Juan Rivera
Colectivo Prometeo
FCSM
( Aclaración casi innecesaria: este artículo recoge exclusivamente mi opinión personal sobre el tema )
FCSM
( Aclaración casi innecesaria: este artículo recoge exclusivamente mi opinión personal sobre el tema )
Aunque erróneamente
atribuida la frase a María Antonieta, se cuenta que en 1769 una
noble cortesana, al escuchar al pueblo francés manifestarse bajo su
ventana preguntó a su criada:”¿Qué sucede? ¿Por qué se
lamentan?”. “Porque tienen hambre y carecen de pan”, le
explicó la sirvienta. La respuesta de la dama fue demoledora: “Si
no tienen pan, que coman pastel” Veinte años después
Francia estallaba en una vorágine revolucionaria.
Esa
miopía que las clases dominantes tienen para percibir el sufrimiento
del pueblo debe ser congénita. En la primavera de 2014 la estamos
viendo en nuestro país.
El pasado sábado 22 de
Marzo participé, junto a centenares de miles de personas, en la
Marcha de la Dignidad y gigantesca manifestación posterior. Toda la
jornada mantuvo un tono festivo y solidario.
Como esa imagen de
ciudadanía consciente y pacífica que reivindica en masa los
derechos perdidos no interesaba a la oligarquía político-financiera
que nos desmadeja, la respuesta del Poder ha sido la violencia.
Los telediarios no
podían abrir -después del apagón informativo de los días previos-
con imágenes de una concentración de personas mayor que las que
acuden a eventos tipo “visita papal” o “campeones,
oé, oé, oé”. Tenían que hacerlo con cargas policiales para
intentar enmerdar la iniciativa.
El 22M ha dejado claras
varias cosas: en el plano educativo el informe PISA que recalca la
incompetencia del español medio en Matemáticas tiene razón. En el
espacio donde caben un millón de personas si el evento es religioso para el Gobierno y el País solo entran unas pobres decenas de millares aunque éstas rebosen con
creces la misma zona.
En el plano político,
el enorme cinismo de nuestro (des)Gobierno. En un mundo al
revés, los que han provocado e incitado a la violencia acusan de
violentos a quienes la sufren, los que día tras día conculcan las
leyes, exigen respeto a las mismas, los que son capaces de ordenar
interrumpir un acto multitudinario a golpes de porra se sienten
púdicas vírgenes acosadas por unas decenas de descerebrados salidos
de no se sabe dónde.
¡Triste el tiempo que
nos convierte en revolucionarios por pedir cumplir la Constitución
del 78!
En
el revival del franquismo que intenta anegarnos (certerísimos
twitters califican a la delegada del gobierno como
#CristiNAZIfuentes# por su capacidad goebbelsiana de encadenar
mentiras repetidas con el objetivo de convertirlas en verdad), tras
unos años repartiendo golpes a siniestro la policía ha recuperado,
también de golpe, el desprestigio ciudadano que “disfrutó” en
el franquismo con su Brigada Político Social.
El siguiente paso de la
vuelta a los “25 años de paz” será la recuperación del
Tribunal de Orden Público. Parece que -de momento- los
meapilas Gallardón y Fernández Díaz, aunque lo barajen, no van a
restituir el de la Inquisición. Nos quieren hacer volver a la hez
del Franquismo, a la represión extrema. Por eso cuando el reto es
tan grande la respuesta debe ser contundente.
La movilización
ha puesto sobre la mesa el clamor de unidad, el despertar consciente.
En estos meses hemos convivido en la acción las dos almas
tradicionales del movimiento obrero: la primera es la añeja
tradición anarquista que desconfía de un sistema hecho por y para
satisfacción de la oligarquía, esa casta dirigente que cuando ve
cuestionados sus privilegios recurre sin pensárselo a otras
fórmulas, desde los golpes blandos a las dictaduras salvajes.
Subraya que no sirve para nada la participación electoral, que lo
revolucionario es construir desde abajo y ha visto referencias
cercanas y recientes en los procesos emancipadores de América,
especialmente el venezolano.
La segunda, de raíz
marxista, comparte los objetivos finales de la primera pero piensa
(pensamos) que otra manera de visualizar la acumulación de fuerzas
es el respaldo electoral y también que la participación política
en las elecciones, si va acompañada de repetidas victorias como en
el caso de Venezuela, contribuye al sostenimiento, desarrollo y
fortaleza del proceso transformador.
