domingo, 22 de octubre de 2017

Autogolpe de Escarmiento

 
 
Manuel Delgado Milán
FCSM Córdoba

     En este Madrid-Barça, que es un partido entre mafias, ya vale todo. Uno no sabe como explicar que fue Coscubiela quien mejor defendió el Estado de Derecho frente a los acuerdos ilegales del Parlament los días 6 y 7; que fue Colau quien más condenó la reacción represiva del 1 de Octubre. Desde entonces las amenazas cruzadas, subiendo la apuesta. Enfrente de los dos polos están siempre todos los políticos catalanes y españoles de Unidos Podemos- En Común Podem. 
   Tenemos tres partidos enfrente en Cataluña, los que sostienen el gobierno y las CUP y a dos grandes asociaciones independentistas.  Aquí, desde el polo que ya podemos llamar monárquico y tripartito, tenemos también enfrente a tres partidos, al rey y al movimiento de masas por la unidad forzada y represiva de Cataluña.  
   A estas alturas ya podemos afirmar rotundamente que ambos polos estan atacando la democracia y la ley. Merece especial detalle el papel de las instituciones arbitrales, desde el Tribunal Constitucional, los tribunales, hasta el rey. Escandalizan también el descarado uso de los medios de comunicación públicos y privados. Nada, ni a nadie,  podemos esperar que dé luz y sosiego en una crisis cada vez más dramática para las ciudadanías catalanas y española. Estamos solos Unidos Podemos-En Común Podem, junto a la gente que queda sensata y unos pocos intelectuales y periodistas que, ante tanta locura, nos da poca visibilidad.  
    Los polos van creciendo porque se cohesionan y movilizan con los embates del contrario. En Cataluña crecen desde ayer quienes no pueden compartir el golpe de Estado a la Autonomía catalana. España se llena de banderas frente a un proceso independentista. El régimen del 78, que se sabe fracasado, quiere involucionar hacia su restauración aprovechando que más fracasado está el independentismo. Se trata de machacar, escarmentar, con la excusa del independentismo, a todo el que cuestione el régimen, aprovechando para cerrar las grietas.  En realidad, a quien no pueden dejar sin escarmiento, es a Unidos Podemos por decirlo mismo en todos lados, y ser la primera fuerza en Cataluña en elecciones generales, no apostando por el separatismo, y tener 71 diputados, que se consideran extraños, robados al bipartidismo. Desde que irrumpió desde las plazas del 15M, no ha habido tregua en criminalizar y estigmatizar con la campaña más antidemocrática que recordamos, a la única esperanza de regeneración democrática de España y Cataluña. 
    Ni planificado les sale mejor la escalada de tensión rupturista del estatus quo, para evitar que la ciudadanía rompa por donde a ella le interesa y se ponen en peligro los intereses del bipartidismo monárquico corrupto, unido a la trama del IBEX35, y a los poderes financieros globales. 
    Para cerrar la grieta enorme de carácter social habrían abierto la falsa grieta independentista. Falsa de toda falsedad, porque es absurda la lucha entre dos catetismos cuando estamos en una crisis por desafíos globales a la supervivencia de la Humanidad. Retos ecológicos, lucha geopolítica por la hegemonía entre la decadente supremacía económica de USA frente a China y emergentes, contradictoria con su enorme y hoy incontestable potencia militar. Absurda lucha por cerrar fronteras quien exporta la mitad de sus productos, en manos de empresas, multinacionales en su mayoría. Falso todo, como el golpe de Tejero, cuando las amenazas reales vienen, indistamente, de las fuerzas que se enfrentan y se dirigen a quienes pieden seguro con el enfretamiento.  
    Dentro de los dos frentes hay corruptos que tienen en la sociedad el apoyo de demócratas, pero sólo pueden ganar, en el enfrentamiento, las mafias de ambos lados. 
     Se están llevando, se han llevado por delante, la voluntad compartida de convivencia democrática, sobre el respeto a los derechos y libertades. Ninguno respeta la ley, solo la exhiben como excusa, pero violándola en su interpretación cocinada a demanda. 
Ilegalidades enfrentadas,  superándose en cada acción reacción.
Dicho lo anterior, comentemos jurídicamente la última y alarmante jugada.
El artículo 155 aplicado por el gobierno no es aplicable ni a la motivación que expresa,  ni a la implícita que delatan las medidas propuestas, pues es evidente que persiguen forzar cambios políticos fuera de la vías y cauces constitucionales. Ello no es  posible ni mediante dicho artículo, ni tiene amparo de la Constitución española. 

