¡ALARMA, ALARMA, NOS INVADE EL
“MONARCAVIRUS”! *
* (coronavirus Covid-19)
Pepe Aguza
Colectivo Prometeo
Cuando el
miedo y el terror se extienden de manera incontrolada, con frecuencia
fomentados por noticias tendenciosas y a veces hasta falsas de los medios de
comunicación, se pueden convertir en una psicosis de pánico, que hacen
difícil distinguir la ficción de la
realidad y convirtiéndola más peligrosa aún que esta misma.
Vivimos en una
sociedad histérica y muy manipulable, por el exceso de confianza en las redes y
nuevas tecnologías, que pueden incitar a la vulnerabilidad y el miedo. Un miedo
y una histeria colectiva, que en estos tiempos se transforma en global con la
rapidez de la luz y un gran negocio económico superando fronteras.
Atemorizar o
influir en nuestros días en gobiernos, procesos electorales, economía o salud,
es relativamente fácil y ejemplos nos sobran.
La
manipulación de la información, sea real o ficción, es tremendamente peligrosa.
Baste recordar como anécdota, aquel 30 de octubre de 1938, cuando apenas hacía
dos años que Konrad Zuse había inventado el ordenador Z-1 que no sería
operativo a nivel empresarial hasta 1942,
ni existía Internet que se desarrollaría en plena Guerra Fría por los
Estados Unidos en 1969, cuando la grave voz de un genial Orson Welles, aterrorizó
a través de la radio a la población americana, desde Newark en New Jersey,
donde centenares de familiar huyen de sus hogares, al igual que en Alabama,
Nueva Inglaterra y otros muchos estados y ciudades, donde sus habitantes intentan
escapar o echarse al campo con armas para detener la invasión alienígena que
creen estar sufriendo. Todo se debió a la imaginación y el perfecto montaje que
el actor hace de la obra de ciencia ficción “La Guerra de los Mundos” de Herbert George Wells. El pánico
polarizaba las mentes, impidiéndoles actuar
razonablemente.
Con los medios
con que hoy cuenta el mundo, el efecto de las imágenes de los acontecimientos a
los que se puede acceder en directo, favorecen
la reacción, que de no ser controlada, pueden alterar a la sociedad global.
El miedo puede
servir para evitar riesgos, pero también cuando se produce de forma exacerbada
e irracional, puede degenerar en una psicosis colectiva, provocando la
expansión y amplificación de rumores exagerados y bulos que impiden el desarrollo de la actividad y la vida
normal. Es imprescindible una buena
información y comunicación y generar confianza en la población y en el uso de
los recursos sanitarios públicos.
Algo así
parece estar ocurriendo en estos tiempos, con la amenaza del coronavirus, una grave epidemia de
gripe, con un nuevo virus mutado que
surgió en la ciudad china de Wuhan, aunque su origen bien pudiera haber sido
creado en el polo opuesto del planeta, como en tantas ocasiones.
El primer caso
de coronavirus confirmado por la Organización Mundial de la Salud ( OMS), fue
en China el 31 de diciembre de 2019.
Según
diferentes informes, sus creadores que podrían ser responsables de miles de
muertes, son Erika Bickerton, jefa del grupo de coronavirus del Instituto de
Biotecnología Pirbright, Sarah Keep, bióloga y viróloga molecular de la misma
institución y Paul Britton, también biólogo molecular y virólogo, experto en el
control de coronavirus aviares, diagnóstico y estrategias para vacunaciones.
El virus pudo
haber sido creado en 2014 como una mutación del ya conocido SARS y aparece registrado y publicado en la
Oficina de Patentes estadounidense el 20 de noviembre de 2018, con el número
USA 1013070182. (Datos que pueden
confirmarse en la página Canal 7: La verdad del Covid-19)
¿Cómo ha
podido aparecer en la ciudad china de Wuhan?
Como casi
siempre, detrás de estas pandemias, está la intervención de grandes firmas y
laboratorios como ocurriera con Roche y su oseltamivir
contra la gripe A y ahora podría ser Johnson & Johnson que piden
financiación para una vacuna contra el coronavirus que ya podrían tener,
esperando el momento oportuno de ponerla en el mercado.
La guerra
bacteriológica hoy puede ser una nueva forma de bioterrorismo y más peligrosa y
mortal que cualquiera de las conocidas hasta nuestros días. Por otra parte,
puede ser el arma más eficaz para detener o destruir economías, como en este
caso está ocurriendo: la caída de Bolsas mundiales y el miedo de los inversores,
la anulación de eventos internacionales (el Mobile World Congress de Barcelona,
la Feria Art Basel en Hong Kong, la Feria del Turismo de Berlín, la del
Automóvil de Ginebra o los carnavales de Venecia) son un ejemplo de ello, lo
que supone la pérdida de millones de dinero y de miles de puestos de trabajo.
La OMS ha elevado el nivel de riesgo de expansión a muy alto, al haberse detectado ya casos
en todos los continentes.
