Pepe Aguza
Colectivo Prometeo
No se recuerda en España, desde
los años cincuenta, una tragedia por fenómenos naturales, como la acaecida la
pasada semana en la Comunidad Valenciana y territorios limítrofes,
extendiéndose a tierras andaluzas. Ello se debe a diversas causas, además de
las atmosféricas, producida por la DANA, que ya estaba pronosticada, como
podrían ser la tardanza en los avisos de alertas y emergencias, cuando ya se
estaban produciendo las avalanchas de viento y agua en muchos lugares,
impidiendo el tráfico y regreso de los trabajadores de sus empresas y puestos
de trabajo, además de túneles, sótanos o viviendas inundadas, suponiendo una
trampa mortal para miles de personas que se veían arrastradas por la violencia
del agua.
El trágico error de
interpretación de los avisos meteorológicos, la alerta tardía, a pesar de las
advertencias previas de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), desde una
semana antes incluso de la alerta emitida por el Centro de Coordinación de
Emergencias, el propio martes 29 a las 12´20 h., serían ignoradas por el propio
Presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, apenas cuarenta minutos
más tarde, a las 13 horas, en un mensaje diciendo “lo peor ha pasado y la intensidad de la DANA disminuirá en las horas
siguientes. El temporal se desplaza hacia la Serranía de Cuenca en estos
momentos, por lo que se espera que hacia las 18 horas disminuya su intensidad”,
algo totalmente falso cuando los peores efectos estaban por llegar, al
desbordarse ríos y barrancos, arrastrándolo todo inicialmente a su paso en
cuestión de minutos en Torrent, Picanya, Paiporta, Benetúser, Sedaví,
Massanassa o Catarroja.
No es hasta las 20´12 horas, cuando miles de personas se encuentran atrapadas en carreteras, en sus empresas o sus hogares, con el agua al cuello, cuando la Generalitat lanza una alerta por SMS, para pedir a la población que no salga de sus casas, cuando ya es demasiado tarde y la tragedia ha comenzado.