Creo que la reforma de la Ley electoral debe ser tal vez el único objetivo a trabajar por ahora. Es un objetivo prioritario si lo que se quiere es abrir un proceso de cambio amplio dentro (por el momento) del sistema vigente. En mi opinión, debería presentarse a las próximas elecciones un colectivo que tuviera como único objetivo la reforma de la Ley electoral para hacerla realmente proporcional y representativa: una persona, un voto, reparto ente partidos proporcional al número de votos, circunscripción adecuada al tipo de elección (todo el Estado si son elecciones al parlamento, comunidad autónoma si son autonómicas; a estudiar en el caso del senado; ahí si puede tener sentido una circunscripción electoral provincial. Esto implica en realidad un cambio bastante profundo en la concepción de las elecciones democráticas. La reforma de la Ley electoral debería hacerse dentro del respeto a una serie de normas o reglas o derechos básicos en una democracia (por definir, pero que podrían basarse en el respeto absoluto a los DDHH). Tras la reforma electoral y la fijación de las reglas básicas del juego democrático (no una constitución, sino unas normas previas a la constitución y que deberán informar todo posible proceso constituyente), el colectivo debería disolverse y convocar elecciones, a ser posible constituyentes.
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Creo que la reforma de la Ley electoral debe ser tal vez el único objetivo a trabajar por ahora. Es un objetivo prioritario si lo que se quiere es abrir un proceso de cambio amplio dentro (por el momento) del sistema vigente. En mi opinión, debería presentarse a las próximas elecciones un colectivo que tuviera como único objetivo la reforma de la Ley electoral para hacerla realmente proporcional y representativa: una persona, un voto, reparto ente partidos proporcional al número de votos, circunscripción adecuada al tipo de elección (todo el Estado si son elecciones al parlamento, comunidad autónoma si son autonómicas; a estudiar en el caso del senado; ahí si puede tener sentido una circunscripción electoral provincial. Esto implica en realidad un cambio bastante profundo en la concepción de las elecciones democráticas. La reforma de la Ley electoral debería hacerse dentro del respeto a una serie de normas o reglas o derechos básicos en una democracia (por definir, pero que podrían basarse en el respeto absoluto a los DDHH). Tras la reforma electoral y la fijación de las reglas básicas del juego democrático (no una constitución, sino unas normas previas a la constitución y que deberán informar todo posible proceso constituyente), el colectivo debería disolverse y convocar elecciones, a ser posible constituyentes.
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