Manuel Delgado Milán
FCSM Córdoba
En este Madrid-Barça, que es un partido entre mafias, ya
vale todo. Uno no sabe como explicar que fue Coscubiela quien mejor
defendió el Estado de Derecho frente a los acuerdos ilegales del
Parlament los días 6 y 7; que fue Colau quien más condenó la reacción
represiva del 1 de Octubre. Desde entonces las amenazas cruzadas,
subiendo la apuesta. Enfrente de los dos polos están siempre todos los
políticos catalanes y españoles de Unidos Podemos- En Común Podem.
Tenemos tres partidos enfrente en Cataluña, los que
sostienen el gobierno y las CUP y a dos grandes asociaciones
independentistas. Aquí, desde el polo que ya podemos llamar monárquico y
tripartito, tenemos también enfrente a tres partidos, al rey y al
movimiento de masas por la unidad forzada y represiva de Cataluña.
A estas alturas ya podemos afirmar rotundamente que
ambos polos estan atacando la democracia y la ley. Merece especial
detalle el papel de las instituciones arbitrales, desde el Tribunal
Constitucional, los tribunales, hasta el rey. Escandalizan también el
descarado uso de los medios de comunicación públicos y privados. Nada,
ni a nadie, podemos esperar que dé luz y sosiego en una crisis cada vez
más dramática para las ciudadanías catalanas y española. Estamos solos
Unidos Podemos-En Común Podem, junto a la gente que queda sensata y unos
pocos intelectuales y periodistas que, ante tanta locura, nos da poca
visibilidad.
Los polos van creciendo porque se cohesionan y movilizan
con los embates del contrario. En Cataluña crecen desde ayer quienes no
pueden compartir el golpe de Estado a la Autonomía catalana. España se
llena de banderas frente a un proceso independentista. El régimen del
78, que se sabe fracasado, quiere involucionar hacia su restauración
aprovechando que más fracasado está el independentismo. Se trata de
machacar, escarmentar, con la excusa del independentismo, a todo el que
cuestione el régimen, aprovechando para cerrar las grietas. En
realidad, a quien no pueden dejar sin escarmiento, es a Unidos Podemos
por decirlo mismo en todos lados, y ser la primera fuerza en Cataluña en
elecciones generales, no apostando por el separatismo, y tener 71
diputados, que se consideran extraños, robados al bipartidismo. Desde
que irrumpió desde las plazas del 15M, no ha habido tregua en
criminalizar y estigmatizar con la campaña más antidemocrática que
recordamos, a la única esperanza de regeneración democrática de España y
Cataluña.
Ni planificado les sale mejor la escalada de tensión
rupturista del estatus quo, para evitar que la ciudadanía rompa por
donde a ella le interesa y se ponen en peligro los intereses del
bipartidismo monárquico corrupto, unido a la trama del IBEX35, y a los
poderes financieros globales.
Para cerrar la grieta enorme de carácter social habrían
abierto la falsa grieta independentista. Falsa de toda falsedad, porque
es absurda la lucha entre dos catetismos cuando estamos en una crisis
por desafíos globales a la supervivencia de la Humanidad. Retos
ecológicos, lucha geopolítica por la hegemonía entre la decadente
supremacía económica de USA frente a China y emergentes, contradictoria
con su enorme y hoy incontestable potencia militar. Absurda lucha por
cerrar fronteras quien exporta la mitad de sus productos, en manos de
empresas, multinacionales en su mayoría. Falso todo, como el golpe de
Tejero, cuando las amenazas reales vienen, indistamente, de las fuerzas
que se enfrentan y se dirigen a quienes pieden seguro con el
enfretamiento.
Dentro de los dos frentes hay corruptos que tienen en la
sociedad el apoyo de demócratas, pero sólo pueden ganar, en el
enfrentamiento, las mafias de ambos lados.
Se están llevando, se han llevado por delante, la
voluntad compartida de convivencia democrática, sobre el respeto a los
derechos y libertades. Ninguno respeta la ley, solo la exhiben como
excusa, pero violándola en su interpretación cocinada a demanda.
Ilegalidades enfrentadas, superándose en cada acción reacción.
Dicho lo anterior, comentemos jurídicamente la última y alarmante jugada.
El artículo 155 aplicado por el gobierno no es aplicable
ni a la motivación que expresa, ni a la implícita que delatan las
medidas propuestas, pues es evidente que persiguen forzar cambios
políticos fuera de la vías y cauces constitucionales. Ello no es
posible ni mediante dicho artículo, ni tiene amparo de la Constitución
española.
No es posible la destitución e imposición de un
gobierno, la supresión de competencias y posterior disolución del
parlamento de Catalunya, ni la convocatoria de nuevas elecciones
autonómicas. En realidad para la suspensión de facto de la autonomía, se
viola la Constitución, se suspende la normalidad democrática. Ninguna
norma expresa, ni en la más extensa interpretación, habilita y legitima
al gobierno, ni a ninguna institución, para hacer lo que se ha propuesto
al Senado.
