José Antonio Naz
Valverde
Córdoba Laica /Colectivo Prometeo.
“Mi Reino no es de este mundo”, decía Jesús
de Nazaret, reconocido como Dios hijo en
la Religión Cristiana. Sus sermones instaban a no apegarse a las riquezas de
este mundo, ya que el verdadero Reino está en el cielo, al que por cierto
tienen mucha dificultad para entrar los ricos: “es más fácil que un camello
entre en el ojo de una aguja”.
Luego Constantino creó la Iglesia Católica
como Religión del Imperio y desde entonces los jefes de esa Iglesia han creado y
mantenido un Reino de este mundo, casi siempre cercano a los poderes económicos
y políticos.
El caso De la Iglesia Católica de España es
un claro ejemplo. Durante siglos ha reinado en España, junto a los reyes
cristianos de la reconquista y de todos los gobiernos de la historia, con muy
breves excepciones, siendo un bastión de
las contrarreformas dentro de los reinos cristianos. La última se produjo en
pleno siglo XX contra la República, colaborando en el sangriento golpe de
Estado y el genocidio y la represión de los años de la dictadura. En el Estado
nacionalcatólico su influencia era total sobre todos los poderes, dictando las
leyes de las Cortes, marcando el código penal y las decisiones del gobierno;
y teniendo a su cargo la educación y los
servicios sociales y de salud de la mayoría de la población.
En cuanto a los privilegios económicos, han
sido una constante en la historia, desde los “diezmos” medievales hasta el
mantenimiento continuado del clero, pasando por exenciones de impuestos. Y en
la actualidad, tras 40 años de una Constitución que declara el Estado
aconfesional, aunque continúan los acuerdos con la Santa Sede (firmados a los
pocos días del referéndum constitucional), y una ley de mecenazgo y otra de
libertad religiosa, la financiación anual de la Iglesia Católica asciende en
2016 a 11.560M€, en partidas como:
a)
más de 5000M€ para educación:
conciertos con centros privados de ideario Católico, 600M€ para catequistas que
imparten religión en los centros educativos, y hasta 10 M€ para convenios de
seminarios.
b)
2000M€ para obra social y
asistencial.
c)
Subvenciones a complejos
hospitalarios de 900M€
d)
600M€ para conservación del
patrimonio que está registrado como propiedad de la Iglesia
e)
300M€ en subvenciones de
eventos.
f) 40M€ en funcionarios
capellanes y hasta 10 M€ de participación del gobierno en entidades católicas,
como las obras pías.
g)
Exenciones de impuestos, por
valor de 2000M€, de IBI, patrimonio, sociedades…
No se cuantifica el inmenso valor de los
bienes patrimoniales y financieros, de las donaciones de suelo público y de las
decenas de miles de propiedades inmatriculadas a su nombre, según el secretario
de la Conferencia Episcopal 40.000.
Y por si no es bastante se permite detraer
el 0,7% o el 1,40% del IRPF por el procedimiento de las casillas, lo que en
2015 supuso a la Iglesia Católica otros
ingresos de 249M€ por su casilla y 100M€ por la de ONGs. Dinero que, en contra
de la propaganda del Xtantos, se dedica mayoritariamente a gastos del clero o a
mantener la TV13 y tan sólo un 2,5% a Cáritas.
Todo esto en momentos en que los recortes en
sanidad en los últimos años asciende a 12.000M€ y los de educación a 9.000.
Parece que datos tan abrumadores están empezando a ser conocidos por la
ciudadanía y cada vez más personas conscientes reclaman la igualdad en los
deberes económicos con el Estado. Hay católicos que defienden la libertad de la
Iglesia y en consecuencia la no financiación por el Estado, basándose en las
palabras del propio papa “el Estado debe ser Laico”. En las instituciones se
empieza a proponer medidas de justicia en los impuestos: ayuntamientos,
asfixiados por las limitaciones presupuestarias, que intentan cobrar el IBI a
inmuebles que nada tienen que ver con el culto y que en muchos casos se dedican
a actividades lucrativas; o el cobro del ICIO a todas las obras que no tienen
función de culto, actuación refrendada por tribunales españoles y de la Unión
Europea.
En nuestra ciudad, algunos grupos políticos
presentan una moción en el pleno de Mayo tratando de restringir los privilegios
y aumentar la recaudación para poder implementar medidas que ayuden a la población más necesitada.
Pero aún falta
mucho para que una ciudadanía informad tome conciencia de que la igualdad y la
justicia son derechos comunes y las ideologías o creencias son cuestiones
privadas, que no deben en ningún caso ser financiadas con fondos públicos, por
respeto a todas ls creencias en total libertad.
No tiene la culpa la Iglesia, sino los políticos que se le permiten.
ResponderEliminar¿no son familia? Del mismo clan?
ResponderEliminarSimplemente genial exposición de una lamentable realidad. Mis felicitaciones a José Antonio por su excelente labor.
ResponderEliminarUNA IMAGEN VALE POR MIL PALABRAS.
ResponderEliminarhttps://www.change.org/p/al-tribunal-de-justicia-de-la-uni%C3%B3n-europea-cajasur-no-a-la-impunidad-de-los-responsables-de-la-quiebra-de-la-intervenida-cajasur-de-la-santa-iglesia-cat%C3%B3lica
Quusque tandem abutere, SantaIglesiaCatolica, patientiam nostram?
ResponderEliminarBuen trabajo, José!
Aqui en Francia, el laicismo parece que se mete por un camino bastante raro : ya no se trata de no subvencionar la religion católica, sino, al contrario, de subvencionar todas las religiones para no hacer favoritismo...
Pues algunas y algunos, bien que colaboraron con la Iglesia Católica.
ResponderEliminarhttps://es.calameo.com/books/00560931085b6c836aac1