Pepe Aguza
Colectivo Prometeo
En estas fechas todos los escaparates de las tiendas y negocios se llenan de deseos de “Felices Fiestas” y “Feliz Navidad”, cuatro palabras repetidas hasta la saciedad por las personas de manera automática e instintiva, sin un ápice de credibilidad.
Unas fiestas creadas e intencionalmente cambiadas de fecha en el siglo IV, para festejar el nacimiento de Jesús de Nazaret por los cristianos, cuyo origen se remonta al mandato del Papa Julio I, gobernante de la Iglesia entre los años 320 y 353, en el Concilio de Nicea, por intereses puramente egoístas de infravalorar otras celebraciones de origen pagano en Roma.
Las calles iluminadas en un derroche energía y luces, mientras miles de hogares no pueden pagar la factura eléctrica, avenidas saturadas de árboles de Navidad y decoraciones, se llenan de miles de personas, que en un trasiego continuo, despilfarran en compras, regalos y comidas, ignorando las decenas de criaturas mendigando en aceras o soportales, malviviendo mientras suplican una limosna para poder subsistir o una oportunidad para algún trabajo precario con que pagar el albergue y evitar dormir a la intemperie, bajo el frío y la lluvia.
Cientos de personas, sin techo, cuyas viviendas han sido embargadas o han perdido el trabajo, e incluso en algunos casos hasta la familia, que solo pueden acudir a comedores sociales, bancos de alimentos o servicios sociales, para poder recibir alguna ayuda o comer cada día.
Es indignante que mientras se alardea de falsa opulencia, la marginación y la precariedad, se ceban en millones de familias y personas.
Deberíamos detenernos y mirar a nuestro alrededor, la sociedad que seguimos construyendo, donde millones de personas no pueden satisfacer sus necesidades más básicas de empleo, alimentación, acceso a la vivienda, agua, electricidad, sanidad o educación, motivadas por guerras, capitalismo exacerbado, corrupción, invasiones, explotación capitalista y esclavitud, colonialismo, o falta de recursos y cambio climático.
Más de 736 millones de personas viven en situación de extrema pobreza, lo que representa el 10% de la población mundial.
Cerca de 800 millones de criaturas que pasan hambre en el mundo. Frente a estas cifras, el 1% de la población controla la riqueza del planeta, superando los 370 billones de euros, lo que supone que cada uno, supere el millón de activos, para entrar a formar parte del exclusivo club Bilderberg, que agrupa a las 130 personas más ricas del mundo, según la revista Forbes.
Personajes como Elon Musk, de distintas nacionalidades (sudafricano, canadiense y estadounidense), posiblemente el más rico del mundo con una fortuna de 218.000 millones de dólares, el mujeriego Lawrence J. (Larry) Ellison, George Soros, considerado el donante más generoso del mundo, Bill Gates, Mark Zuckerberg o los españoles Amancio Ortega, cuya fortuna supera los 53.500 millones, su hija Sandra Ortega, la segunda persona más rica de España, actual presidenta de Inditex, cuya fortuna se considera superior a los 5.400 millones de euros, Rafael del Pino y Calvo Sotelo, presidente ejecutivo de Ferrovial, con una fortuna superior a los 3.800 millones o Juan Roig, presidente de Mercadona, cuya hacienda supera los 3.400 millones, todos ellos nadando en la opulencia, mientras millones de seres se debaten en la indigencia y el infortunio.
Desde el inicio de la pandemia del COVID, 573 individuos se han convertido en milmillonarios en el mundo, mientras que por el contrario en 2022 las personas bajo el umbral de la pobreza extrema, ha aumentado en 263 millones más.
Más de mil millones de seres, viven con menos de un dólar al día, los mismos que no tienen acceso al agua potable o que cerca de 30.000 niños menores de cinco años mueran cada día de hambre en el mundo y enfermedades que podrían ser evitadas.