Ambas
corrientes comparten la necesidad de cambiar la sociedad pero
discrepan en la forma de llegar a ella.
Entre
los que apuestan por la participación política también hay
subgrupos. Aunque todos subrayan el concepto de Unidad, creen
que la manera de lograrla pasa siempre por ser ellos quienes
encabecen la lista.
En
su defecto, recurren a algo conceptualmente muy parecido a la
petición de “voto útil” que tanto y tan
insistentemente hizo el PSOE –con magníficos resultados para sus
burócratas a los que proporcionó estabilidad en el empleo durante
décadas– con la falacia de “parar a la derecha” mientras se
sometía sin rechistar a los dictados del poder económico.
También es cada día
más nutrido el grupo que toma la parte por el todo y desacredita
completamente a IU poniendo el foco en las contradicciones palpables
-caso andaluz paradigmático- que se dan al sostener un discurso
político radical y transformador mientras que se sucumbe ante la
“llamada de la responsabilidad” y se entra en la gestión
institucional de migajas, pactando con los mismos actores del Sistema
a los que se denosta, la entrada en los gobiernos autonómicos, bien
sea en la Generalitat del Tripartito bien sea en la Junta de
Andalucía. Los intereses de los dirigentes han pesado muchas veces
más que las querencias de su militancia, la misma que en el combate
diario está codo con codo junto al resto de ninguneados.
Olvidan unos y otros
que -cuando nos acogota- el Poder no hace distinciones entre
comunistas, socialistas consecuentes, anarquistas o ciudadanía sin
etiquetas honrada y digna. A sus ojos todos somos chusma.
Por ello da mucha pena
intuir que, cara a las europeas, la falta de visión y generosidad
propiciará un paisaje político raro: muchos de los desencantos no
van a tener una lista que los recoja e irán directamente a la
abstención.
Esta circunstancia es la
que más agradaría al poder económico y político pues la tiene
amortizada desde hace tiempo con el siguiente sofisma falso: “la
ciudadanía que no se pronuncia es mayoría silenciosa que respalda
tropelías “(Mariano el Corto dixit), repetirán sus voceros y
jalearán los medios de difusión ideológica.
Y
así, si en Mayo las dos patas (PP-PSOE) del sistema juancarlista y
algún allegado que se cuestiona nombres pero no principios (UpyD,
nacionalistas, regionalistas variopintos), terminan sumando 2 de cada
3 votos, podrán concluir: “aquí no ha pasado nada”.
Se reproduciría la
tatcheriana idea de la sociedad de los 2/3 en la que no importa que
el tercero esté pisoteado y con la cabeza metida en el fango.
Y
como réplica inversa, entre los sufragios favorables al pensamiento
alternativos florecerá la diáspora. Cuando los sumemos seguramente
intuyamos lo que pudo conseguirse pero la política ficción no
gestiona el día a día.
A
los votos que obtengan Podemos, IU,Equo y demás candidaturas que
impugnan la actual realidad deberíamos sumarles los que no se
materializaron al cercenarse la ilusión y los que se refugiaron en
el desánimo de tantos miles de corazones rotos a los que se debía
haber ofrecido una salida ahorrándoles la disyuntiva de obligarlos
a optar.
A los electores que se
identifican plenamente con las reivindicaciones expresadas por las
Marchas de la Dignidad (No al pago de la Deuda/
Ni un recorte más/ Fuera los Gobiernos de la Troika/ Pan, Trabajo y
Techo para todos y todas) deberían
intentar devolverles con creces
la ilusión que han conseguido generar con su apoyo a las
movilizaciones.
Las
distintas organizaciones conocen que no solo las siglas son
importantes, también lo son las personas que componen las listas. A
la hora de decidir, la cabecera pesa mucho. Todos sabemos que
aunque tenga mucha fama , el quinto día que un restaurante te
obligue a comer un menú cerrado de primer plato insípido o mande
servir la mesa al camarero torpe que te derrama la copa sin siquiera
pedir excusas, no vuelves a reservarlo por muy amigo que seas de
los dueños.
Parece que en las
europeas hemos renunciado a pedir lo imposible, a buscar – aunque
nos sea tan difícil como a Diógenes de Sínope encontrar el hombre
justo- a nuestro Hugo Chávez, a nuestros Correa y Morales, a
compañeros y compañeras que nos emocionen mientras encarnan lo que
nos aglutina alrededor de un “ programa, programa, programa”.
