sábado, 1 de junio de 2024

Lo que no debemos olvidar

Caricatura: Dr.Meddy ( Tanzania)



Remedios Copa
Colectivo Prometeo

Hala Rharrit, fue la primera diplomática del Departamento de Estado de Estados Unidos que, tras 18 años de carrera, renunció públicamente a su cargo por las políticas de Biden apoyando pública e incondicionalmente el ataque y sitio de Israel en la Franja de Gaza.

En palabras de Rharrit publicadas por democracynow.org, “no pude seguir siendo representante del Departamento de Estado, (en Oriente Medio), y salir a promover esta política. Es una política inhumana. Es una política infructuosa que no está ayudando ni al pueblo palestino ni al israelí”. “No estamos autorizados a enviar equipo militar a países que violan los derechos humanos. La Corte internacional de Justicia ha dictaminado que es plausible que se esté cometiendo un genocidio, pero aún así seguimos enviando miles de millones de dólares, no solo en calidad de armamento defensivo, sino también de armamento ofensivo. Se puede considerar una violación de la legislación nacional. Muchos diplomáticos lo saben y tienen miedo de decirlo”; también considera que está siendo una violación del Derecho Internacional lo que se está viendo en Gaza. “Leí cuestiones que se suponía que debíamos enfatizar al hablar en medios árabes. Muchas de ellas expresaban una mirada deshumanizada sobre la gente palestina”.

Habla también de la corrupción en el Gobierno estadounidense permitiendo que continúen las ventas de armas. “No pude evitar sentirme inquieta por la influencia que ejercen los lobistas y grupos de presión en nuestra política exterior y también en el Congreso, en las personas que deciden si se autoriza o no estos envíos de armas. Mi conclusión es que nuestros políticos no deberían obtener beneficios de la guerra. Y desafortunadamente tenemos algo de corrupción que permite eso”.

Recordemos que las bombas lanzadas por el ejército de Israel el pasado domingo, (26 de mayo), al campo de refugiados en la zona de Rafah y causaron la muerte de 45 personas y múltiples heridos, fueron fabricadas en EEUU según han confirmado los expertos y los medios estadounidenses que llevaron a cabo los análisis sobre el incidente.

Los fragmentos de munición filmados por el periodista palestino Alam Sadeq, llevan la serie “81873”, código de identificación asignado por el gobierno de los EEUU al fabricante Woodward, que suministra piezas para las bombas GBU-39 entre otras. Así lo refleja la prensa estadounidense y el que fuera técnico de eliminación de artefactos explosivos del ejército de los EEUU, Trevor Ball, quien aseguró que la clave de identificación de la bomba GBU-39 son los restos de la cola, cuyo sistema de actuación controla las aletas para dirigirla hacia un objetivo concreto.

Tanto Times como CNN confirmaron estos hechos. La CNN refiere un vídeo que circula en las redes sociales en el que se ve la cola de la mencionada bomba GBU-39 que la cadena geolocalizó y sometió al análisis de los expertos en armas explosivas. Chris Cobb-Smith la definió como arma “diseñada para atacar puntos estratégicamente importantes”.

Que un campo de refugiados lleno de civiles ancianos, mujeres y niños, o un mercado, sean objetivos estratégicamente importantes, deja bien a las claras la intención de exterminio del pueblo palestino que planea Israel y que su amigo EEUU apoya.

Ahora ya ni disimulan las intenciones. Netanyahu pretende quedarse con los territorios de Gaza y Cisjordania y se muestra aferrado a no devolverlos. EEUU tiene intereses estratégicos en la zona desde hace muchos años, (“ustedes son nuestro buque insignia en la zona”, decía hace años el representante estadounidense a Israel). Pero también existen intereses económicos norteamericanos en la zona; no en vano Israel asignó hace unos meses a  corporaciones estadounidenses la explotación de recursos energéticos en suelo palestino. Por otra parte, están los intereses de la industria armamentista de los EEUU en la zona, que no son pocos.

La industria armamentista estadounidense se beneficiaría de una guerra larga en la zona, (lo mismo que con la guerra de Ucrania en Europa), sin que las consecuencias le importen al Gobierno de Biden, pues tal como afirmó Tony Blinken, lo que haga Israel con las armas es cosa suya y no podemos inmiscuirnos; y la portavoz adjunta del Pentágono, Sabrina Singh, manifestó refiriéndose a la masacre del domingo, “todavía pensamos que es una operación limitada”.

Es obvio que cierta duración en la guerra tiene beneficios para unos cuantos en los EEUU, pero también los tiene para los propósitos de Israel. Cuando el genocidio termine, ya no quedarán palestinos en Palestina que se opongan a Israel y, si quedara alguno, ya le habrán borrado su cultura y su identidad. La destrucción de escuelas, universidades e instituciones propias provoca esos efectos y la devastación, sin dejar piedra sobre piedra y a ser posible nadie que sostenga la memoria e identidad palestinas tal como está provocando Israel, contribuirá a ese objetivo.

