Manuel Delgado Milán
FCSM Córdoba
Si el miedo existe, esa es la mala noticia. Si Unidos
Podemos ha dado miedo a muchas personas que, quizás no estando conformes
con su presente y sintiendo incierto su futuro, se han aferrado a eso
de "virgencita que me quede como estoy", queda mucho trabajo por hacer.
No hay que desesperar porque hay un gran margen para abrir los cambios que el país necesita. Es ahora el momento de poner en evidencia qué cambios son necesarios y quiénes están dispuestos a hacerlos posibles. Es la hora de hablar de cada propuesta, de cada medida y que la sociedad examine en el tajo, lo que realmente quiere y lo que cumplen sus representantes.
Será en estos cuatro años en los que demos la medida de lo que Unidos Podemos podría haber logrado en el gobierno, de lo que nadie más, hoy por hoy, está dispuesto a hacer posible.
Cada medida tiene que ser asumida como una bandera de cambio por la sociedad. Para ello hay que establecer una conversación permanente con amplio protagonismo social que se refleje en el Congreso, en los medios y las redes, llevando la iniciativa de las leyes para que mejoren la economía, el empleo, los servicios públicos, la vida de las personas. Que, en definitiva, hagan efectivos los derechos de la gente; en un proceso de ejercicio de la democracia, sobre lo concreto y cotidiano de la vida de la mayoría social.
Cada diputada/o de Unidos Podemos va a trabajar para que quienes no los votaron se pregunten: ¿para qué me sirvió elegir diputados si ahora no puedo evitar que decidan contra mis intereses, los que sólo actúan obedeciendo a sus amos?.
No hay que desesperar porque hay un gran margen para abrir los cambios que el país necesita. Es ahora el momento de poner en evidencia qué cambios son necesarios y quiénes están dispuestos a hacerlos posibles. Es la hora de hablar de cada propuesta, de cada medida y que la sociedad examine en el tajo, lo que realmente quiere y lo que cumplen sus representantes.
Será en estos cuatro años en los que demos la medida de lo que Unidos Podemos podría haber logrado en el gobierno, de lo que nadie más, hoy por hoy, está dispuesto a hacer posible.
Cada medida tiene que ser asumida como una bandera de cambio por la sociedad. Para ello hay que establecer una conversación permanente con amplio protagonismo social que se refleje en el Congreso, en los medios y las redes, llevando la iniciativa de las leyes para que mejoren la economía, el empleo, los servicios públicos, la vida de las personas. Que, en definitiva, hagan efectivos los derechos de la gente; en un proceso de ejercicio de la democracia, sobre lo concreto y cotidiano de la vida de la mayoría social.
Cada diputada/o de Unidos Podemos va a trabajar para que quienes no los votaron se pregunten: ¿para qué me sirvió elegir diputados si ahora no puedo evitar que decidan contra mis intereses, los que sólo actúan obedeciendo a sus amos?.
Desde el primer día, hasta el último de la legislatura, hay que estar a lo que le importa a la gente, movilizando en logros de objetivos concretos. Que no falte un comedor infantil en verano, que se derogue el impuesto al sol, que ninguna familia pierda el sueño por no tener garantizado un techo. Que se eliminen los copagos, que nadie muera por falta de la medicina que no puede pagar, que ningún alumno deje los papeles estudios por falta de medios, que no tenga que emigrar, que no abandonen una investigación necesaria. Que cada dependiente sea asistida, que las pensiones estén garantizadas, que sea digna la vejez de quienes nos dieron toda una vida de trabajo.
Se tendrán que retratar quienes se opongan a medidas económicas que se van a imponer por sentido común, porque son buenas en si mismas, para cada pequeña y mediana empresa, para cada español; que son buenas para España, para la viabilidad a medio y largo plazo del país en su conjunto. Que, aunque no sean tan buenas para quienes lo quieren todo para ellos y de forma inmediata, no sean estos pocos los que marque el paso al resto.
¿Podemos tener la energía más barata y sostenible?, desde luego. ¿Podemos crear riqueza en energía renovable?, claro. Y tener sistemas de transporte más limpios y seguros, también.
¿Hay inteligencia colectiva para hacer realidad una educación que potencie y desarrolle las capacidades individuales, creciendo en los valores colectivos?.
¿Es posible una administración transparente y un control de cada euro para que sea provechoso a lo que quiere la inmensa mayoría?.
¿Podemos mejorar la democracia, el sistema electoral y la toma de decisiones colectivas, el debate de iniciativas populares, la revocación de cargos, las responsabilidades de quienes, desde cualquier cargo o puesto público, traicionen la confianza del pueblo?.
¿Queremos y podremos conseguir que algún día Hacienda seamos todos, en la misma medida que la riqueza que tenemos?. ¿Se ayudará a quien ayude y se castigará a quien nos empobrece?.
¿Alguna vez serán los que dictan las leyes los primeros en cumplirla y no los que se la saltan?.
Hay unos cientos de preguntas como esas, más importantes incluso, que no se pueden responder en una papeleta de voto. Pero son las preguntas que realmente importan si queremos ser un país que merezca la pena.
Tenemos a setenta y un representantes que Pueden y van a hacer esas preguntas, que van a responderlas. Hay mucho trabajo por delante y mucha esperanza en el esfuerzo colectivo. El miedo no debe cambiar de bando, debe desaparecer. Es la Dignidad, personal y de país, lo que debe cambiarnos, a cada una y cada uno.
Si miramos lejos, nada está perdido. El 26J es un buen punto de partida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario