El
mensaje navideño del Rey cae en picado en cuanto a la audiencia
televisiva. A pesar de aparecer en la práctica totalidad de canales,
en apenas cinco años ha caído en casi cuatro millones de
espectadores menos.
No me
extraña. Un personaje que, en base a lo poco que conocemos de él,
lleva muchos años traspasando cualquier frontera de la mínima
dignidad y que, precisamente, no puede salir en televisión como
ejemplo para ningún español dando consejos, ha conseguido que, a
pesar de la continua y empalagosa campaña de peloteo mediático que
le rodea, sea peor visto cada día.
Y eso
a pesar de tener a los mejores constructores de discursos a su
disposición, que saben qué y, sobre todo, cómo, tiene que decir
las cosas. Sus obviedades, sus palabras huecas y sus frases hechas y
retóricas, tergiversan la realidad, desvían la atención e intentan
adoctrinar.
Del
discurso me quedé con cuatro cosas.
La
primera fue las figuras del Belén católico que mostraron bien
grandes y enfocadas las cámaras de televisión. De nuevo el
catolicismo español, por boca de una de sus patas, la monarquía,
inunda de intolerancia y sectarismo las casas de los españoles. Da
igual que la Constitución diga que el Estado Español es
aconfesional. El Rey, que luego se otorga la autoridad para
reclamarnos que acatemos las leyes, vulnera la principal de todas, y
lo hace además, siguiendo las últimas instrucciones de la
sacrosanta institución en cuanto a que había que retirar la mula y
el buey del portalito. Parece mentira que la iglesia católica, con
la que está cayendo, está entretenida en semejantes chorradas. Y el
Rey, cual seguidor radical de una marca, se compra lo último
del mercado y nos expone su fe y su seguidismo a las altas
esferas católicas. Yo me pregunto: si yo no soy creyente, ¿por qué
el que se llama primero de los españoles tiene que destacar en un
plano corto, junto a las fotos de sus “chavalas”, el portal de
Belén católico? Toda una declaración de intenciones.
La
segunda cosa que me impactó fue que el Borbón hizo continuas,
repetidas, aburridas referencias a “la confianza”.
¿En usted, por ejemplo, majestad?
¿Podemos confiar en que usted, su
hijo, los políticos que le hacen la pelota, sus amigos los
empresarios, sus familiares, la Justicia, los medios de comunicación,
o quizá la banca, otra gran amiga suya, van a resolvernos nuestros
problemas? Al españolit@ que se ha quedado sin trabajo hace ya dos o
tres años, que en su casa no hay ingresos, que no tiene para pagar
la hipoteca e incluso no tiene para que su familia coma, ése
encontró ayer la solución a sus problemas. Tiene que tener
confianza. Le dijo a su cónyuge: cariño, mañana ya tenemos
de comer. El Rey nos ha dado por fin la solución. Mañana comemos
confianza en adobo con papas confianza. Y para la cena, tortilla de
confianza con un yogur sabor confianza. Y al banco y al juez, les voy
a contestar a la propuesta de lanzamiento de nuestro piso que nos ha
hecho que esperamos pagar las cuotas con confianza. Dicha
esta maldita broma sin gracia, el mensaje que nuestro Borbón lanza
dice que no nos rebelemos, que tengamos paciencia, que las cosas
están mal pero que, como siempre, cambiarán a mejor. Que no
desesperemos, que la confianza, esa palabra que usan los mercados
para “despelucharnos” cada vez que les viene en gana, nos salvará
de nuestra situación. Sinceramente, si le sumo el primer mensaje (la
sumisión de la religión católica, con la confianza en los que nos
gobiernan, empiezan a temblarme las piernas.
Continuó
su majestad el discurso haciendo alusión al respeto a las leyes de
las que nos dotamos los españoles. Nos dijo que no buscáramos
soluciones a nuestros problemas o nuestras reivindicaciones, ya
fueran de carácter político o social, fuera de lo ya establecido.
Y, con gran soltura y desahogo, augura un futuro perverso en caso de
que otras posibilidades salgan triunfantes. Como ya hizo en
septiembre, volvió a hacer un llamamiento a favor de la España
única, grande y libre. De lo que mamó en su educación franquista.