En cuanto al intento de lavado de cara internacional frente al exterminio generalizado, Israel trata de extender sobre toda la población civil la etiqueta de Hamás. Tal vez por eso no le pone nombre propio a los dirigentes o líderes de Hamás y habla de los palestinos como si todos ellos fueran Hamás o milicianos suyos y por tanto, al exterminarlos solo estaría liquidando a Hamás.

Ni a Israel ni a los EEUU le importan las leyes internacionales o lo que de sus fechorías  piense el resto del mundo. Por esa razón Israel está amenazando y acosando a la Fiscalía del Tribunal Penal Internacional y a funcionarios de la organización, eso que Ken Roth llama “la guerra secreta de Israel contra la Corte Penal Internacional con el fin de menoscabar los posibles procesos judiciales a los que deberá enfrentarse por sus crímenes de guerra”.

En lo que se refiere a los EEUU cuyo apoyo a Israel está siendo inquebrantable y sigue proporcionando armas y cobertura diplomática a Israel mientras le pide el “alto el fuego” de cara a la galería pese al clamor internacional contra el genocidio de Gaza.

Pero no solo Hala Rharrit ha dimitido. Las revueltas universitarias en contra de su política en Gaza movilizó en torno a 45 universidades y la brutal represión policial contra los estudiantes dejó 2.000 detenidos y muchos heridos. Cada vez son más los miembros de su Gobierno que presentan la dimisión por la misma causa.

Otra de las recientes dimisiones es Lily Greemberg Call, asistente especial de la Jefa de Gabinete del Departamento de Interior, que había sido nombrada por Biden a comienzos de 2023. Comenta en una entrevista que “Existe un sentimiento generalizado en todos los niveles y en todas las agencias del Gobierno, (estadounidense), de que el persistente apoyo del presidente, (Biden) al ataque israelí contra Gaza es desastroso” y, en sus cuatro páginas de la carta de dimisión se pueden leer párrafos que la justifican en base al “desastroso y continuo apoyo del presidente Biden al genocidio de Israel en Gaza”, apoyo que considera “desastroso” para la política exterior de los EEUU y para la imagen de los estadounidenses en el exterior. Lamenta “que los líderes del gobierno no solo no escuchen a sus colegas, sino que también ignoran a la mayoría de la población estadounidense que clama por un alto el fuego  y está horrorizada por lo que está ocurriendo en Gaza”.

Y no son las únicas dimisiones que se vienen produciendo debido a las políticas de EEUU con respecto a lo que sucede en la Franja de Gaza, comenzando por el alto funcionario de la ONU, el director de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos en Nueva York, Volker Turk, que el 28 de octubre de 2023 presentó su dimisión, argumentando en su carta la angustia que le producía que EEUU, Reino Unido y gran parte de Europa sean cómplices de este genocidio.

El bloqueo que Israel mantiene sobre Palestina, cercando con su ejército los puntos de entrada y salida a la Franja de Gaza, incluida la frontera con Egipto, sus aguas territoriales y el espacio aéreo de tal modo que nadie puede salir ni los insumos imprescindibles para la vida entrar, están provocando a diario muertes por desnutrición. Organizaciones médicas humanitarias denunciaban que el adolescente fallecido por desnutrición el pasado viernes, (31 de mayo), en Rafah hacía el número 35 de los niños fallecidos por desnutrición en los últimos días.

Las muertes de población civil, provocadas por la privación de agua y alimentos hace tiempo que se vienen denunciando por parte del personal que prestaba ayuda humanitaria en Gaza; unas muertes que se suman a las incontables producidas por la falta de asistencia sanitaria y el bombardeo sistemático a los hospitales en los que, en no pocos casos, el ejército no solo bombardeó, sino que entró y disparó directamente sobre enfermos, personas que habían acudido a refugiarse allí, e incluso a personal sanitario.

Los ataques aéreos y terrestres que Israel está llevando a cabo en la Franja de Gaza han desatado una indignación internacional sin precedentes. Y yo me pregunto, ¿acaso el mundo no tiene medios para frenar a un genocida que decide liquidar a un pueblo para apropiarse de su tierra y sus recursos?

¿Tanto miedo le tiene el mundo al imperialismo yanqui como para permitirle cualquier barbaridad a su amigo Israel, incluso en contra de muchas voces estadounidenses? Si no se para esto ningún país estará a salvo de otro tanto.

 

 


1 comentario:

Baldomero Gómez dijo...

Reme, entiendo que la Corte Penal Internacional -No ha dictaminado que es plausible que se esté cometiendo un genocidio...- como dices es este post. Debe tratarse de un error. Un abrazo. Baldomero Gómez