Según datos
del Centro Nacional de Epidemiología, el pasado año en España tuvimos 525.300
casos de gripe, con un nivel de ingresos hospitalarios de 35.300 personas y
6.300 muertes, o sea que sólo en nuestro país, el pasado año sufrimos más
defunciones que lo que hasta ahora ha producido el coranavirus a nivel mundial.
En nuestro
país, hasta la fecha ya se han detectado más de 120 contagiados en diferentes
comunidades como Andalucía, País Vasco, Cataluña, Comunidad Valenciana, Canarias, Baleares, Aragón, Castilla y León o
Madrid y la cifra sigue subiendo.
A ver si se toman las mismas medidas con la
Iglesia cuando llegue la Semana Santa, con los eventos procesionales y los
riesgos que suponen la aglomeración, el contacto físico de costaleros y
feligreses y la movilidad de cientos de miles de personas, aunque claro el
coronavirus no ataca a los santos de madera, otra cosa sería si se presentara en
forma de carcoma …¡A ver que andaluz lo
dejan de clausura en su casa para evitar infección…!
Este
“monarcaasesino” (coronavirus) que tiene mayor incidencia en personas mayores,
con bajas defensas y ancianos con otras patologías, le está haciendo un buen trabajo
a las arcas públicas, al disminuir el gasto en pensiones y reducir la población
pasiva.
La actual
epidemia de gripe por coronavirus, se
podría sospechar como el ataque más destructivo a la potente economía china,
aunque los procesos gripales son reiterativos todos los años, pero es muy
curiosa la forma, el lugar y el momento de su aparición.
Por otra parte, nunca se ha puesto nacionalidad a estas epidemias, como
en las primeras semanas los medios de comunicación otorgaron a ésta (gripe
china), salvo la de 1918 conocida como “gripe española”, que por otro lado tampoco
lo fue, ya que su aparición ocurrió por primera
vez en Kansas, durando hasta 1920 y causando entre 50 y 100 millones de
muertes. Sin embargo en España, fue uno de los países europeos de
menor mortalidad (aproximadamente 200.000 personas, mientras que en el Reino
Unido pudieron fallecer unas 250.000 personas, en Italia o Francia alrededor de
450.000 en cada una y en Estados Unidos casi el 28% de la población sufrió la
enfermedad, matando entre 500.000 y 650.000 individuos, así como en China que
pudo alcanzar al 40% de su población, terminando con la vida de unos 30
millones de fallecidos)
La razón de
llamarle “gripe española” fue por la difusión dada por la prensa en nuestro
país, mientras la censura a causa del conflicto bélico de la Primera Guerra
Mundial impedía informar de la enfermedad en el resto del mundo.
En el caso
actual, la prensa, radio y televisión acometió una doble postura de
intimidación: primero nacionalizó la epidemia, aunque después el término
“china” se suprimiera y una segunda fase de inculcar el pánico y la histeria
con una alarma social que bloquea producción, cierra empresas e impide el libre
tránsito de las personas como medida preventiva de evitar el contagio.
A lo largo de
la historia, todos los años la gripe causa millones de enfermos y cientos de
miles de fallecidos, aunque algunas de las más graves a recordar fuese la ya
mencionada de 1918 (Gripe española) que afectó a personajes históricos como el
rey Alfonso XIII o el pintor noruego, autor del famosos cuadro “El grito” Edvar
Munch y víctimas como Humberto de Saboya, hijo del rey Amadeo I de España, el
poeta francés Guillaume Apollinaire, Jacinta y Francisco Marto, visionarios de
la Virgen de Fátima a quienes ni la madre de Dios les salvó y hayan sido
canonizados como los primeros santos no mártires por el papa Francisco, Woodrow
Wilson, presidente de Estados Unidos o el pintor Gustav Klimt, por citar
algunos.
A mediados del
siglo XX, en 1957 aparece la gripe asiática,
que produjo algo más de un millón de muertos y en 1968 la gripe de Hong Kong que produciría entre 700.000 y el millón de
fallecidos.
En 2009 se
detectó otra grave epidemia en Estados Unidos: la “Gripe A” (ocasionada por el
virus H1N1/09 Pandémico), clasificada por la OMS con un nivel de alerta 6 y que
a pesar de toda la presión y alarma generada y los millones de vacunas, que generarían
el gran negocio de las farmacéuticas, sólo produciría una baja mortalidad a
nivel mundial, aproximadamente 210.000 víctimas.
Donald
Rumfeld, entonces Secretario de Defensa de Estados Unidos con George W. Bush y
uno de los accionistas mayores de los Laboratorios Roche, sería uno de los
beneficiados de la masiva venta de oseltamivir
(un antiviral de marca comercial Tamiflú), como antes decía y de los miles
de millones de dólares que supuso.
Y para
terminar con ficción, otra curiosidad: en
1981 Dean R. Koontz, escritor norteamericano de novelas de ciencia ficción,
terror, suspense o misterio, publicó una obra titulada “Los ojos de la oscuridad”, en la que hace referencia
proféticamente a un virus (el Wuhan 400), que había sido diseñado en unos
laboratorios militares, para causar una gran pandemia y la muerte por neumonía
de quienes se contagien.
¿Coincidencias?...
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