De la intolerancia del nacionalismo español frente a quienes tienen
un sentir como pueblo distinto, sometido por la triste historia de
este país, llena de torturas y asesinatos contra el infiel, se
llamara indio, moro, catalán, vasco, o simplemente hubiera sido
elegido como chivo expiatorio de alguna revuelta. Una vez más, les
está diciendo a los ciudadanos españoles que no se sienten tales,
que renuncien a ello. Como si el sentimiento de un pueblo fuera un
capricho tonto. Como si el derecho de un pueblo a constituirse como
él quiera fuera una aventurilla de hace cuatro días emprendida por
cuatro locos. He de decir que, en esto, encuentro que el Rey puede
tener una disculpa, ya que, ante estos temas, sus interlocutores
suelen ser los partidos de la derecha nacionalista vasca y catalana,
quienes, efectivamente, hacen de estos temas un uso partidario,
fariseo y fetichista. Juegan con el sentimiento de la gente para
engañarlos, una y otra vez. Su majestad advierte de que la situación
fuera del actual “totum revolutum” sería caótica,
sobre todo para catalanes y vascos. Yo, majestad, no soy ni vasco ni
catalán. Además no creo en el nacionalismo sino que me siento
ciudadano del mundo. Es mi forma de sentir, pero respeto el de los
demás y su decisión para hacer lo que consideren oportuno. Pero,
¿de verdad cree que colará eso de que se puede estar aún peor?
Por
último, su Majestad, como reza el catecismo del buen discurso ante
situaciones de dificultad, parece empatizar con nosotros, la plebe.
Nos dice que se han hecho cosas mal, (hasta él las ha hecho) que hay
que buscar nuevas vías de entendimiento y de acción. Nos comprende.
Nos dice: Cachis en diez. Es verdad. Cuando estáis perdiendo
trabajos y viviendas yo me fui a África a cazar elefantes en
agradable compañía. Es verdad que mi yerno está acusado de algunas
cosillas. Tenéis razón. Se han hecho cosas muy mal. Mi amigo Díaz
Ferrán se pasó tres pueblos. Y lo peor: lo han pillado. Porque si
no le pillan… a lo mejor podría haber seguido como los demás.
Pero bueno, lo hemos pillado y será el cabeza de turco. Y todo esto,
hay que arreglarlo como arreglamos la transición. Tú renuncias a
pedir cabezas de sinvergüenzas y yo me corto un poquito. Y, entre
puro y puro, ya los medios de comunicación de mis amigos irán
adormilando al personal para que la cosa no vaya a mayores.
Y, entonces, hace un llamamiento a favor de “la gran política”.
No a favor de la política, sino de la grande. Esa que, como es
lógico, la pueden hacer los grandes. Y además relaciona esa “gran
política” con la hecha en la Transición.
Sin
embargo, este llamamiento, a mi entender, indica que unos cuantos
millones de españoles podemos estar en el buen camino. Existe una
gran preocupación del sistema establecido por las “pequeñas
políticas”. Por aquellas que reúnen a gente de todos los pelajes
contra afrentas colectivas. Por aquellas que crean grupos de
solidaridad al margen de las instituciones y de los colectivos
financiados (ONG’s, Iglesias, etc.), que cuando a alguien le van a
quitar la casa salen al frente como Fuenteovejuna. Por aquellos que
discuten en las plazas o en pequeños locales, al margen de partidos
y sindicatos, cómo van a resistir y prepararse para la lucha. Estas
luchas, estas políticas “en mayúsculas” son las que preocupan a
los poderes. No las tienen controladas. No son un partido
izquierdosillo al cual meten en el redil con cuatro consejerías. No
son un partido nacionalista que calla a cambio de beneficios fiscales
para las grandes rentas de su país. No son un sindicato mayoritario
que negocia, negocia y no deja de negociar, como muñequito duracell,
cómo recortar lo que ya se recortó diez veces con anterioridad. No,
estos grupos no son eso. Son gente indignada, harta de que se le robe
en nombre de dios y de la nobleza. Gente que ve cómo, mientras no
tiene para llegar a fin de mes (estos son los casos más
privilegiados) los bancos son ayudados con miles de millones de euros
para tapar sus miserias. Ciudadanos que ven como los grandes
capitales tienen su dinero en los paraísos fiscales, nacionales o
