jueves, 8 de julio de 2021

El Decrecimiento como perspectiva necesaria

 


Remedios Copa

Colectivo Prometeo

El movimiento decrecentista es de las pocas propuestas históricas que tienen plena vigencia en el contexto actual; lo tuvo en la crisis de 2008 y lo sigue teniendo tras la pandemia, manteniéndose como el único camino para frenar la posible extinción.

Ya en 2009, Latouche afirmaba que el Decrecimiento con mayúsculas es mucho más que una alternativa concreta y que de esa matriz partirían múltiples alternativas que se situarían fuera del paradigma suicida del crecimiento, cuyas consecuencias nos sitúan hoy al borde del abismo como civilización y como especie.

Cuando hablamos del cambio climático, sus causas y consecuencias, es ineludible hablar de Decrecimiento porque es la herramienta contra la fe dominante del mundo moderno, empeñado en mantener el crecimiento continuo en un planeta finito y de recursos finitos.

Pues bien, ni los recursos son infinitos ni el planeta puede con las agresiones de los humanos y su loca carrera de explotación y consumo; estamos viendo estos días los efectos que tales comportamientos producen en el medioambiente y las consecuencias catastróficas que llevan consigo. La ola de calor de asola parte de Norteamérica se ha cobrado ya en torno a mil vidas humanas y muchas hectáreas de bosque arrasadas por el fuego, con la consiguiente destrucción de flora y fauna de las zonas afectadas.

Todo esto sin olvidar que los científicos están advirtiendo de que la veloz descongelación de los casquetes polares es una bomba que amenaza con mucho más que con la subida del nivel del mar.

Aunque el problema se viene atribuyendo al aumento de la población mundial, sin negar que contribuye porque según datos de Casal en 2014 se había multiplicado por siete con respecto a 1800, ese no es ni el único ni el mayor problema que tenemos hoy, puesto que si esa es una razón para decrecer, también lo es el consumo desbocado que hacemos, el desperdicio de alimentos, la contaminación innecesaria que muchas veces generamos.

Si la biocapacidad actual del planeta es de 1,73 hectáreas por cada persona, lo que cada uno de nosotros consume de más es gracias a que nos estamos apropiando de lo que otros consumen de menos. Por tanto, son muchas las vertientes desde las que tenemos que reflexionar si los humanos queremos continuar viviendo en este planeta.

Tal como consta en las conclusiones del I Congreso de la Rede para o Decrecemento Eo- Navia/Galiza/O Bierzo, publicadas en el libro “Decrecemento. Construindo alternativa”, “Decrecimiento no quiere ser un atranco ni una denominación rígida e inamovible. Lo que queremos es decrecer para sobrevivir, llamémoslo como lo llamemos, y hacerlo de manera democráticamente decidida, social e internacionalmente justa y consciente de la realidad de extralimitación ecosocial”.

El resultado de las conclusiones a las que llegaron los participantes en el Congreso, (varios cientos de personas), es que la alternativa a un decrecimiento democráticamente controlado será un decrecimiento autoritariamente dirigido y socialmente injusto como ya comienza a mostrarse cada vez más generalizado, de tal modo que, tras el agotamiento del capitalismo cabe la posibilidad de dos modelos: uno democrático y comunitarista  hasta que nos volvamos a situar dentro de los límites de un planeta finito, y otro que adoptaría un modelo nazi y genocida que sacrifique a la mayoría para mantener los privilegios de unos pocos.

Como ya he afirmado en otras ocasiones, la postura decrecentista es tan necesaria como dura de defender en una sociedad de cultura consumista, porque aboga por modificar la escala de valores sociales y también el cambio interior de cada uno de nosotros. Al mismo tiempo, habla de la necesidad de relocalizar la producción y las numerosas actividades humanas como modo de superar la globalización y la centralización ajena a la realidad ambiental y social de los territorios, a todas luces insostenibles, tanto por el deterioro ambiental como por la escasez de recursos.

El libro “Decrecemento. Construindo alternativa”, aborda diferentes ámbitos y sienta las bases para un debate social de gestión en áreas como la organización y autogestión; sociedad, valores y eco-feminismo; medioambiente; salud; energía y transporte; educación; alimentación, consumo y economía de proximidad; y por último, medios de comunicación y cultura. Aporta por tanto una visión amplia y accesible que permite familiarizarse con el concepto de decrecimiento y la necesidad de decrecer y permite adentrarnos en una realidad que todas las personas deberíamos conocer, reflexionar sobre ella y analizar nuestra posición frente a esa realidad.

El Decrecimiento requiere un debate social sosegado, con  participación de todos los afectados previo a las actuaciones que implementen objetivos, para evitar que puedan ser eco-fascistas y/o resultar muy perjudiciales para el entorno, de modo que las consecuencias negativas no tengan vuelta atrás; por esa razón, debemos estar preparados para entender, actuar y evitar males mayores.

Como dice Carlos Taibo, hay que estar preparados para la sociedad postcolapsista y ver el decrecimiento como una perspectiva, no como una teoría y, menos aún, como una ideología. (En el libro “Decrecemento. Construindo alternativa”se incluye una aportación inédita de este autor a la Rede para o Decrecemento Galiza/Eo-Navia/O Bierzo).

 

 

 

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