José Aguza Rincón
Colectivo Prometeo
Tras los resultados electorales
del pasado domingo, empiezan a surgir las dudas respecto a la configuración del
que puede ser el gobierno de Pedro Sánchez. El PSOE, a pesar de su campaña del
voto útil y de que viene la derecha, no ha conseguido la ansiada mayoría
absoluta y ahora empiezan las dificultades: obedecer los mandatos de la Unión
Europea o los deseos de un amplio sector de la sociedad con un gobierno
auténticamente de izquierdas.
Todas las posiciones tanto de la
derecha, con Ciudadanos a la cabeza, como de la izquierda de Unidas Podemos,
pueden variar dependiendo de “los sillones” y las concesiones.
Es imprescindible reafirmarse en
unas posturas firmes y un lenguaje sencillo, sin dar bandazos ni engañar al
electorado con el consabido “dónde dije, digo, digo Diego” y mantener las
promesas que se hicieron y se puedan cumplir.
Durante la campaña electoral
Unidas Podemos defendían su deseo de gobernar, cosa a la que todos los partidos
aspiraban, pero lo que dicha formación no decía, era que estaban dispuestos a
hacerlo en coalición con el PSOE. Apenas 48 horas después de las Elecciones,
Unidas Podemos manifiesta su disposición a pactar nombre de ministrables para
apoyar a Pedro Sánchez.
Eso no es lo que quería la gran
mayoría de quienes votaron Unidas Podemos, de seguir dando balones de oxígeno a
la socialdemocracia socialista, ¿o es que ya se nos olvidó lo que ocurrió en
las Elecciones Autonómicas de Andalucía en 2012?
Los protagonismos y ambiciones
personales en Izquierda Unida en aquella cita, optaron por apoyar a los
socialistas y entrar a formar gobierno con una vicepresidencia y tres
consejerías (Gobernación, Turismo y Vivienda y Fomento), a pesar de las
corrupciones y problemas que ya era conocido tenían a sus espaldas y apenas
tres años después la dictadura del PSOE con Susana Díaz a la cabeza, rompían el
acuerdo y convocaba elecciones adelantadas para pactar con Ciudadanos a
continuación.
En estos momentos, la única
posición posible y efectiva, sería apoyar la investidura de Pedro Sánchez, pero
manteniéndose fuera del gobierno, como vigilantes del cumplimiento de las
políticas sociales y no ser cómplices y reos de la mayoría socialista.
La cantidad de temas urgentes que
España tiene sólo pueden abordarse desde la presión libre, la única posibilidad
de derogar la Reforma Laboral, no de modificarla, así como la mejora de la
Educación, de la Sanidad, de los Servicios Sociales, del blindaje de las
pensiones, de una recuperación de la industria, de la agricultura o la
ganadería favoreciendo una repoblación rural y dotación de servicios, de un
impuesto a la banca y las grandes fortunas, de la anulación del Concordato de
1953 y ratificaciones posteriores en 1976 y 1979 del Estado con la Santa Sede,
la devolución de bienes inmatriculados así como del pago del IBI por parte de
la Iglesia, etc.
Todos estos asuntos solamente
podrán defenderse con firmeza si se está en una posición de fortaleza y no
formando parte de un establishment que únicamente prefiere reformar para
contentar a sus socios europeos.
No nos engañemos, ni nos dejemos
engañar, la única manera de modificar es la presión y a quienes hacían promesas
hay que recordarles que las promesas hay que cumplirlas y no mentir a los
electores, porque entonces sí que se le daría la razón aquellos que declaran
que “todos los políticos son iguales”. No, no señor, ni todos los políticos son
iguales ni la sociedad perdona los embustes.
Renunciemos a ambiciones
personales y cúmplase lo prometido ¡Cuidado porque hay otras elecciones a la
vuelta de la esquina!
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