viernes, 27 de marzo de 2020

La ambición de una Iglesia que se adapta a todo


Pepe Aguza
Colectivo Prometeo
Como rezan en sus sentencias matrimoniales “En lo bueno y en lo malo, en la salud y la enfermedad…”, el caso es no renunciar a sus actos y beneficios.
Leo con asombro, como en estos aciagos días que vivimos por la pandemia vírica, la Iglesia Católica una vez más vulnera normas e ignora sus propios ciclos religiosos.
Se inventa su historia según intereses, modificando fechas y actos … en definitiva es lo que ha venido haciendo siempre a través de los tiempos y más adelante explicaré.
De momento me centro en la información de la Diócesis de Córdoba y su obispo a la cabeza, como no podía ser menos, sobre el cambio de fechas en la celebración de la Semana Santa. Lo que habitualmente se ejecutaba en primavera, este año “por castigo epidemiológico divino” se pretende trasladar a septiembre… ¡pues ya puestos, podía hacerse en agosto, que en Córdoba hace una fantástica temperatura de 45º o más y supondría un perfecto sacrificio para los cofrades con sus túnicas y capiruchos!.
     Al parecer el Obispado de Córdoba ha acogido muy favorablemente las directrices del Decreto “En tiempos de covid-19” marcados por el Vaticano y la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, del lumbreras catedralicio Robert Sarah y respaldado por el arzobispo secretario Arthur Roche.
    No hay que olvidar, que todos estos actos, siempre conllevan unos importantes ingresos económicos para la Iglesia y por eso se dan las instrucciones de como realizar las celebraciones religiosas previstas para futuras fechas.
El citado decreto reconoce que los obispos tienen la facultad de posponer estas celebraciones a fechas    posteriores y en su anexo final hace referencia a las procesiones como expresiones de piedad que podrían ser trasladadas a otros días más convenientes de septiembre… o sea todo sea por el negocio y me gustaría saber qué entienden por expresiones de piedad.
Para la celebración de los pasos procesionales, la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Córdoba, ya tenían vendidos el 94´8% de los abonos de los palcos de la carrera oficial y el 33´7% de las sillas, de los que aún no se han devuelto su dinero, alegando que cuando pueda reunirse la Junta de Gobierno de la Agrupación, se tomarán las decisiones pertinentes.
Sus precios eran de 363 euros para el exterior de la Mezquita y de 423´50 euros para el interior del Patio de los Naranjos, así como 72´60 euros para las sillas… buena recolecta y buen negocio eclesiástico, a pesar de que este año, por primera vez pagarían el IVA y por ver pasear imágenes que se pueden apreciar gratis y tranquilamente dentro de la arquitectura de sus templos.
Dichos cambios, considero que son una falta de sensibilidad y de rigor histórico religioso, si de Historia tienen algo los personajes y sucesos que se honran… que lo dudo.

La enajenación y la incultura, medran la capacidad intelectual de una parte del ser humano, manipulado por “los listos de turno” que viven de la superchería y fabulación de las religiones.
La existencia del hombre, siempre ha estado rodeada de temor a los desconocido y al poder de seres superiores, por lo que ha creado sus teorías divinas, religiones que han ido evolucionando, absorbiendo otras o transformando sus creencias y principios filosóficos en nuevas religiones.
Diferentes confesiones coinciden en reglas y principios. El zoroastrismo del imperio parto, el budismo en Oriente, el judaísmo cuya variante sería el cristianismo primitivo, que aceptaba la llegada de un “Mesías o Ungido”, salvador del pueblo israelita del dominio de Roma.
Es lo que ocurrió con ese cristianismo que fagocitó personajes y conceptos muy anteriores o lo que ocurriría con griegos que mezclaron y transformaron dioses egipcios y que a su vez, más tarde serían asimilados por el imperio romano.
Podemos afirmar que las religiones absorben y modifican preceptos de otras para ajustarlas a su conveniencia.

Me centraré ahora en algunos aspectos sobre los mitos religiosos y en especial de los católicos, como al principio decía, para empezar sobre sus personajes y el tiempo que hipotéticamente vivieron, que en la mayoría de los casos no recogen investigaciones históricas.
¿Quién ha visto o hablado con ángeles y otros seres místicos, sino enfermos mentales que en sus delirios psicóticos son de lo más normal? ¿Quién en su sano juicio ha visto volar a un ángel o ascender en cuerpo físico a la Virgen María a los cielos?... en el firmamento habría más gentes y almas que estrellas y serían un riesgos para la navegación.
… Y hablando de Virgen: la obsesiva veneración a la mujer de infinidad de nombres y lugares, tiene su origen en otras religiones y creencias muy anteriores: por ejemplo, el hecho de la virginidad de María, madre de Dios, es idéntico en las creencias egipcias milenarias de la diosa Isis, o de Nana igualmente virgen y madre de Zoroastro, o de la princesa Maia, madre de Siddhartha Gautama Buda, a la que adornaba una flor de loto azul y una media luna a sus pies y que tras su muerte, resucitó volviendo a la vida en el cielo budista.
Por otra parte, también es curiosa la virginidad de María, cuando los primeros escritos cristianos posiblemente posteriores a los propios apóstoles y sus cuatro evangelios reconocidos por la Iglesia Católica (hay que saber que se conocen al menos 82 evangelios entre canónicos y apócrifos), se realizaron hacia finales del siglo I o principios del II d. Cristo. En el Evangelio de S. Mateo, a la Virgen se le atribuyen al menos siete hijos (13.56 y 57), lo que significaría que Jesús pudo tener más hermanos a pesar de ser el primogénito, pudiendo ser abandonada por su marido S. José para evitar que fuera lapidada por adúltera.
También diferentes mitologías comparan a la Virgen María con otras religiones y confesiones anteriores, como ya hemos visto, pero hay que seguir recordando que en Egipto, además de Isis, el propio dios Osiris muere y resucita y que en Babilonia en el año 2600 a. C, la princesa Semíramis, reina en el cielo que alumbra un hijo engendrado virginalmente y que nacería el 25 de diciembre en el calendario babilónico y que más adelante se convertirá en Ishtar, diosa de la fertilidad, ¿suena de algo la fecha?.

