viernes, 29 de marzo de 2019

Gestas y Genocidios





Remedios Copa Sánchez
    Las gestas de un pueblo en defensa de su soberanía e independencia cohesionan y otorgan identidad y son motivo de reivindicación y orgullo. Así celebra la ciudad de Vigo su fiesta de la Reconquista.
    Vigo fue la primera ciudad europea tomada por las tropas del ejército del Primer Imperio Francés de Napoleón Bonaparte que logró expulsarlos y retomar su soberanía mediante el alzamiento popular, hecho que tuvo lugar en plena Guerra de Independencia española, el 28 de marzo de 1809. Ese camino marcado por los vigueses le valió el título de fiel, leal y valerosa, otorgado por Fernando VII.
La reconquista de Vigo es además una prueba viva de cómo la soberanía es cosa de todos y de que la unión hace la fuerza. El marinero vigués, conocido como “Carolo”, que empuñó el hacha contra la puerta de Gamboa, acto en el dejó su vida, luchó junto con las fuerzas civiles, militares y religiosas que formaron las milicias populares para liberar la villa.
   Claro que cuando se habla de gestas, no todas son de la misma índole. Tal vez la de Vigo por ser una lucha de liberación y en legítima defensa, honra y se celebra año tras año con orgullo y dignidad.
Dice André Vltchek que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial han muerto en todo el mundo entre 50 y 55 millones de personas, víctimas del colonialismo occidental. Muchas de esas masacres, afirma, fueron perpetradas en nombre de la libertad y la democracia y llegaron de la mano de naciones europeas o de gobernantes que obedecen a intereses de Occidente y que, a día de hoy cientos de millones han muerto de indigencia y silenciosa miseria como consecuencia indirecta de guerras iniciadas por occidente o de golpes de Estado a favor de sus intereses.

Estos días en que el Presidente de México invita al Rey de España a pedir perdón por los hechos ocurridos en torno al “descubrimiento” de América, me vienen a la mente palabras de Noam Chomsky a propósito de la competencia por señalar cuál es el mayor crimen cometido por Occidente. Respecto a la arribada de Colón al continente americano señala que allí se encontraban civilizaciones avanzadas, con ciudades,  comercio y alto grado de organización social y que, no mucho después, el 95% de esa población había desaparecido.
Independientemente de que podamos estar de acuerdo o no con las cifras de Chomsky, no olvidemos que desgraciadamente no son los españoles los únicos que colonizaron territorios y provocaron muertes en la población originaria. Los estadounidenses, del censo aborigen que contaba una población de 200.000 personas a comienzo de 1900, apenas queda representación y viven acorralados en reservas; si hablamos de lo que EEUU ha provocado en otros países, es para temblar. Cuando nos adentramos en el recuento de los genocidios, constatamos que los mayores van ligados al colonialismo y que son países como Inglaterra, Bélgica, Alemania o Francia quienes en épocas más recientes se llevan la palma, en lo que al continente europeo se refiere.
Volviendo a André Vltchek, señala que los primeros campos de concentración fueron construidos por el Imperio Británico en Kenya y Sudáfrica y que el primer holocausto no fue el de la Alemania nazi contra los judíos europeos y los gitanos, (sin olvidar que en ellos también recluyeron y exterminaron a españoles), sino que los alemanes “estuvieron involucrados en las terribles masacres en el Cono Sur de América Latina y otros lugares. Alemania ya había exterminado a la mayor parte de la tribu Herero en Namibia”. Aunque de esto, dice, no se habla ni en Alemania ni en Europa.

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