Pepe Aguza
Colectivo Prometeo
No se recuerda en España, desde
los años cincuenta, una tragedia por fenómenos naturales, como la acaecida la
pasada semana en la Comunidad Valenciana y territorios limítrofes,
extendiéndose a tierras andaluzas. Ello se debe a diversas causas, además de
las atmosféricas, producida por la DANA, que ya estaba pronosticada, como
podrían ser la tardanza en los avisos de alertas y emergencias, cuando ya se
estaban produciendo las avalanchas de viento y agua en muchos lugares,
impidiendo el tráfico y regreso de los trabajadores de sus empresas y puestos
de trabajo, además de túneles, sótanos o viviendas inundadas, suponiendo una
trampa mortal para miles de personas que se veían arrastradas por la violencia
del agua.
El trágico error de
interpretación de los avisos meteorológicos, la alerta tardía, a pesar de las
advertencias previas de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), desde una
semana antes incluso de la alerta emitida por el Centro de Coordinación de
Emergencias, el propio martes 29 a las 12´20 h., serían ignoradas por el propio
Presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, apenas cuarenta minutos
más tarde, a las 13 horas, en un mensaje diciendo “lo peor ha pasado y la intensidad de la DANA disminuirá en las horas
siguientes. El temporal se desplaza hacia la Serranía de Cuenca en estos
momentos, por lo que se espera que hacia las 18 horas disminuya su intensidad”,
algo totalmente falso cuando los peores efectos estaban por llegar, al
desbordarse ríos y barrancos, arrastrándolo todo inicialmente a su paso en
cuestión de minutos en Torrent, Picanya, Paiporta, Benetúser, Sedaví,
Massanassa o Catarroja.
No es hasta las 20´12 horas, cuando miles de personas se encuentran atrapadas en carreteras, en sus empresas o sus hogares, con el agua al cuello, cuando la Generalitat lanza una alerta por SMS, para pedir a la población que no salga de sus casas, cuando ya es demasiado tarde y la tragedia ha comenzado.
De nada valen ahora las
explicaciones, en su rápida visita del Sr. Feijóo y su amigo el socialista
Emilio García-Paje, cuando fue el PP y VOX, quienes redujeron sustancialmente
los Presupuestos de la Comunidad para 2024 en todo el sector público en más de
300 millones de euros, recortando un 38 % el gasto en Cambio Climático y un 9 %
en Prevención de Incendios, pasando de 237 millones del gobierno anterior a
solo 148 millones presupuestados por el nuevo gobierno del PP y VOX, que ellos
consideraban “chiringuitos”, cerrando
en su día la Unidad Valenciana de Emergencias, mientras potenciaban las fiestas taurinas, invirtiendo 17 millones
en tan anacrónicas y salvajes actividades.
A todo esto, también hay que
reconocer que ante la magnitud de la tragedia, el Gobierno Central y el Ministerio de Defensa de la señora Margarita
Robles, no han actuado con la suficiente celeridad y movimiento de recursos
humanos y materiales (soldados, camiones, grúas, maquinarias, escavadoras, etc)
que se hacía esperar.
El Ejercito Español cuenta con
120.000 soldados en activo, sin contar cargos y jefaturas, dotado con un
Presupuesto para el año 2024, de 15.768 millones de euros, de los que 581´2
millones, se destinan a atender gastos de fuerzas armadas desplegadas en el
extranjero y armas en conflictos como el de Ucrania.
Nada más conocerse la dimensión
de la tragedia, miles de valencianos, dotados de cepillos, escobas, rastrillos
y otros aperos doméstico, sanitarios, médicos, enfermeros, bomberos, policías,
estudiantes, jubilados, empresarios y todo tipo de ciudadanos se prestaron a
colaborar de forma solidaria e inmediata, organizando una fuerza de más de
quince mil personas cada día en su socorro, desplazándose a pié o autobuses,
para dedicarse a labores de limpieza, retirada de vehículos y rehabilitación de
viviendas y suministro de agua, alimentos y productos de primera necesidad a
los afectados, así como localización de víctimas y desaparecidos, mientras el
ejercito, que pagamos con dinero público todos los españoles, enviaría
inicialmente solo 1.034 efectivos, aunque otros 4.000 más se vayan incorporando
progresivamente, (sin contar con los más de 5.000 guardias civiles incorporados
a la zona) lo que es una auténtica vergüenza, dado el número de soldados con
que cuenta el Ejército para dedicarse a juegos de guerra, maniobras o realizar
vistosos desfiles, en vez de acudir con urgencia a socorrer a los desgraciados
ciudadanos, pudiendo limpiar y mejorar la situación de las carreteras, vías de
acceso a sus pueblos y las viviendas, que no han sido destruidas, en poco tiempo.
A día de hoy, ya se han superado
las 210 víctimas mortales, además de los centenares de personas aún desaparecidas,
que con toda seguridad aumentarán esta cifra en próximas fechas.
Estas catástrofes deben hacernos
pensar que es imprescindible mejorar los
servicios públicos, sanitarios, educativos, sociales, de vivienda y todos
aquellos considerados básicos de los ciudadanos y reducir los gastos militares,
que en nada favorecen a la sociedad, salvo colaborar en el mantenimiento de
conflictos bélicos.
A pesar de la tardía visita, con
sus falsas palabras, de la Casa Real y del Presidente del Gobierno, no se puede
olvidar la obligación de esclarecer responsabilidades penales, civiles y políticas
de esta tragedia, exigiendo transparencia para evitar que dicha situación
vuelva a repetirse. Un dolor y sufrimiento que bien podía haberse evitado con
mejores medidas de prevención y la adecuada gestión de riesgos, si los
organismos correspondientes no hubieran sido desmantelados.
A las comunidades españolas
afectadas por cualquier emergencia hay que enviar toda esa tropa militar que
mantenemos con dinero público, asegurando un futuro digno y una calidad de vida
segura y estable.
Pepe Aguza.
Colectivo Prometeo.
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