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Movilizaciones populares contra el golpismo derechista venezolano |
Fuente:Diario Público
Juan Carlos Monedero
1. ¿Te acuerdas cuando te contaron lo de las armas de destrucción masiva en Irak? ¿Y cuándo te dijeron que Gadafi iba a pasar a cuchillo a toda una población, lo que justificó que pudiera bombardear la OTAN? ¿Recuerdas cuando te dijeron que Lula era un ladrón y que por ese lo metían en la cárcel? ¿Recuerdas las decenas de acusaciones contra Podemos en España? ¿Te acuerdas cuando Aznar dijo que los atentados de Atocha eran cosa de ETA? Sabes hoy que todo eso era mentira. ¿Y no será que te están mintiendo ahora sobre Venezuela?
2. EEUU y Europa están perdiendo la batalla geopolítica y económica con el crecimiento y articulación de los BRICS, esa organización crecientemente poderosa de Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Arabia Saudí y otros países (adonde ha sido invitada Argentina, que ha renunciado, y Venezuela, que ha aceptado). La respuesta del imperio decadente, como bestia herida, es violenta: y ahí tenemos el auge de la extrema derecha, el acoso y sanciones a países desobedientes o, directamente, la guerra. No son buenos tiempos para la democracia. La derecha está renunciando al liberalismo. Basta ver el lawfare convertido en un lugar cotidiano. Y por eso el auge del fascismo en Europa, la guerra en Ucrania (que se podía haber parado hace dos años), el genocidio en Gaza, las guerras olvidadas en África, Milei, Bolsonaro, Bukele y, por supuesto, el ataque a Venezuela de la supuesta comunidad internacional.
3. ¿Por qué Venezuela es un asunto en tantos países de política interior y no de política exterior? La izquierda se ha dejado acorralar con Venezuela. El papel militar en la revolución chavista, la condición caribeña y la base eminentemente popular y plebeya molesta a una izquierda que no siempre se quita el racismo y el clasismo. Pero es que, además, Venezuela ha sido construida como el artefacto maldito al que execrar. Cada vez que las izquierdas defienden en sus países la sanidad pública, la educación pública, las empresas públicas, medicinas baratas, el pago de impuestos por parte de los ricos o la soberanía nacional, le gritan ¡Bolivariano! Y se asustan. Hasta Trump acusó a Biden de bolivariano. La derecha global necesita arrodillar a Venezuela para lanzar una advertencia a la izquierda del mundo: si no obedecéis, os quebramos. Igual que la iglesia construyó el mito del diablo para que la gente obedeciera, hoy se ha construido el mito de Venezuela para que la izquierda asuma el marco del hijo de Vargas Llosa, que diferenciaba entre izquierda vegetariana e izquierda carnívora. La vegetariana, esto es, la amable, adelante; a la carnívora, plomo. Por cierto, conozco a muchos vegetarianos que, ellos y ellas solas, luchan como todo un ejército.