Zdzislaw Beksinki " Sueños fotografiados" |
Remedios Copa
Colectivo Prometeo
Cada noche me acuesto con
la esperanza de que la sociedad reaccione y la realidad cambie, pero cada
amanecer vuelve a sumergirme en la negra distopía: apartheid, guerras,
genocidios, miseria y hambre.
De seguir esta tendencia,
la salud mental de la población y la seguridad y paz en el mundo van a depender
más de apartar de los gobiernos y del poder en la sombra a mercaderes, señores de la guerra, psicópatas
y gobernantes corruptos, que del trabajo de los profesionales de la salud
mental y de los esfuerzos de organizaciones pacifistas. Nada fácil, ¿verdad?
Pero imprescindible si no queremos vernos avocados a desastres infernales.
Mientras los miedos, las mentiras y la distorsión de la realidad que nos inculcan a diario sigan paliándose a golpe de amenazas a la libertad de expresión e información por un lado y adormecimiento a la población con pastillas para paliar la angustia, ansiedad y depresión que todo esto genera por otro, (recurso oficial ortodoxo), junto con la expansión del consumo de otro tipo de drogas, (legales o ilegales), la batalla social necesaria para cambiar las cosas no parece que se vaya a dar. Y conste que la solución solo se podrá dar si la base social reacciona y exige otro curso para su destino.
Si hacemos un repasito
por las guerras, y sin ser las únicas, de la que más se habla es de la desatada
por Israel sobre Palestina; tal vez por tratarse de un genocidio en el que
están puestos los ojos del mundo, aunque no se haga nada para pararlo más allá
de declaraciones sin consecuencias por parte de los Gobiernos más influyentes
en el mundo pero que siguen suministrando armas a Israel, pese a que las
utiliza sobre la población palestina. Esos suministradores se saltan la
legislación internacional sobre suministro de armas a países en guerra. Pocos
son los gobiernos que han denunciado en la Corte Internacional los crímenes que
se están cometiendo sobre la población de Gaza.
El pasado miércoles se
informaba de la decapitación de un niño en Gaza y que se estaba quemando a
gente refugiada en escuelas a las que se les había desplazado. Desde Rafat
informan de que el ejército Israelí terminó con la vida de 45 desplazados y han
tomado los tres hospitales que quedaban funcionando en Gaza e impiden que
entren los heridos.
Pero ya está claro que
toda Cisjordania correrá el mismo destino. Estos días Israel está realizando la
mayor incursión militar en Cisjordania, matando a 9 palestinos y arrasando con
escavadoras, blindados, aviones de combate y drones las carreteras, infraestructuras
hídricas y eléctricas en Yenin, Tulkarem y Tubas. Mientras esto sucedía, el
Ministro de Exteriores israelí, Katz, abogó por el desplazamiento masivo de los
palestinos en Cisjordania.
La otra guerra, de la que
como miembros de la OTAN somos participes, está poniendo en vilo al Organismo
Internacional de Energía Atómica. Ya en su día advirtieron los técnicos en
energía nuclear advirtieron, cuando la central nuclear de Zaporiya estuvo en
riesgo, que una explosión podría desencadenar explosiones en cadena en otras
centrales. Ahora, tras la incursión de Ucrania en territorio ruso, el Director
del Organismo Internacional de Energía Atómica, Rafael Grossi alerta del riesgo
de que se produzca una catástrofe nuclear si no cesan los combates en las
inmediaciones de todas las centrales nucleares, pero especialmente en relación
a la de Kurtz señala que sus reactores son de la era soviética, como los de
Chernóbil y no están protegidos por el tipo de estructuras de contención que
normalmente tienen las centrales modernas por lo que, además de ser susceptible
de ser fácilmente dañada por misiles y por ataques de artillería, puede verse
afectada por los ataques de Ucrania a centrales eléctricas y otros elementos
necesarios para la seguridad de Kurtz.
El hambre y la
desigualdad también son factores de desestabilización social, enfermedad y
muerte. Un ejemplo lo tenemos en Colombia, enfrentada a “una de las mayores
crisis humanitarias del mundo”. Según Jan Egeland, activista colombiano, más de
8 millones de colombianos viven en zonas donde operan grupos armados y 5
millones aproximadamente viven desplazados dentro del país tras el acuerdo de
paz firmado en 2016. La crisis humanitaria que vive este país es poco conocida,
pese a que existe riesgo de exterminio de tribus indígenas. Los cárteles de la
droga y otros grupos armados son alimentados por el narcotráfico y la población
civil se encuentra en medio del fuego cruzado. Egeland refiere ocho conflictos
armados dentro del país, en los que estos grupos luchan entre sí y con el
ejército.
Y abreviando para no
aburrir con más datos, un repaso por Afganistán es un buen ejemplo más de lo
que traen consigo las guerras y la situación en la quedan los países que las
padecen. Tras años de guerra interna, con los EEUU por medio, cuando abandonan el
país precipitadamente, el Gobierno al que sostenían desaparece y los talibanes
recobran el poder, con lo que Afganistán está aún peor que al principio.
Como suele ser habitual,
las mujeres son una vez más las más perjudicadas. Pero es que en este caso, los talibanes de Afganistán aprueban una ley
de apartheid, una ley de género que prohíbe a las mujeres hablar en público.
También tienen prohibido estudiar y son obligadas a ir totalmente cubiertas,
además de mantenerse en silencio en público. Se trata de una amplia ley moral
de cuyo cumplimiento se ocupa “la policía de la moral” que depende del
Ministerio para la propagación de la Virtud y prevención del Vicio. De nada
están sirviendo las condenas de la Oficina del alto comisionado de la ONU, cuya
representante Ravina Shamdasani afirmaba: “Estamos hablando de mujeres que
están siendo completamente silenciadas, a quienes están intentando convertirlas
en sombras”.
Es obvio que las guerras
solo traen destrucción, muerte, hambre y miseria, como también lo es que las
mujeres siempre sufren la peor parte y viendo sus derechos restringidos; sobre
todo ahora que se olvidó el respeto a las obligaciones internacionales de
respetar la integridad de población civil.
También en esto es un
desgraciado ejemplo Israel: además de matar mujeres y niños, obliga a esas
madres a ver morir de hambre y sed a sus hijos, cuando no despedazados y sin
recibir asistencia médica. Eso es doble tortura. Y por supuesto, pretende que
se revoque la nominación a los premios Emmy de la reconocida periodista
palestina Bisan Owda.
¿Alguien puede sostener
que una sociedad en la que se producen esta serie de barbaridades es una
sociedad civilizada?
986 227 146 ext 723
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