Juan García Ballesteros
Colectivo
Prometeo y FCSM
El conflicto entre clases sociales ha sido la forma en que los asalariados
han conseguido cambiar su situación y mejorar sus condiciones de vida. Ha sido
una lucha larga y costosa que ha dejado en el camino mucho dolor y mucha
sangre. Lógicamente la conformación social, la profunda transformación actual y los avances en
derechos es consecuencia de esa lucha permanente entre las clases dominantes y
las dominadas.
Mucho ha cambiado nuestra sociedad en los últimos años. Aquella lucha de
clases entre grupos sociales antagónicos (burguesía –capital, fábricas,
máquinas, transportes- y proletariado –fuerza del trabajo-), ha dado paso a
otra concepción de esa lucha (los de arriba -grandes empresarios,
ricos, banqueros- y los de abajo
–sufridores de la crisis-). En el momento actual se diluyen y cambian las
relaciones de producción y se incorporan poderes económicos influyentes, ajenos
a la propia soberanía nacional.
Actualmente, el sistema capitalista (neoliberalismo) ha hundido a nuestro
país en una profunda crisis que ha afectado no sólo (mayoritariamente) a la clase trabajadora,
sino también a capas sociales que hasta no hace muchos años formaban parte de
una clase acomodada (pequeños y medianos empresarios, autónomos, profesionales
liberales, funcionarios), una clase media que disponía de un nivel de vida por
encima de la clase trabajadora. El grave deterioro social, esta desastrosa situación de los últimos años (paro, pobreza,
exclusión, desahucios, bajada de salarios, pérdida de derechos laborales,
privatizaciones…), ha afectado a la inmensa mayoría de la población. También a
esa clase media hasta ahora era intocable, porque llegaba en algunos momentos a
sentirse más cerca de los de arriba y porque mantenía un cierto equilibrio
entre los poderosos y las clases trabajadoras.
Todo esto se ha derrumbado. El nuevo estatus social se ha separado
radicalmente en dos bloques que vuelven a ser antagónicos. Dos clases cuyas
diferencias se han acrecentado. Por una parte, están las grandes fortunas (cada vez más voraces), las grandes empresas (cada vez exigiendo más ganancias a costa de esclavizar
a los trabajadores) y grandes entidades
financieras y bancarias (rescatadas con dinero público, cada vez más
depredadoras y con el poder para imponerse a los gobiernos) y, por otra, la inmensa mayoría de la población (trabajadores,
jubilados, amas de casa, parados, pequeños y medianos empresarios, autónomos,
profesionales liberales, funcionarios…) que sienten como le recortan el poder
adquisitivo, como no pueden mantener a su familia, como los desahucian de sus
viviendas, como pierden derechos laborales y sociales, como tienen que emigrar
buscando un puesto de trabajo, como privatizan servicios públicos
imprescindibles (sanidad, educación dependencia, justicia,…) y como sienten la
desesperanza de una vida sin futuro.
¿Por qué hemos llegado a esta situación? Es indudable que la crisis mundial
ha tenido un efecto multiplicador en todos los países, pero el capitalismo, que
siempre sale triunfante y reforzado de las crisis, se ha servido de esta
difícil situación no sólo para imponer un nuevo orden mundial en el que los
“mercados” sean los auténticos soberanos, capaces de cambiar gobiernos y de
regir los destinos económicos de los países, sino también para acabar con el
llamado “estado del bienestar” que mejoró la calidad de vida de una parte
importante de las sociedades después de la Segunda Guerra Mundial.