   No es posible la destitución e imposición de un gobierno, la supresión de competencias y posterior disolución del parlamento de Catalunya, ni la convocatoria de nuevas elecciones autonómicas. En realidad para la suspensión de facto de la autonomía, se viola la Constitución, se suspende la normalidad democrática. Ninguna norma expresa, ni en la más extensa interpretación, habilita y legitima al gobierno, ni a ninguna institución, para hacer lo que se ha propuesto al Senado. 

   La Autonomía Catalana es una institución que preexiste a la propia Constitución, que la reconoce al mismo nivel que  otras. Como no existen mecanismos para suspenderla, como no es posible suspender la Constitución, ni el Estatuto de Autonomía por el Gobierno, ni aún con la aprobación por unanimidad del Senado y del Congreso. Solo sería posible cambiando la Constitución por las normas previstas en ella, terminando en votación mediante referéndum. Imaginemos el resultado en Cataluña, y en España de lo que han decidido Rajoy y sus palmeros de PSOE Y C's. ¿ Se ha hecho bajo supervisión y dictado real?. 

Hay antecedentes históricos en España de casi todos los atropellos. Algo parecido se produjo y ejecutó durante la II República Española, mediante la Ley de 2 de enero de 1935, que suspendió la vigencia del Estatuto de Autonomía de Catalunya, sustituyendo a la autonomía completamente el Estado. La Ley fue recurrida ante el Tribunal de Garantías Constitucionales (el Tribunal Constitucional de la República), que declaró su inconstitucionalidad en la sentencia de 5 de marzo de 1936. Suspender una autonomía suponía infringir la Constitución y su estructura organizativa de poderes públicos.
 Contamos con otro antecedente que descarta lo que se ha hecho como acorde a nuestra Carta Magna. En la tramitación parlamentaria del texto constitucional de 1978, se propuso por la UCD una enmienda (con el número 957, diario de Sesiones, 7 de agosto de 1978) que fue rechazada, y que disponía lo siguiente:

“Los órganos regionales podrán ser disueltos si las medidas adoptadas no se cumplen o también por razón de seguridad nacional. La disolución requerirá el acuerdo favorable del Senado en el primer caso y el de ambas cámaras en el segundo. Se nombrará una comisión gestora integrada por personas elegibles para la Asamblea de la comunidad autónoma, según el Estatuto de la misma. Esta comisión convocará elecciones dentro del plazo de tres meses y despachará mientras tanto los asuntos urgentes a reserva de ratificación por los nuevos órganos de la comunidad.

Si la disolución tiene por causa razones de seguridad nacional, la comisión gestora actuará durante el tiempo y con las facultades que señale el Gobierno, previo acuerdo favorable de las cámaras. Al cesar la comisión gestora se procederá a las nuevas elecciones para los órganos regionales.”

El poder constituyente rechazó expresamente lo que ha hecho el gobierno, que se contempló, que pudiendo haberse incluido, es claro que no se optó por esa solución a un posible conflicto entre Comunidad o Estado.

Es imposible, sin incumplir la Constitución y las leyes, cualquier medida derivada del artículo 155 que pretenda sustituir a la voluntad manifestada por el pueblo catalán en las urnas, forzando unas nuevas elecciones.

La Constitución autoriza e incluso obliga a adoptar medidas para el cumplimiento de las normas o para detener una actuación contraria a los intereses generales, pero no a cambiar gobiernos “salidos” de unas elecciones legítimas. 

Se entiende que a muchos no les gustara la composición del parlamento de Catalunya, ni su Gobierno, ni las actuaciones de ambos, pero nadie que se llame democrático convirte ese disgusto en un golpe de Estado, institucional, amparándose en un artículo 155 y una Constitución que representa valores contrarios.

 Si lo toleramos, se consolidará la involución democrática, en un trágico fracaso colectivo. ¿Estamos ante otro autogolpe usando ahora a Puigdemont, en lugar de a un Tejero?.  ¿No vemos al rey, hoy como ayer, ejerciendo el papel de ''autoridad competente''?.
¿Y ahora qué?. La reacción con estos antecedentes, no esperemos que sea de repliegue del Parlament, y convocatoria de elecciones. Lo esperable es que la debilidad política y jurídica del gobierno español sea socorrida con la  declaracion de la independencia. 
Lejos de lo que pensamos están todas las jugadas contempladas. Son conocidas y aceptadas desde Europa. Desde Europa se busca el escarmiento de la España y la Europa que no puede nacer. Escarminento en el culo ayer de la Grecia frente a la deudocracia. Escarmiento cuando la democracia amenaza con ser realmente soberanía popular. Escarmiento a las demandas reales del pueblo.  Lo dijeron anteayer en Oviedo, en la clave que emplean para nombrar a ese enemigo. Europa frente al populismo y el nacionalismo, dijo el presidente del Parlamento Europeo, pero lo que quería decir es los poderes financieros reales necesitan el escarmiento al peligro que supone UNIDOS PODEMOS. 

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