Manuel Marrero Morales
Colectivo Prometeo
FCSM
Contra todo pronóstico del aparato
socialista y del aparato mediático del régimen, en unas primarias con voto
secreto, la referencia de los avales y todas las predicciones han saltado por
los aires. Ha ganado la militancia crítica con el aparato, la militancia que se
piensa de izquierdas y que considera que su partido es de izquierdas.
El PSOE, en su proceso de descomposición
y descenso sin frenos cuesta abajo, con todas las alarmas encendidas, se ha dado
una pequeña tregua. La militancia, descontenta y avergonzada le ha respondido a
sus dirigentes que "no nos representan". Este PSOE que, al parecer,
desea la militancia es el de un partido alejado del camino hacia el centro
derecha, que le produjo éxitos electorales anteriormente. Antagonismo, pues,
entre militancia y dirigentes. Mayor consonancia entre militantes y votantes.
Es curiosa la correlación entre los
avales (6.000 firmas explicitas más para Susana Díaz, los avales del miedo y de
la dependencia del puesto de trabajo) y los resultados del voto secreto (15.000
votos más para Pedro Sánchez). Susana perdió 5.000 avales que esperaba fueran
votos, 2.000 de ellos en su feudo andaluz. Con poca elegancia intelectual hasta
en el perder.
A mí no me parece que para PODEMOS sea
una buena noticia este resultado; porque Pedro Sánchez es menos claro, más
cambiante, menos predecible. Es capaz de ganar más en un río revuelto de
indecisos, porque "parece hasta de izquierdas".
Ahora vienen algunos de los retos: congreso
de redefinición del partido, posición ante el gobierno del PP, política de
alianzas, mociones de censura, propuestas para gobernar,...
Si Pedro Sánchez tuviera alguna veleidad
izquierdista de poner en cuestión los gobiernos de Rajoy y Cifuentes, el PP lo
amenazará con unas elecciones anticipadas. Así que, lo más probable es que
veamos en las próximas fechas mucha política de gestos, dentro de lo correcto y
asumible por el social liberalismo y por algunos sectores de la
socialdemocracia, sin modificaciones sustanciales en las propuestas económicas
y de gran calado para las élites económicas, que ya irán embridando al
candidato, si en vez de mirar para la Francia de Macron o la gran coalición
alemana, se le ocurriera mirar para Portugal y su gobierno de izquierdas.
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