La Autonomía Catalana es una institución que preexiste a
la propia Constitución, que la reconoce al mismo nivel que otras. Como
no existen mecanismos para suspenderla, como no es posible suspender la
Constitución, ni el Estatuto de Autonomía por el Gobierno, ni aún con
la aprobación por unanimidad del Senado y del Congreso. Solo sería
posible cambiando la Constitución por las normas previstas en ella,
terminando en votación mediante referéndum. Imaginemos el resultado en
Cataluña, y en España de lo que han decidido Rajoy y sus palmeros de
PSOE Y C's. ¿ Se ha hecho bajo supervisión y dictado real?.
Hay antecedentes históricos en España de casi todos los
atropellos. Algo parecido se produjo y ejecutó durante la II República
Española, mediante la Ley de 2 de enero de 1935, que suspendió la
vigencia del Estatuto de Autonomía de Catalunya, sustituyendo a la
autonomía completamente el Estado. La Ley fue recurrida ante el Tribunal
de Garantías Constitucionales (el Tribunal Constitucional de la
República), que declaró su inconstitucionalidad en la sentencia de 5 de
marzo de 1936. Suspender una autonomía suponía infringir la Constitución
y su estructura organizativa de poderes públicos.
Contamos con otro antecedente que descarta lo que se ha
hecho como acorde a nuestra Carta Magna. En la tramitación
parlamentaria del texto constitucional de 1978, se propuso por la UCD
una enmienda (con el número 957, diario de Sesiones, 7 de agosto de
1978) que fue rechazada, y que disponía lo siguiente:
“Los órganos regionales podrán ser disueltos si las
medidas adoptadas no se cumplen o también por razón de seguridad
nacional. La disolución requerirá el acuerdo favorable del Senado en el
primer caso y el de ambas cámaras en el segundo. Se nombrará una
comisión gestora integrada por personas elegibles para la Asamblea de la
comunidad autónoma, según el Estatuto de la misma. Esta comisión
convocará elecciones dentro del plazo de tres meses y despachará
mientras tanto los asuntos urgentes a reserva de ratificación por los
nuevos órganos de la comunidad.
Si la disolución tiene por causa razones de seguridad
nacional, la comisión gestora actuará durante el tiempo y con las
facultades que señale el Gobierno, previo acuerdo favorable de las
cámaras. Al cesar la comisión gestora se procederá a las nuevas
elecciones para los órganos regionales.”
El poder constituyente rechazó expresamente lo que ha
hecho el gobierno, que se contempló, que pudiendo haberse incluido, es
claro que no se optó por esa solución a un posible conflicto entre
Comunidad o Estado.
Es imposible, sin incumplir la Constitución y las leyes,
cualquier medida derivada del artículo 155 que pretenda sustituir a la
voluntad manifestada por el pueblo catalán en las urnas, forzando unas
nuevas elecciones.
La Constitución autoriza e incluso obliga a adoptar
medidas para el cumplimiento de las normas o para detener una actuación
contraria a los intereses generales, pero no a cambiar gobiernos
“salidos” de unas elecciones legítimas.
Se entiende que a muchos no les gustara la composición
del parlamento de Catalunya, ni su Gobierno, ni las actuaciones de
ambos, pero nadie que se llame democrático convirte ese disgusto en un
golpe de Estado, institucional, amparándose en un artículo 155 y una
Constitución que representa valores contrarios.
Si lo toleramos, se consolidará la involución
democrática, en un trágico fracaso colectivo. ¿Estamos ante otro
autogolpe usando ahora a Puigdemont, en lugar de a un Tejero?. ¿No
vemos al rey, hoy como ayer, ejerciendo el papel de ''autoridad
competente''?.
¿Y ahora qué?. La reacción con estos antecedentes, no
esperemos que sea de repliegue del Parlament, y convocatoria de
elecciones. Lo esperable es que la debilidad política y jurídica del
gobierno español sea socorrida con la declaracion de la independencia.
Lejos de lo que pensamos están todas las jugadas
contempladas. Son conocidas y aceptadas desde Europa. Desde Europa se
busca el escarmiento de la España y la Europa que no puede nacer.
Escarminento en el culo ayer de la Grecia frente a la deudocracia.
Escarmiento cuando la democracia amenaza con ser realmente soberanía
popular. Escarmiento a las demandas reales del pueblo. Lo dijeron
anteayer en Oviedo, en la clave que emplean para nombrar a ese enemigo.
Europa frente al populismo y el nacionalismo, dijo el presidente del
Parlamento Europeo, pero lo que quería decir es los poderes financieros
reales necesitan el escarmiento al peligro que supone UNIDOS PODEMOS.
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