“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” ésta máxima existe hace mas de 2.000 años. Qué religión, qué persona, puede decir que es violenta, más bien es a mi juicio, la esencia misma de la igualdad entre las personas.
Es una gran falta de respeto, un insulto a la dignidad humana, ver en nuestro entorno diario, en nuestro mismo suelo, en nuestra misma ciudad, en nuestra misma sociedad, cómo la codicia, la avaricia y la voracidad animal nos hacen despedazarnos unos a otros, haciéndonos olvidar que somos seres humanos, portadores de la esencia de todas bondades, el amor.
Debemos reponernos, todos los seres humanos somos una única familia, que no vamos a permitir esta depredación, vamos a cuidar los más fuertes de los más débiles, los más inteligentes de los menos, los mejor provistos de los desprovistos y así hasta que todos los seres humanos vivan dignamente al amparo y al calor de nuestra inmensa caridad humana, nuestra caridad.
Digamos bien alto y fuerte desde todas las sociedades: “no queremos multimillonarios en nuestro mundo”. Desterremos cada uno de nosotros y todos juntos a la codicia y la avaricia de nuestro corazón primero y de nuestro entorno después, porque necesitamos otros valores, nuevos valores como moneda de cambio, busquemos juntos y pongamos nuevos valores. Es necesario, necesitamos otro sistema de conducta y valoración de nosotros mismos y entre nosotros mismos.
Propongo como un comienzo más ponerle límite a la codicia, a la avaricia, que son hoy y ahora las riquezas y fortunas particulares, propongo que solo los estados soberanos puedan acumularlas y administrarlas con justicia por y entre sus ciudadanos. Para competir unos estados con otros en la mejora de su reparto, de su justa administración, redistribución y asignación.
NO A LAS GRANDES RIQUEZAS PERSONALES NI PARTICULARES.
Pensemos que: "La adecuada administración de la suma del esfuerzo y las capacidades de todas las personas que componen una sociedad se ve reflejada en la igualdad de derechos y bienestar entre las personas que la componen." Y "La inadecuada administración de la suma del esfuerzo y las capacidades de todas las personas que componen una sociedad se ve reflejada en la desigualdad de derechos y bienestar entre las personas que la componen.
No estaría de más todos tuviésemos presente en cada momento éstas palabras de San Agustín: El que es rico es ladrón o hijo de ladrones.
Definamos a partir de qué cantidad de dinero o propiedades en definitiva, de posesiones se es rico. Después delatemos, denunciemos e incordiemos a quienes permiten esto y también a quienes son referidos por San Agustín “los ricos o ladrones”, en todos los rincones del mundo.
2 comentarios:
Se pueden sacar un par de slóganes para pancartas y no elsimplista ,partidistay sospechosamente despistante del que se ha propuesto desde Rota. Salud
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” ésta máxima existe hace mas de 2.000 años.
Qué religión, qué persona, puede decir que es violenta, más bien es a mi juicio, la esencia misma de la igualdad entre las personas.
Es una gran falta de respeto, un insulto a la dignidad humana, ver en nuestro entorno diario, en nuestro mismo suelo, en nuestra misma ciudad, en nuestra misma sociedad, cómo la codicia, la avaricia y la voracidad animal nos hacen despedazarnos unos a otros, haciéndonos olvidar que somos seres humanos, portadores de la esencia de todas bondades, el amor.
Debemos reponernos, todos los seres humanos somos una única familia, que no vamos a permitir esta depredación, vamos a cuidar los más fuertes de los más débiles, los más inteligentes de los menos, los mejor provistos de los desprovistos y así hasta que todos los seres humanos vivan dignamente al amparo y al calor de nuestra inmensa caridad humana, nuestra caridad.
Digamos bien alto y fuerte desde todas las sociedades: “no queremos multimillonarios en nuestro mundo”. Desterremos cada uno de nosotros y todos juntos a la codicia y la avaricia de nuestro corazón primero y de nuestro entorno después, porque necesitamos otros valores, nuevos valores como moneda de cambio, busquemos juntos y pongamos nuevos valores. Es necesario, necesitamos otro sistema de conducta y valoración de nosotros mismos y entre nosotros mismos.
Propongo como un comienzo más ponerle límite a la codicia, a la avaricia, que son hoy y ahora las riquezas y fortunas particulares, propongo que solo los estados soberanos puedan acumularlas y administrarlas con justicia por y entre sus ciudadanos. Para competir unos estados con otros en la mejora de su reparto, de su justa administración, redistribución y asignación.
NO A LAS GRANDES RIQUEZAS PERSONALES NI PARTICULARES.
Pensemos que: "La adecuada administración de la suma del esfuerzo y las capacidades de todas las personas que componen una sociedad se ve reflejada en la igualdad de derechos y bienestar entre las personas que la componen."
Y "La inadecuada administración de la suma del esfuerzo y las capacidades de todas las personas que componen una sociedad se ve reflejada en la desigualdad de derechos y bienestar entre las personas que la componen.
No estaría de más todos tuviésemos presente en cada momento éstas palabras de San Agustín: El que es rico es ladrón o hijo de ladrones.
Definamos a partir de qué cantidad de dinero o propiedades en definitiva, de posesiones se es rico. Después delatemos, denunciemos e incordiemos a quienes permiten esto y también a quienes son referidos por San Agustín “los ricos o ladrones”, en todos los rincones del mundo.
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