jueves, 17 de julio de 2014

Telefónica: divide y vencerás


En unas décadas, Teléfonica ha pasado de 10 a 315 millones de clientes… y de 90.000 a 20.000 empleados. El secreto: el ‘noble’ arte de la subcontratación.

Sara Plaza
Diagonal
    Divide y vencerás. Ésta es la estrategia que ha seguido Telefónica, según denuncian sindicatos y trabajadores, desde que el Gobierno de Aznar en 1997 sacara a la venta el último paquete de acciones públicas de la compañía y en 1999 se consumara su privatización. “En los 80 y 90 Te­lefónica tenía entre 75.000 y 90.000 empleados y ahora quedan unos 20.000. Los trabajadores que faltan somos nosotros, que estamos en contratas y subcontratas”, expresa Javier Marco, miembro del comité de empresa de Cotronic, una de las con­tratas más combativas. Mar­co explica que los que ayer tenían un empleo fijo y buenas condiciones laborales hoy viven en precario diseminados entre contratas y subcontratas. Sólo en Barcelona existen siete contratas diferentes y unas 512 subcontratas.
     El gigante de las telecomunicaciones firma un contrato con estas empresas cada cinco años para repartir sus servicios de instalación y mantenimiento. El último contrato se firmó en 2012 y en él se incluía una bajada anual de la retribución a las contratas del 5%, tal y como explica Jordi Juan, abogado del Col·lectiu Ronda. “En 2013, las contratas cobraron un 5% menos que en 2012 y así sucesivamente. Las empresas reparten este ajuste entre los trabajadores con dos consecuencias: su rendimiento mínimo es superior y, entre los autónomos, se incrementa el horario laboral. Así, te puedes encontrar a un instalador subido a una escalera a las 21,30h”, explica.

Desigualdad salarial

Este sistema de externalización viene acompañado de importantes diferencias en las condiciones de trabajo. Y la primera es el tipo de convenio. “Mientras los trabajadores de Telefónica tienen un convenio propio que recoge parte de la tradición sindical de una empresa que era pública, los trabajadores de las contratas y subcontratas se rigen por el convenio del metal. Y esto trae una desigualdad salarial importante”, explica Juan, ilustrando la situación con un ejemplo con datos de 2011: “Mientras con el convenio del metal un oficial de primera instalador ganaba 20.000 euros brutos anuales, un trabajador de Telefónica oficial de segunda que llevaba tres años en la empresa ganaba 45.000 euros al año”, explica. “Es como si me hablaras de otro sistema solar, son dos realidades diferentes”, concluye.
Aparte de lo que marca el convenio, el sueldo de los trabajadores externos también depende del sistema de puntos. “Los empleados tienen que llegar a un mínimo de puntos para alcanzar el rendimiento mínimo mensual. Si no llegas, te expones a ser sancionado”, cuenta el letrado. Así, por cada instalación, alta o avería reciben puntos que sólo son computados cuando se termina el trabajo. “Esto fomenta el trabajo a destajo”, afirma. El valor de cada tarea se ha ido encareciendo al mismo ritmo que disminuía el presupuesto en el contrato firmado con Telefónica. “Los trabajadores han pasado de necesitar 175 puntos mensuales en 2012 a 184 en 2013 y, al año siguiente, 193”, explica el abogado. Javier Marco pone un ejemplo: “Cuan­do ahora hago un alta para la operadora Jazztel consigo dos puntos. Tengo que hacer cinco al día para ser rentable. Antes valía con hacer tres o cuatro instalaciones por jornada”.

Externalizar los riesgos

Más allá del salario, existe otra gran diferencia que es la gestión de los riesgos laborales, tal y como denuncia Cristina, empleada de Telefónica desde hace 27 años y miembro de la Plataforma Sindical En Construcció. “Telefónica tiene muy pocos accidentes porque el trabajo peligroso se ha externalizado. Hay muertos en las telecomunicaciones y son muertes externalizadas. Los trabajos más peligrosos los hacen las subcontratas”, relata la empleada de Telefónica que explica que este eslabón de la cadena, que son empresas contratadas a su vez por las contratas, son las “cloacas” de la precarización.
“Hay diferentes niveles y según vas bajando te encuentras peores condiciones. Ahora en las contratas se fomenta que los trabajadores se hagan autónomos y se conviertan en subcontratas. Yo, si la empresa no me da las medidas de seguridad y la formación necesaria, me puedo negar a trabajar. Ellos, si se niegan, al día siguiente están en la calle”.

Unirse en la lucha

En cuanto a las subcontratas, “hay casos delirantes”, afirma Jordi Juan. “Yo he visto a un trabajador de una contrata que tiene a su vez una S.L. con trabajadores a su cargo. Es decir, con la nómina que cobra contrata a su vez a más trabajadores. Con este nivel de subcontratación los trabajadores se enfrentan a una flexibilidad brutal”, denuncia el abogado quien se queja de que no hay posibilidad de negociación colectiva mientras hay gente que trabaja entre “60 y 70 horas a la semana”.
“La estrategia es divide y vencerás. Ahora mismo no saben ni el personal que tienen, pero les da igual, no les importa porque ganan dinero”, explica Aitzol Ruiz de Azua, presidente del comité de empresa de Cotronic y así lo demuestran las cifras. A día de hoy Tele­fónica tiene unos ingresos de 14.141 millones de euros netos y ha pasado de contar con 10 millones de teléfonos instalados en 1978 a más de 315,7 millones de clientes en marzo de 2013.
Frente a esta situación, trabajadores de las contratas Cotronic, Elec­nor, Itete, y Abentel y empleados de Telefónica decidieron mezclarse el pasado 30 de junio en la primera huelga conjunta, que se celebró en la provincia de Barcelona. “Si vas solo eres más vulnerable por lo que hemos decidido extrapolar nuestra lucha con otras contratas”, explica el representante de los trabajadores mientras recalca que la unión es el camino.

800 despidos en un ERE en Atento

Además del servicio de instalaciones y mantenimiento, el área comercial también está externalizado. Estos servicios tampoco viven ajenos a la precariedad, tal y como explica Rebeca Muñoz, miembro de CGT en Atento Madrid. “Han plantea­do un ERE que afecta a más de 800 empleados en una empresa que ha tenido beneficios en el último trimestre. Esta medida está totalmente injustificada”, explica Muñoz, quien asegura que la amenaza es la deslocalización. Mientras la plantilla intenta defender unos puestos de trabajo con una media salarial de 750 euros mensuales, la empresa que opera en 16 países, está publicando ofertas en América Latina. “Nos han dicho que los trabajadores en España generamos muchas pérdidas”, asegura. La compañía de teleservicios, antigua filial de Telefónica, fue vendida en octubre de 2012 al fondo de inversión Bain Capital. “Este fondo buitre está dando pasos para reestructurar la empresa”, cuenta Muñoz mientras relata que Telefónica se aseguró a Atento como proveedor de servicios durante nueve años “pero no sabemos dónde”.

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