan nada que
perder y aspiren a ganar la gloria utópica de nuestros próceres,
sin importarles el peculio o la posición. Jamás podrá ser
timorata, gestora de los programas del otro, decadente, servil y
obediente. Jamás podrá contribuir con el otro, el enemigo, a hacer
aún más ciego al miope. La nueva Izquierda tendrá que llevar en el
frontispicio la máxima: Gobernar para Transformar. Nunca gobernar
por gobernar. Transformar la sociedad en todos sus niveles: social,
económico, político, intelectual, cultural…. Pues otra izquierda,
y no es un capricho del autor de este artículo, no nos sirve para
nuestros intereses y nuestros derechos, más bien al contrario, los
mina hasta acabar creando adeptos al ideario equivocado, conversos en
manos del infiel.
Fantástico Jorge. Absolutamente de acuerdo
ResponderEliminarAaah, la nueva izquierda, !como si ellos mismos no supieran lo que pretendían¡ Se deshicieron de los nexos con cierta tradición crítica y de una cosmovisón determinada y empezaron a levitar. Renunciaron a la justicia y empezaron a pedir dignidad: translocación y delección. Una renovación de las élites gobernantes con unas ansias desmedidas. En un ambiente tremendamente adverso y con pocos asideros teóricos, difícil, como en Italia, veo una reconstrucción. ¿hemos quedado definitivamente aniquilados?
ResponderEliminarVolvemos a empezar y parece que no hubiéramos recorrido camino alguno. Un abrazo Jorge. Sabes que te aprecio mucho
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