No es hora de
conformarnos con el lamento ante lo que pudo ser, de renunciar a
plantar cara- organizadamente y en todos los ámbitos (también el
electoral)- a quienes nos pisotean y propiciar guerrillas inconexas.
Las marchas de la
Dignidad del pasado 22 de Marzo son el ejemplo: la sociedad tiene
capacidad de ir sumando, mediante el convencimiento de que peleas por
lo justo. Ese que te hace asumir como propia una iniciativa aunque no
sea tuya, para desde ese instante difundirla.
Si pese a todo no
conseguimos la confluencia en las europeas, ojalá seamos capaces de
revertir la situación y leer bien la situación en las próximas
citas.
Personalmente, aunque
considero esencial la movilización social que crea alternativas y
articula resistencias, entiendo que ahora también es necesario
gritar- con un puñetazo en la mesa- ¡Basta! a los
oligarcas que se creen impunes,.
Y en unas sociedad
maniatada la noche más propicia para dar la bofetada con eco puede
ser la de unas elecciones pues, por mucho que les pese a los medios
de difusión y a sus amos, esa jornada están obligados a hacer de
tripas corazón y ofrecer datos reales.
Y es el día en que la
ciudadanía contestataria puede percibir su fuerza. La misma que
luego debe mantener y sostener en la calle si no desea verla anulada.
Pero para convencernos de que somos mayoría, ayuda mucho un recuento
en la que ésta se visualice.
Espero que de aquí a
Mayo no salga a relucir nuestro punto cainita y empecemos a tirarnos los trastos a la cabeza, sino que -al contrario - tendamos puentes y abramos
puertas.
Desde el 22M sabemos que
el fortísimo respaldo social existe aunque éste se obtenga por
separado. Entonces, ¿ por qué debemos renunciar de antemano a soñar con
multiplicarlo?.¿ Por qué no vamos a ser capaces de dejar al margen lo que nos distancia
y potenciar lo que nos une?
5 comentarios:
Enhorabuena
¿Dónde hay que firmar?
El siguiente paso de la vuelta a los “25 años de paz” será la recuperación del Tribunal de Orden Público.
Señor Juan Rivera, ha estado usted sembrao. ¡en hora buena!
En cuanto a lo de anarquista o comunistas. La situación actual nos afecta a ambos por igual.
Lo que necesitamos es unirnos todos los de abajo. Creando una alternativa al capital, porque de lo contrario caminamos a ciegas.
Es sumamente difícil la unidad. Pero no se puede cejar en el intento.
Personalmente primero estuve en la CNT y después el PCC. Marxista leninista y yo ademas Staliniesta.
----A los votos que obtengan Podemos, IU,Equo y demás candidaturas que impugnan la actual realidad deberíamos sumarles los que no se materializaron al cercenarse la ilusión y los que se refugiaron en el desánimo de tantos miles de corazones rotos a los que se debía haber ofrecido una salida ahorrándoles la disyuntiva de obligarlos a optar. -----
Esta vez no ha podido ser.
Pero para las Generales debemos consegirlo.
Los apaleados somos muchos mas que los que nos apalean.
Juan Rivera, totalmente de acuerdo, yo lo firmo.
Lo dicho, ha estado usted sembrao, sembrao.
Animo.
Unidad, Unidad, Unidad.
Programa, Programa, Programa, y otra vez Programa.
F.F.
Espléndido por evidente. Pero seguimos comprobando que lo evidente es lo más difícil de explicar e imposible conseguir.
Genial, esa es la vía.
"¡Triste el tiempo que nos convierte en revolucionarios por pedir cumplir la Constitución del 78!"
Y, evidencia clara de que se está retrocediendo en las pretensiones de la progresía humana, del humanismo.
Pues si antes se luchaba por una sociedad sin clases en donde primara la igualdad, la fraternidad, la solidaridad, la justicia, el progreso, la razón, la libertad adecuadamente entendida, el amor (aunque este sentimiento es complejo de describir, pues, para comenzar existen muchos tipos del mismo) ahora se lucha por un compendio más o menos certero de derechos básicos que ni siquiera se cumplen. Es decir, ya no hay un proyecto de vida, un proyecto vital político-filosófico sino una conformidad con una legalidad dentro del marco de la barbarie capitalista.
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