Remedios Copa Sánchez
[ reproducimos el artículo aparecido en el Diario de Pontevedra que nuestra amiga Remedios dedica al libro recientemente publicado del compañero del Colectivo Pepe Castaño]
Así
llama J. Esquinas Alcázar a las dos parejas de ojos que representan
el diálogo entre Alonso Quijano y Sancho Panza en el magnífico
texto de José Castaño Hinojo titulado “El Quijote de Castañeda”.
Este
autor, Castaño Hinojo, de larga tradición docente y riguroso
análisis político de la realidad actual a la que contrapone su
profundo conocimiento de la historia, desarrolla en El Quijote de
Castañeda una exposición de la realidad política, económica y
social que padece nuestro país en la actualidad y lo hace
intercalando en la prosa magníficas viñetas en las que Alonso y
Sancho dialogan sobre la situación actual, en un fondo negro,
–reflejo del oscurantismo y el infortunio-, con la luminosidad del
texto en blanco, -ágil y veraz crítica social-, en la que se
expresan dos pares de ojos que representan a ambos interlocutores,
cuál si el Quijote de Castañeda estuviese reescribiendo la obra de
Cervantes en la época actual, en lo que al reflejo de la realidad
social se refiere.
A
tenor de la reciente reunión en la capital del Reino, dónde
políticos y expertos abordaban aspectos del medioambiente y la
sostenibilidad, bien reflejada aparece la situación en alguna de sus
viñetas en las que, tras hallar por fortuna la sombra de una encina,
rememora la añoranza de lo que fue un acogedor encinar desbaratado
por la ignorancia: “los lugareños siempre aborrecieron el bosque,
auguran y temen que los árboles atraen la humedad y empañan la
pureza del aire.
Arrancada
toda la arboleda, arrastrada mucha parte de la tierra vegetal, asoma
el armazón de la infértil roca. Esa ruina es el origen de ese
desolado páramo manchego”, dice Alonso, a lo que Sancho responde:
“Más parece un desierto. ¿No saben que quien a buen árbol se
arrima buena sombra le cobija?.
Me
he parado en esta viñeta por dos razones; la primera, porque refleja
una de las raíces de los problemas que están afectando al planeta y
que obliga a poner el asunto del cambio climático y la
sostenibilidad en la agenda política a nivel internacional, lo cual
vincula este “Quijote” con nuestro tiempo y con la degradación
de nuestro territorio. La deforestación y los incendios convierten
nuestro entorno en verdaderos desiertos de rocas escarpadas. La
segunda, porque curiosamente coincide con las observaciones
comentadas estos días con la persona que me acompañaba desde
Galicia hasta Andalucía, por tierras hispanas y portuguesas en las
que las huellas de los incendios han sustituido la vegetación por un
paisaje desolador que no solamente se llevó vidas por delante
afectando también a la flora y la fauna, sino que ha destruido la
economía y formas de vida de la población del lugar.
Al
autor tampoco le es ajena la situación de las mujeres, la identidad
femenina más allá del hecho de ser mujer y sus consecuencias de
haber sido colocada “en una posición de inferioridad y sumisión
bajo el dominio del hombre con su peor reflejo en el maltrato, la
violencia y el asesinato”. No olvida que “la supuesta capacidad
innata de las mujeres para desarrollar múltiples tareas” en
realidad tiene que ver con la condición impuesta por el sistema
patriarcal que le endosa aquellas responsabilidades que el macho no
está dispuesto a compartir. José Castaño reconoce en este aspecto
la imposición de una condición esclavizante. Igualmente resultan
sabias y vigentes observaciones las contenidas en los diálogos entre
Alonso y Sancho cuando hablan de la inmigración, la iglesia o la
corrupción, plaga que actualmente asola el país; no hay más que
ver el alcance de lo que cada día se destapa y que no es más la
punta del iceberg. El tema Villarejo, con el que se atacó al PSOE en
días pasados, se extiende ahora a la Sra. Cospedal y su esposo, en
este caso al PP, y ésto no es más que un pequeño ejemplo de lo que
en este país se cuece y a nivel global se generaliza.
Ante
esta coyuntura nacional e internacional, se impone una cultura de
cambio que inevitablemente pasa por la escuela y no sería este libro
un texto a despreciar por los docentes dada la claridad de conceptos
y la forma amena de abordarlos; aunque es un texto novedoso y
divertido con la inclusión de viñetas, es un texto prolífico y
profundo del que J. Anguita afirma que es para leer con calma, “para
leer como beben las gallinas”, tomando un sorbo y levantando la
cabeza para reflexionar sobre el contenido.
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