Al abordar el negocio de las vacunas, vemos que la historia se repite una vez más. Las denuncias que se hicieron por la falta de accesibilidad y el abuso de la industria farmacéutica en el precio del tratamiento del VIH/Sida y la hepatitis C, y la inoperancia o servilismo por parte de los gobernantes, vuelven a ser actuales en lo que está ocurriendo con las vacunas del Covid-19.
Peter C. Gøtzsche, Profesor de medicina y farmacología clínica de la Universidad de Copenhague. Director y profesor del Nordic Cochrane Center, en su libro “Medicamentos que matan y crimen organizado”, dice: “La industria farmacéutica está corrompida hasta la médula, “extorsiona” a médicos y políticos, y mantiene enormes beneficios a fuerza de medicar innecesariamente a la población.”
Richard J. Roberts, Premio Nobel de Medicina, dijo en una entrevista sobre la política estadounidense: “Los poderes políticos no intervienen porque en nuestro sistema, los políticos son meros EMPLEADOS de los grandes capitales, que invierten lo necesario para que salgan elegidos sus chicos, y si no salen,….COMPRAN a los que son elegidos”.
No es casualidad que las farmacéuticas sean las empresas más rentables en EEUU encabezando las listas Fortune 500 un año tras otro, así como que en algunas campañas electorales estadounidenses hayan gastado más dinero que los propios partidos Republicano y Demócrata. Son la “joya de la corona” del sistema capitalista.