extranjeros, y, sin embargo, sobre ellos, cae el peso de la
fiscalidad. Son una mayoría que ha dejado paulatinamente de ser
silenciosa. Que se va coordinando poco a poco. Que, a pesar de las
dificultades de todo tipo, se va levantando. Una mayoría, que, votó
PP, PSOE, IU, o no votó, pero que se va dando cuenta de que,
confianza, precisamente, no es lo que tienen que
aplicar a su situación. Y frente a la obediencia que nos reclama el
Borbón, la alternativa está en la desobediencia civil, aquella
aplicable en las situaciones en los que los gobiernos hacen su
política justo contra los que representan. Que frente a las leyes
que aprueban para liquidar la sanidad, la educación y la justicia
públicas y gratuitas, tendremos que rebelarnos. Que frente a las
leyes que nos aplican para que paguemos más impuestos los
asalariados, nos rebelemos para que sean las grandes fortunas, las
que además desfalcan, las que lleven el peso de los ingresos del
Estado. Que frente a la reforma constitucional para pagarle antes a
los bancos que a los servicios ciudadanos, la mayoría de la sociedad
diga basta. Y para que esa deuda que se está generando gracias a los
intereses que están ahogando nuestras cuentas, la mayoría de la
sociedad digamos que, esa deuda no se paga. Que esa deuda es
ilegítima. Y que esa deuda la tendrá que pagar quien la
genera, que en ningún caso somos los ciudadanos.
Y en
esa tesitura estamos. Su preocupación es grande. Hasta el punto que
hacen callar cualquier revuelta, cualquier contestación, cualquier
manifestación. Bien con métodos subliminales (fue patético cómo
las cámaras y los comentaristas de TVE ignoraron la protesta dentro
del salón de loterías el 22 de diciembre cuando se estaba
escuchando) o bien con métodos fascistas (como vienen demostrando
las continuas agresiones a los manifestantes por parte de las
distintas fuerzas policiales. Por cierto, que en estos casos, esas
leyes que el Borbón nos solicita acatar, son engañadas, al indultar
el Gobierno a aquellos policías condenados por sus acciones
terroristas contra el pueblo).
A
final de cuentas, el discurso del Rey recuerda, cada año más, a
aquellos nobles y prohombres españoles que aludían (y siguen
haciéndolo) al patrioterismo y al honor para salvar un país. Graves
llamamientos que llevaron a situaciones catastróficas en muchos
sitios del planeta, y, muy recientemente, a nuestra piel de toro. Yo,
en estos casos, me acuerdo de Unamuno: “Cuando en
España se habla de cosas de honor, un hombre sencillamente honrado
tiene que echarse a temblar”.
4 comentarios:
Ellos o Nosotros 1ª parte
ELLOS:
Los que roban, los que mienten, los que deshaucian, los corruptos inmunes contra la Justicia, los que estafan, los que llevan más de 30 años ¿gobernando? alternándose en el poder y nos han llevado a esta situación de quiebra económica, moral y social, los que manipulan, los que se han adjudicado a sí mismos el estatus de “casta superior”, los que destruyen empleo, los que humillan a parados, autónomos, trabajadores, pensionistas y funcionarios, los que se han cargado los derechos conquistados tras muchos años de lucha,
los que hacen más ricos a los banqueros y más pobre al pueblo, los que llenan las instituciones con sus inútiles hijos, sobrinos, hermanos y consortes con sueldos y privilegios escandalosos, los que mantienen una ley electoral injusta que solo les beneficia a ellos, los que están privatizando la Sanidad Pública, los que recortan en Educación Pública y subvencionan la privada, los que permiten que nos manejen gobiernos extranjeros, los que nos han sometido a esta dictadura.
ELLOS O NOSOTROS 2ª PARTE
NOSOTROS:
Los más de 5 millones de parados, los cientos de miles de desahuciados, los que pagamos la “crisis” o la gran estafa que ellos han creado, los trabajadores a los que han robado sus derechos, los pensionistas que malviven, los jóvenes sin futuro, los universitarios que no pueden pagar sus matrículas, los comerciantes y autónomos que no pueden mantener sus negocios, los enfermos que no pueden pagar sus medicinas, EL PUEBLO
ELLOS o NOSOTROS, ideologías o SENTIDO COMÚN, no hay más.
