martes, 18 de octubre de 2022

Una Luchadora

                    

Remedios Copa
Colectivo Prometeo

Este mes se cumplió el aniversario de la muerte de una mujer luchadora, Aida de la Fuente Penaos.

Aida de la Fuente fue una libertaria, militante comunista española conocida como la Rosa Roja de Asturias, cuyo monumento en Oviedo contiene una errata en la fecha de nacimiento pues figura 1918 en la inscripción pero su nacimiento fue el 25 de febrero de 1915 en León y su fallecimiento tuvo lugar en Oviedo, el 13 de octubre de 19934, el mismo día que quedó destruido por un incendio el edificio de la Universidad de Oviedo y todo cuanto contenía. Tuvo una activa y corta vida pues murió durante el levantamiento revolucionario de octubre, conocido como Revolución de 1934 y duramente reprimido por el ejército.

Con respecto a la citada revolución, recordar que las mujeres pudieron votar por primera vez en España en las elecciones de 1933; elecciones en las que el Partido Radical entró en el Gobierno, aunque para muchos éstos tendían hacia la derecha pese a definirse como centro, el Presidente de la República incluyó a tres ministros de la CEDA en el Gobierno lo cual disgustó a comunistas y socialistas que reaccionaron con una buena huelga a modo de insurrección. Así se llegó a la huelga general que dio pié a la Revolución de 1934, cuyo verdadero peso estuvo en Asturias donde se formó una gran alianza, la UHP, y contó con los mineros que estaban bien armados y organizados.

Nuestra heroína era hija de Gustavo de la Fuente González y Jesusa Penaos del Barrio. Su padre había sido el fundador del Partido Comunista de España en Oviedo y fue pintor de carteles y decorados para el teatro Campoamor de Oviedo. Tras la muerte de Aida, su padre también sufrió un duro proceso, aunque más tarde volvería a ocupar cargos en la política.

Educada en el seno de una familia comunista, cuyos hermanos militaban en las Juventudes Comunistas, pronto destacó como figura conocida en el movimiento juvenil de Oviedo. Pese a que parezca olvidada, muchos la consideraron la Pasionaria asturiana, aunque nunca alcanzara su relevancia entre otras razones porque su corta vida fue truncada a los 19 años. Pero pese a ello, Aida fue homenajeada y aún sigue siendo recordada por muchos a día de hoy para los que merece un digno recuerdo.

En octubre de 1936, el Batallón Asturias nº 1 llevaba su nombre y su simbolismo empezaba a ser aceptado por el PSOE; el 16 de febrero, en el teatro Dindurra de Gijón, el socialista Moreno Mateo señalaba a Aida Lafuente como una de las dignas heroínas que dio a la historia el pueblo español y “símbolo del heroísmo femenino astur”

La mayoría de las fuentes consultadas señalan su labor en la organización de cocinas colectivas montadas en la periferia de Oviedo para dar de comer a los combatientes revolucionarios que estaban en primera línea; muchos autores la señalan llevándoles abastecimientos a la primera línea y otros testimonios también la sitúan con una importante labor como enfermera en el hospital.

Cuando perdió la vida actuaba como enlace entre los grupos que controlaban la ciudad y el Comité Revolucionario de Oviedo y según datos de su biografía, el día 13 de octubre intentaba frenar el avance del ejército con una ametralladora situada en las inmediaciones  de San Pedro de los Arcos; pero cuentan que ya estaba sola cuando un sargento legionario la invitó a rendirse y, en lugar de hacerlo, disparó su pistola y mató a un legionario. Otras fuentes aseguran que fue fusilada. Lo cierto es que allí acabó su vida y su cadáver fue depositado en la fosa común junto a la tapia de San Pedro de Los Arcos. Ese no debería ser el final para ningún ser humano, pero continúa sucediendo como si nada hubiésemos avanzado.

Entre quienes nombran su figura está Alejandro Valdés, que la sitúa entre los días 7 y 8 de octubre colaborando en el hospital como enfermera. Valor y solidaridad no le faltaron  y su figura da para reflexionar y más en los tiempos que corren. La utilización que de ella se puede hacer también.

Utilizada como símbolo del ímpetu revolucionario juvenil y convertida en heroína fue utilizada en homenajes, poemas y canciones. Personajes como Brian D. Bunk, Nuberu, Raúl González Tuñón, Víctor Manuel, y Nacho Vegas se han inspirado en ella. Brian D. Bunk, profesor de la Universidad de Massachusetts que vivió en Oviedo mientras preparaba un libro, dedicó un monográfico a Aida Lafuente titulado “Revolutionary Warrior and Gendered Icon: Aida Lafuente and the Spanish Revolution of 1934”. Otros, como José Ramón Gómez Fouz, dejó refutado en su libro “Clandestinas” el facsímil de la partida de nacimiento de Aida que desmiente a quienes la refieren como una niña de 15 o 16 años.

En el mitin celebrado en Madrid el 29 de febrero de 1936, cuando ya se había transformado su apellido en la variante Lafuente y se iba convirtiendo poco a poco en un símbolo de referencia  entre las filas comunistas, Rafael Alberti leyó su poema Libertaria Lafuente “…y que no niegue esa gente/que esos dos pechos cortados/que esos brazos arrancados/son Libertaria Lafuente”.

Entre esas referencias simbólicas, en un cartel conservado en el Archivo General de la Guerra Civil Española, se rinde homenaje a cuatro “Heroínas de la independencia y la libertad de España”: Agustina de Aragón, Mariana Pineda, Aida Lafuente y Lina Odena, destacadas en la lucha contra la invasión francesa y contra la reacción conservadora y ultra liberal.

Aunque a muchos no gustara el término libertaria, por posible asociación al anarquismo, la figura de Aida de la Fuente se convirtió en modelo a seguir por las milicianas, destacada en periódicos de Gijón y de León, fue símbolo y referente de mujer revolucionaria para asociaciones y movimientos juveniles, militancia comunista, intelectuales y artistas, como dice Alberti, “Cuando haya otra revuelta, No habrá nadie tan valiente, que ponga su pecho al frente, como Aida de Lafuente”.

Ojalá nunca más tuviese nadie que volver a poner su pecho al frente.



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