Pintura: Gutiérrez Solana |
Colectivo Prometeo.
Quizá
muchos recuerden aquella vieja serie de televisión de ciencia-ficción americana
titulada “El túnel del tiempo” de 1966, donde sus protagonistas viajaban al
pasado. Viene esta aclaración, porque a veces la realidad supera a la fantasía
en estos días.
Este
último domingo de junio, una gran parte de “mojigatos paseamaderos” e “ignorantes
santurrones” de Córdoba, invadían una vez más gran parte de las calles de
la ciudad, conmemorando el Año Jubilar de las Cofradías, con la justificación
del 90 Aniversario de la Consagración de Córdoba a la devoción del Sagrado
Corazón de Jesús, un evento religioso que se celebró por primera vez aquel 24
de octubre de 1929, con motivo de la inauguración del monumento de la citada
imagen en las Ermitas de la sierra y a la que parece ser acudieron, según
crónicas de la Iglesia, más de 20.000 cordobeses… Puestos a celebrar y dada “la apetecible temperatura” que
disfrutamos estos días, no habría estado mal, repitieran el mismo recorrido
subiendo hasta las Ermitas a ver si sus sebáceas glándulas y materia gris
cerebral se derretían, en vez de ocupar
el espacio público con los riesgos inherentes. Baste decir que ya se han
producido varios accidentes de ciclistas y personas heridas por caídas a causa
de la cera en el pavimento en la calle Cardenal González, donde vecinos y
policía han llegado a cortar el tráfico y por supuesto, como siempre, los
gastos de limpieza a costa del erario público.
No
estaría demás que estas víctimas colaterales reclamasen daños y perjuicios a
los causantes de sus percances o sea a las Cofradías.
Una
vez más asistimos a la usurpación de la calle por una parte de la comunidad,
ignorando los derechos de quienes no comulgan con sus sentimientos religiosos.
No
es que los cordobeses estén anclados en el pasado, es que retroceden
estúpidamente a él en un alarde de fanatismo eclesiástico y la Iglesia está
exultante de gozo con el apoyo y colaboración de la recién estrenada
corporación municipal.
No
olvidemos además, que mientras se fomenta la apología religiosa se vulneran
otros derechos ciudadanos atacando y destruyendo bienes de interés cultural,
como ocurriera en la exposición de la Diputación Provincial con el cuadro “Con flores a María” que fue rajado por
un inculto analfabeto y descerebrado radical a la vez que la Asociación de
Abogados Cristianos demandaba por vía penal tanto a la corporación como a la
autora del mismo y a la ex-delegada de Cultura de la institución provincial,
por lo que ellos consideran “un ataque a sus derechos fundamentales” sin tener
en cuenta los derechos de los demás.
Jamás
en tiempos pasados, la grey disfrutaba de tantos festejos religiosos en sus
calles como en la actualidad y no nos alarmemos que aún seguirán aumentando con
el beneplácito de nuestras autoridades, si no, al tiempo.
La
imagen que ofrecen muchos balcones y ventanales llenos de banderas y
colgaduras, recuerdan más una película del siglo pasado que un acontecimiento
cultural.
No
puedo entender como una religión que habla de amor, puede disfrutar de unos
espectáculos que exaltan la crueldad y el dolor. Me ofende la apología de la
tortura, el martirio y la muerte que las imágenes católicas ofrecen de sus
personajes. Más coherentes me parecen aquellas confesiones religiosas, sin que
ello suponga que defiendo ninguna forma de alienación confesional, que en sus
textos y sus templos no recogen ninguna imagen de sus divinidades. Lo que la
Iglesia Católica mantiene podría considerarse lisa y llanamente “idolatría”:
adoración a imágenes con distintas nominaciones (vírgenes, cristos, santos y
beatos de todo pelaje, etc.)
No
sé cuanto tiempo tendrá que pasar hasta que el ser humano tome conciencia de la
manipulación y control que la religión hace de la persona y de su vida, del
poder que ejerce sobre gobiernos y autoridades…
Una
vez más vuelvo a incidir en el estudio y conocimiento veraz de nuestra
Historia: en nuestro país, Iglesia y Estado siempre han sido los opresores del
pueblo y enemigos de la Cultura.
Excelente y sintético artículo sobre la alienación religiosa, nucleado en nuestra ciudad cordobesa.
ResponderEliminarEl nacional-catolicismo pervive en nuestra sociedad. Y en su expresión más regresiva. En Córdoba, como en Andalucía, la orgía expresiva religiosa logra cotas delirantes. Aquí, para más inri, sufriremos a la derechona conservadora clásica cordobesa en la corporación, que es confesante de facto, con lo cual los fastos nacional-católicos se dilatarán aún más.
Es absurda toda la puesta en escena icónica y nominal católica: propia de un sadomasoquismo explícito que, diríase, semeja una atávica performance propia de un club de SM. En este sentido, la confesión luterana -siendo también, en mi opinión, otra ficción más- es más decente expositiva y litúrgicamente que la católica.
El problema nuclear no es anular a la religión, pues ésta parece ser una adptación evolutiva como señalan estudios sociobiológicos y neurocientíficos. La clave está en la DEMARCACIÓN de la religión en relación con el estado, la política y el ámbito público. Y, en este tema, me temo que nadie quiere adentrarse, ni siquiera los partidos de izquierda teóricamente laicos. Y así estamos.
Me gusta el haberte leído
ResponderEliminarNo comento ya que cada uno de nosotros es libre de escribir lo que quiere- No analizo te leo y me gusta . Un blog necesita comentarios Sin ello Muere Saludos