En España, el riesgo de pobreza en junio de 2022, según el Instituto Nacional de Estadísticas, se incrementó hasta el 27´8 %, suponiendo el 15 % en el ámbito rural, algo superior al urbano, que se estimaba en torno al 12´8 %, afectando especialmente a las mujeres y la infancia, siendo líder de la Unión Europea en pobreza infantil, solo por detrás de Rumanía y Bulgaria. España solo dedica a políticas de la infancia el 1´3 % del PIB, mientras el promedio de los países europeos está en torno al 2´3 %, lo que significa un punto más.
La falta de formación y de empleo, son dos de las causas principales de la precariedad y pobreza, cuyas características pueden resumirse en falta de salud, marginación, desarraigo, vivienda o ingresos.
En España, la desigualdad que se produce entre regiones del norte y el sur es manifiesta, lo que se refleja en los datos de la renta y del paro.
Las Comunidades donde mejor se vive indudablemente son Navarra, La Rioja, Aragón, País Vasco o el Principado de Asturias, mientras que por el contrario las que peor calidad ofrecen son Canarias, Andalucía, las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, Extremadura, la Región de Murcia, Castilla-La Mancha o Galicia. Una calidad de vida que descendió considerablemente desde el inicio de la pandemia en el año 2000 como puede observarse.
En Andalucía, según los últimos datos del XII Informe de la Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social. Seguimiento de los Indicadores de la Agenda 2030 UE 2015-2021”, en términos absolutos, hay 3.270.000 personas en situación de pobreza, llegando al 38´7 % de su población.
El 54´7 % de la población tiene dificultades para llegar a fin de mes, disponer de electrodomésticos básicos como lavadora o calefacción o incluso acceder a ciertos alimentos como pescado, carne o frutas al menos cada dos días.
Por otra parte existe un importante desequilibrio por sexos en materia salarial, lo que significa que más de 930.000 mujeres trabajan por debajo del salario mínimo interprofesional, suponiendo una brecha salarial de unos 3.860 euros menos respecto a los hombres, el 26´8 % de su nómina.
El caso de Córdoba es especialmente significativo al representar uno de los mayores porcentajes de empobrecimiento de España, contando con un bajísimo nivel de intensidad laboral, con multitud de mendigos en sus calles recogiendo chatarra entre las basuras o malviviendo en viviendas abandonadas o zonas de chabolismo.
La tasa de paro en el segundo trimestre de 2022, rozaba los 80.000 desempleados, situándose en el 20´67 %, la tercera más alta de España, muy superior a la media nacional que estaba en el 12´48 %, contando con cerca de 275.000 personas en riesgo de pobreza, mientras la tasa de empleo se establecía en torno al 43´64 %.
Si realmente fuéramos conscientes de esos deseos que predicamos en estas fiestas, para alcanzar una sociedad más justa y solidaria, sería necesario enfrentarse a la cruda realidad de nuestro entorno, de la calle, movilizarse y exigir a nuestros gobernantes unas leyes y unos impuestos más ajustados a la realidad económica de sus ciudadanos, que permitan su alimentación, una mejora de la enseñanza y la salud, la creación de empleo y la igualdad de oportunidades, el acceso a una vivienda digna y unos salarios que cubran las necesidades de las familias, lo que indudablemente llevaría a un mayor desarrollo y bienestar de las personas, evitando esta lacra social que representa la pobreza.
Esos deberían ser los verdaderos deseos de Felicidad para estas Fiestas.
Pepe, la pobreza ha disminuido con las políticas socialistas. Gracias al Partido Socialista hay más oportunidades para todos con la ayuda social de nuestro gobierno.
ResponderEliminarLa perfección no existe, salvo en utopías librescas y en demagogias al uso. La realidad es que los socialistas, combinando mercado y estado, hemos rebajado esas cifras..
Los que tienen la receta para acabar con la pobreza, ya que tienen tan magnifico secreto, secreto que ningun economista moderno conoce, seria positivo que nos la expusiese, al objeto de practicarla. Menos "bálsamos de fierabras", menos buenismos verbales, y más realismo.
Saludos, Pepe.