Remedios Copa
Colectivo Prometeo
De creer en el mito religioso y festividad infantil, a los Reyes Magos les pediría sin duda algo que, a juzgar por lo que estamos viendo, no nos han traído.
Le pediría unos gobernantes cuya ética intachable velase por el buen gobierno de los recursos, ejecutase una distribución justa de la riqueza, garantizase la conservación de la vida de todos por encima de los intereses económicos espurios de unos pocos y que, aquellos que ignoran las necesidades reales de la población o carecen del conocimiento exhaustivo de los diferentes factores del área que les toca gobernar, sea local, nacional o global, no pudiesen tomar decisiones políticas que afectan negativamente a todos; porque para eso los elegimos y los ciudadanos debemos exigir el cumplimiento de sus promesas electorales.
Obviamente los Magos, o no aparecieron, o se dieron la vuelta ante la imposibilidad de ilustrar a los gobernantes terráqueos, afanados como están en servir a un capitalismo depredador y extractivo que compra voluntades y destruye la ética de los políticos igual que destruye el buen nombre y la imagen de aquellos que no se venden a sus intereses.
Sea por servir a intereses ajenos a los de la ciudadanía que representan o por falta de conocimiento, estrenamos el 2022 escuchando verdaderas falacias y despropósitos, no solo de la oposición que ya nos tiene acostumbrados a eso en su ardua tarea destructiva de acoso y derribo al Gobierno, (en especial a Unidas Podemos), sino que esta vez, también al PSOE le está luciendo el pelo.
Y si digo que les luce el pelo es porque más que escuchar a sus socios de Gobierno en temas de medioambiente y medidas para frenar el cambio climático, así como en implementar medidas de sostenibilidad en la política económica y de desarrollo para un futuro sostenible que evite el colapso al que nos estamos precipitando y garantice la vida en el planeta, cada vez sus pronunciamientos se desvían más del imprescindible decrecimiento y el necesario cambio de paradigma y se suman a las propuestas de la derecha y el capitalismo salvaje.
Olvidan quienes toman ese camino que si continúan con el crecimiento continuo, clave esencial del sistema capitalista, un crecimiento del 3% anual duplicaría las emisiones contaminantes actuales en 24 años. Y aunque la falta de recursos en un planeta finito impediría dicho crecimiento, los desastres provocados por el calentamiento global, (que ya nos está mostrando de lo que es capaz), serán incalculables y ya no habrá vuelta atrás. En este aspecto coinciden los científicos, que son los que realmente saben del tema, pero cuyas advertencias no acaban de penetrar en las mentes de la mayoría de los políticos; y menos aún de los poderosos que marcan la política desde la sombra.
Tenemos en los últimos días varios ejemplos de estos despropósitos, tanto a nivel nacional como en la propia UE, dónde parece que los grandes oligopolios terminarán logrando sus pretensiones de continuar con el uso de energías fósiles, cambiar de nombre a determinadas energías altamente contaminantes,( gas natural y centrales nucleares), de modo que estas últimas pasarían a gozar de las prebendas de las limpias y terminaremos viendo como acaban llevándose tajada incluso del dinero público y los Fondos Nest Generation.
Por otro lado y más allá de las consideraciones por razones del cambio climático, nos encontramos con algo que está sucediendo en nuestro país y que repercute en el hábitat, economía y salud de la población española, sobre todo en determinadas zonas, dónde las concesiones a los monopolios y grandes corporaciones arrebatan el medio de vida a la población y condenan su territorio a perder la soberanía alimentaria destruyendo la forma natural de desarrollo agrícola y ganadero. Esto es especialmente grave, cuando estamos viendo como los problemas de escasez y encarecimiento energético ponen en jaque el actual sistema de abastecimientos alimentario, (además de otros productos), en el cual los alimentos que consumimos en España viajan una media de 3.800 Km, según diferentes estudios, con la consiguiente contaminación, consumo energético y encarecimiento del alimento.
Con respecto a las macrogranjas, dónde se recluyen entre 4.000 y 5.000 animales juntos, y que ahora se pretenden instalar otras de mayores dimensiones emulando a las ya existentes de vacuno que alcanzan los 20.000 terneros, haciéndolo incluso en un territorio donde ya existen pueblos que tienen que ser abastecidos de agua para el consumo por culpa de la contaminación de los acuíferos con nitritos, no resulta admisible. Recordemos que Aragón tiene más del 30% del suelo contaminado. Es de justicia reconocer la razón del Presidente Lambán al oponerse.
Si tenemos en cuenta que la UE ha expedientado a España, y requerido en varias ocasiones, para que tomase las medidas pertinentes en cuanto a vigilar y limitar la producción intensiva de carne, tanto por el uso de antibióticos administrados a los animales hacinados como por la contaminación producida por el purín en tierras y acuíferos, parece que nuestros políticos ignoran que por esta razón Bruselas llevó a España ante los Tribunales europeos por las 7 zonas contaminadas con nitritos en nuestro suelo. De los efectos perniciosos para la salud por el consumo de carnes tratadas con antibióticos y de las aguas contaminados con el purín que los contiene, han alertado fuentes sanitarias en varias ocasiones y advirtieron de que esas prácticas contribuyen a la aparición de resistencias de las bacterias a los antibióticos, con los riesgos que eso conlleva para nuestra vida.
También las autoridades sanitarias llevan años advirtiendo de los riesgos que supone para la salud el excesivo consumo de carne, tan habitual en nuestro país; para corregir esa tendencia se han realizado campañas recomendando la dieta mediterránea, con más verduras y menos carnes.
Si tenemos en cuenta todo esto, difícilmente se puede entender que se esté descalificando al Ministro Alberto Garzón por explicar algo tan serio y necesario para el conocimiento general y que Europa viene poniendo en práctica desde hace tiempo, tanto para proteger la salud y el medioambiente, como para mantener la producción extensiva tradicional, sustentable y favorecedora a su vez del desarrollo agrícola autóctono imprescindible.
Pero menos aún se entiende que PP, Vox, Ciudadanos y PSOE se opongan a la iniciativa de Unidas Podemos para prohibir las macrogranjas, e impedir la ampliación de las ya existentes, en zonas declaradas como vulnerables o sobreexplotadas.
¡Volved, queridos Magos, que aún no habéis hecho que los incompetentes escuchen a los Sabios!
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