COMUNICADO
DEL DISTRITO SUR DE CÓRDOBA
El
1º de mayo siempre se ha de celebrar como un día en que se sumen la
conmemoración de los sucesos de Chicago de 1886 y las reivindicaciones que,
siglo y pico después, vuelven a estar vigentes casi todas.
En
España, una vez terminada la transición y asentados los gobiernos democráticos,
los derechos de l@s trabajador@s no han hecho sino retroceder. Todos los logros
conseguidos mediante la lucha, la firmeza y la reivindicación continua desde
las bases obreras aún en la dictadura franquista, en los años 60 y 70, han ido
desapareciendo tras el “pacto constitucional”. Los gobiernos socialistas de
Felipe González empezaron pronto a aplicar las recetas neoliberales impuestas
por aquellos que “apoyaron” desde el exterior la democracia española. El
neoliberalismo, vestido de lagarterana socialdemócrata, fue poniendo las bases
de lo que más tarde los restantes gobiernos han ido reduciendo hasta el punto
en que nos encontramos en la actualidad.
Hoy
en día tenemos que, gracias a las leyes gubernamentales, el despido es
prácticamente libre en España. Apenas algunos casos muy específicos permiten a
una judicatura de por sí proclive al capital, determinar despidos nulos. Y en
los casos de despidos improcedentes, es el empresario el que admite o no de
nuevo al trabajad@r. Leyes que han hecho el despido casi gratuito, ya que, a la
poca indemnización que contemplan, se les suma la gran cantidad de contratos
temporales que sufren l@s trabajador@s, por lo que nunca acumulan la suficiente
cantidad para que le sea costoso al empresario su despido.
Leyes
gubernamentales que favorecen los ERE, que ya eran numerosos a través de los acuerdos
con los sindicatos. A día de hoy, ya no es necesario ese acuerdo. Incluso en
los servicios públicos, donde se tiende a su equiparación a la baja con el
sector privado.
Leyes
que dificultan, retrasan y disminuyen el acceso a las prestaciones sociales en
una época en la que la pobreza se está extendiendo a la mayoría de la sociedad.
Las prestaciones por desempleo se reducen en cuantía y tiempo. Las de
jubilación serán una auténtica quimera de seguir la progresión exponencial
actual de las trabas para su consecución.