También el supuesto nacimiento de Jesús, que los cristianos cambiaron al 25 de diciembre para debilitar y competir con las celebraciones paganas de los romanos, las “saturnalias” que rendían culto al emperador y fiestas del día natal del sol naciente; dicha fecha, según algunos investigadores, de ocurrir pudo suceder en el mes de Nisán a finales de la primavera o principios de verano, ¿cómo sería posible, si no que en pleno invierno, los pastores estuvieran guardando los rebaños a la intemperie cuando se les aparece el ángel para comunicarles la “buena nueva” y acudir a adorar al recién nacido?.
¿Quién dice la verdad sobre el lugar de su nacimiento?
Los evangelistas Marcos y Juan afirman que fue en Nazaret, mientras que Mateo y Lucas sostienen que en Belén. Tampoco hay seguridad del espacio, ¿en el establo de una posada o en una gruta?. Diferentes escritos discrepan del sitio, aunque todos son inimaginables para albergar a un número tan elevado de seres (burro, bueyes, camellos, etc.) y adoradores magos, pastores y demás fauna, ya sea en establo o gruta, que dicho sea de paso, la que hoy se venera es casi inaccesible y posteriormente en el siglo IV se construyó la Basílica de la Natividad de Belén.

Siguiendo con antecedentes al cristianismo, recordar que Lao-Tsé fundador del taoismo, nació en el siglo VII a.C. y al igual que el cristianismo establece al Ser Supremo y tres personas o a Siddhartha Gautama Buda, que antes mencionaba, fundador del budismo, que nació en el siglo VI a.C. y que al igual que Jesús abandona su casa y su familia y se convierte en predicador errante de bondad y paz a los 29 años.
Como comentaba anteriormente, de haber existido Jesús, pudo ser un predicador pacifista pero sin los poderes divinos que se le otorgan.
Yeshua Ben Yosef (hijo de José) llamado Jesús de Judea pudo nacer en Belén o en Nazaret, en la región de Galilea como afirman los evangelistas antes enunciados, pero no existen datos históricos fiables de su existencia, salvo por dos cronistas: Flavio Josefo, historiados judeo-romano, que en un capítulo hace referencia a Ananías, que hizo jugar a Santiago, hermano de Jesús y otros por transgredir la ley y ser apedreados. También Tácito, hablando del reinado del emperador Nerón y las persecuciones a los cristianos, recuerda la pena máxima a que fue sentenciado Cristo en el reinado de Tiberio, que afirma pudo existir un predicador llamado Yeshua Ben Yosef en Palestina que predicaba el pacifismo y se enfrentó al poder económico de los mercaderes y sacerdotes, cuestionando su gobierno y fue crucificado.
Según se desprende del texto de Flavio Josefo, Jesús pudo tener más hermanos, al igual que ocurre en el Evangelio de S. Mateo o de S. Marcos (6.3), así como estar casado, como aparece en el fragmento de un documento de un evangelio apócrifo de los cristianos coptos, que vivían en lo que hoy es Egipto y que podía haber sido escrito en la segunda mitad del siglo II y en el que se recoge “Jesús les dijo, mi esposa … ella podrá ser mi discípula”, posiblemente refiriéndose a María Magdalena.
El antiguo papiro sugiera que Jesús estuvo casado, según defendió Karen King, una investigadora de la Universidad Harvard Divinity School de Massachusett en el X Congreso Internacional de Estudios Cópticos.
Los diferentes evangelios habían sido escritos en arameo, que era la lengua que se hablaba, años después de los acontecimientos narrados, aunque la traducción posterior sería en griego y más tarde en el siglo II al latín.
Irineo, obispo de Lyon, sería el responsable de la unificación de los cuatro Evangelios Canónigos.
S. Jerónimo traduciría en el siglo IV (año 382) la Biblia al latín, la conocida “Vulgata”, un año después del Concilio Ecuménico de Constantinopla.
Desde el Concilio de Nicea en el 325, convocado por Constantino, es reconocida la Iglesia cristiana y se constituye la figura de Cristo como su fundador e hijo de Dios, así como la celebración y cumplimiento de la Pascua.
Después vendrían otros tres Concilios fundamentales en el reconocimiento del cristianismo y la figura divina de Jesucristo: en el 381 el Concilio de Constantinopla, en el 431 el de Éfeso que reconocía la maternidad de María y el de Calcedonia en el 451.
Estos concilios fueron decisivos para que los obispos se encargaran de crear la figura divina de Cristo, frente a diversas tendencias que consideraban heréticas.

Después de este resumen religioso, se puede afirmar que el cristianismo, al igual que otras religiones, son un cúmulo de fábulas y leyendas creadas para la alienación y control del ser humano, que con frecuencia han perpetrado las mayores atrocidades en nombre de la fe e instigadas por maquiavélicos personajes que acapararon inmensas fortunas, a la vez que una poderosa organización de poder económico, en el que ingenuos e ignorantes participan dócil y domesticadamente.

Pepe Aguza
Colectivo Prometeo.

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