Antonio Pintor Álvarez
Colectivo Prometeo
Médico
La psiquiatra Elisabeth Kübler Ros
desarrolló un modelo de cinco etapas (Negación, Ira, Negociación,
Depresión y Aceptación) para ayudar en el duelo a pacientes que se
enfrentaban a la muerte. Posteriormente su uso se extendió a
cualquier situación que suponga una crisis existencial como la
pérdida de un ser querido, el trabajo, la ruina económica o un
divorcio. A efectos de los comentarios que voy a exponer solo
consideraré las dos primeras etapas, Negación e Ira, por ser las
que estamos experimentando ante la epidemia del coronavirus.
Desde que se comunicaron los primeros
casos en el mes de diciembre en China hasta mediados de marzo, en
nuestro país TODOS estábamos instalados en la fase de “negación”.
Solo tenemos que echar la vista atrás y mirar nuestra conducta en
esos días. Comprobaremos que “la vida seguía igual”,
aunque mirando de reojo a nuestros vecinos italianos pero no
sintiéndonos, aún, vulnerables. Incluso en el ámbito sanitario,
las medidas de protección por parte de los profesionales eran
bastante tímidas, de manera que en el mismo hospital podías ver a
profesionales protegiéndose con guantes y mascarillas junto a otros
con solo guantes o sin nada. De esto fui testigo el 27 de febrero en
las urgencias del Hospital Reina Sofía de Córdoba donde la médica
que nos atendió no disponía de mascarilla porque ¡habían
desaparecido! Evidentemente nadie que pensara como real lo que se nos
venía encima sería capaz de llevarse este tipo de material. Aún
estábamos en el “por si acaso”.
Aunque analizar con mirada crítica lo
ocurrido es necesario y conveniente para corregir errores y
deficiencias, no lo es menos que se debe hacer desde la honestidad,
mirarnos al espejo y decirnos si, cada uno al nivel de
responsabilidad que le corresponde, estaba actuando de manera
diferente al estado de negación. Evidentemente hay grados de
responsabilidad pero nos puede dar una pista de cómo estaba el patio
en aquellos momentos y, de esa manera, poner un poco de humildad para
ser más comprensivos con quienes, a pesar de la incertidumbre y la
gravedad de las medidas a tomar, tenían la responsabilidad de hacerlo.
Lo que hoy observamos es que, apoyándose en la información que
facilitan los técnicos en materia de salud, desde el concejal del
municipio más humilde hasta la presidencia del gobierno están
haciendo lo imposible porque salgamos de esta pandemia.
Lamentablemente, existe un estado
mental que denomino “Tontilandia” el cual, aunque no es exclusivo
de ningún país o territorio concreto, puede afectar con más
frecuencia a unos lugares que a otros. Nos sirve de pista para
sospechar donde es más frecuente saber que existe una relación
directa con el “índice tabernil” (número de bares o tabernas
por habitante) y una relación indirecta con el “índice lector”
(número de libros leídos por habitante). Es decir, a más tabernas
y menos libros leídos más afectados. Otro dato significativo es
continuar anclados en el Medievo por lo que se sigue recurriendo a la
ayuda de dioses y similares para enfrentarse a los problemas.