A los votantes del PP: tú que eres obrero, funcionario, pensionista o parado, que no tienes dinero en paraísos fiscales ni en SICAVs, que simplemente te decantaste por esta opción para acabar con el PSOE que representaba Zapatero, que has comprobado que es más de lo mismo y que también te sientes estafado porque tu voto no lo diste para esto, ÚNETE AL SENTIDO COMÚN
A los votantes del PSOE: tú que no perteneces a las élites del partido, que eres militante de base o simpatizante “de los de siempre”, que en privado te averguenzas de las conductas y políticas de los que se presentan como socialistas, que elegiste esta opción como única alternativa de “izquierdas” contra la “derecha”, que te sientes utilizado y engañado, ÚNETE AL SENTIDO COMÚN
Tú que eres militante o simpatizante de un partido minoritario, que no entiendes por qué los líderes se han instaurado en una “minoría cómoda” que solo les viene bien a sus sueldos y pensiones, que ves que no hacen lo que predican, ÚNETE AL SENTIDO COMÚN
Tú que lideras un partido minoritario con o sin representación parlamentaria, debes contribuir a la unidad y no a la dispersión, debes prescindir de protagonismos y luchar por un objetivo superior, ÚNETE AL SENTIDO COMÚN
Tú que formas parte o militas en partidos minoritarios con o sin representación parlamentaria, tú que te has sumado a Movimientos, Frentes, Plataformas, Asociaciones, Asambleas, Coordinadoras, y ves como separados nunca lograremos acabar con esta casta parasitaria, debes exigir a tus líderes que trabajen por la unidad, ÚNETE AL SENTIDO COMÚN
Tú que no te sientes representado por ningún partido, que no ejerces tu derecho al voto por que piensas que todos son iguales pero te indigna como gobiernan nuestro País y aún que no votes te sientes estafado,ÚNETE AL SENTIDO COMÚN
Tú que disfrutas de una buena situación económica y laboral y ves la situación de nuestro País como algo lejano, como algo que no va contigo y que no te afecta, piensa por un momento en lo que te rodea, seguro que tienes amigos, vecinos o familiares que no hace mucho gozaban de tu misma posición y hoy están sufriendo ¿de verdad no te afecta? ¿crees que esto solo les pasa a otros? No esperes a que te pase para tomar conciencia de quienes son los culpables. ÚNETE AL SENTIDO COMÚN
Tú que te mueves en Facebook, Twitter y otras redes sociales, que escribes artículos de opinión en blogs, que crees firmemente que la unidad es la solución, debes difundir el mensaje, ÚNETE AL SENTIDO COMÚN
¡¡SOLO UNIDOS LO CONSEGUIREMOS!!
No somos una opción política más, buscamos la unidad como única opción para tomar las riendas de nuestro futuro, del futuro de nuestros hijos. Vamos a demostrar que JUNTOS SÍ SOMOS MAYORÍA y que el SENTIDO COMÚN puede y debe ser la solución.
Necesitamos tu apoyo, puedes hacerlo aqui: http://plataformaciudadana.es/adhesiones/
Amén, amén, amén. Seguiré leyendo este blog por ver si de verdad hay un movimiento real en este país. Soy una persona un poco aburrida y un mucho desesperada de ver cómo manifestación tras manifestación, todo queda en agua de borrajas.
También estoy harto aburrido de que se me eche de foros de discusión de uno u otro signo cuando hago preguntas incómodas. Pero siempre desde el máximo respeto XDD
Muy bueno Rafael Juan, enhorabuena. Pero lo siento, no puedo opinar porque no vi lo que mencionas en ningún momento, soy de esos que no ven los reales e hipócritas discursos vacíos. En esto me pasa como con la cadena Intereconomía y algunas otras, son un verdadero suplicio, ver aunque sea el logotipo. Pero por tu entrada o artículo entiendo que más de lo mismo, de hipocresía. No has comentado (claro la cosa va del discurso) que esta familia llegó al país con una mano atrás y otra delante, y ahora son una de las mayores fortunas, y eso con un "modesto" sueldo. Deberían decirnos como se hace eso.
Salud.
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