En nuestro país la crisis se ha agudizado por factores endógenos: la
burbuja inmobiliaria y el bipartidismo (PSOE y PP), obediente y sumiso, que ha
cargado sobre las espaldas de la inmensa mayoría de la ciudadanía las órdenes de la Troyka y los dictados de
las entidades financieras y bancarias. Los sucesivos gobiernos se han mostrado
dominantes con los de abajo pero dominados por los de arriba. Como perritos
falderos han lamido las propuestas e imposiciones que les venían de los
organismos económicos internacionales (FMI, OCDE, BCE…) y así han condenado a
cinco millones y medio de personas al paro (más de la mitad de los jóvenes),
modificado la Constitución (artículo 135), recortado salarios, subido la edad
de jubilación, arrasado con derechos sociales y políticos (sanidad, educación,
dependencia, ley Mordaza …) y laborales (trabajos en semiesclavitud), destruido
una parte importante del sistema productivo y elevada la deuda pública en el
100 % del PIB (algo totalmente imposible de pagar).
Resulta bochornoso, vergonzante, canallesco, escuchar los aullidos de
miembros del Gobierno enfatizando en una falsa recuperación que la ciudadanía
no sólo no percibe, sino por el contrario siente que cada vez empeora sus
condiciones de vida. Ante esta situación dramática, en la que la corrupción impregna las
instituciones políticas, económicas y judiciales, en la que el paro, la
exclusión social, la desigualdad económica, el trabajo en precario, los
desahucios, la pérdida de derechos sociales y políticos…son los ejes de la política de los Gobiernos bipartitos,
corresponde a la inmensa mayoría de la población que sufre la crisis (los de abajo)
tomar conciencia y medidas para transformar esta dura realidad.
La irrupción de Podemos a la escena político-social ha abierto una grieta
profunda en la cómoda y consentida sucesión bipartidista que la adulterada
Transición, nada modélica, ha impuesto en las últimas décadas. Toca a la mayoría
social dejar la pasividad, la desesperanza, la apatía y tomar conciencia que el
futuro le pertenece, que sólo esa inmensa mayoría pueda invertir la realidad,
horadar el edificio del bipartito, transformar este sistema caduco, envejecido
y, mediante un proceso constituyente, crear las condiciones sociales y
políticas, que hagan posible un cambio social necesario que los beneficie.
Podemos es una herramienta política imprescindible, pero necesita de un
amplio apoyo social que haga posible que la transformación sea consistente y
duradera. Sus propuestas: acabar con la corrupción y que los implicados
devuelvan lo robado y vayan a la cárcel, imponer un nuevo sistema impositivo en
el que los ricos paguen más, acabar con el fraude fiscal y el dinero negro, derogar
la reforma laboral del PP, bajar el precio de la luz, impedir los desahucios y
poner viviendas sociales al servicio de los necesitados, mantener una banca
pública, adelantar la edad de jubilación, reducir la jornada laboral sin bajar los
salarios, invertir más dinero en servicios sociales (sanidad, educación,
dependencia,…) y economía productiva, auditar la deuda pública, exigir la
devolución del dinero prestado a la banca, … son perfectamente viables. Los
ataques furibundos que recibe desde los
políticos del sistema y desde los voceros de los medios de manipulación,
demuestran que Podemos está en el camino correcto, que sus propuestas calan en
la población, hastiada de tanta mentira, tanta miseria, tanta corrupción, y que
es posible la transformación social.
¡Está en nuestras manos! El profundo cambio social es posible, entre tod@s
que sufrimos la crisis.
1 comentario:
Podemos es una herramienta política imprescindible, pero necesita de un amplio apoyo social que haga posible que la transformación sea consistente y duradera. Sus propuestas: acabar con la corrupción y que los implicados devuelvan lo robado y vayan a la cárcel, imponer un nuevo sistema impositivo en el que los ricos paguen más, acabar con el fraude fiscal y el dinero negro, derogar la reforma laboral del PP, bajar el precio de la luz, impedir los desahucios y poner viviendas sociales al servicio de los necesitados, mantener una --------banca pública, adelantar la edad de jubilación, reducir la jornada laboral sin bajar los salarios, invertir más dinero en servicios sociales (sanidad, educación, dependencia,…) y economía productiva, auditar la deuda pública, exigir la devolución del dinero prestado a la banca, … son perfectamente viables.---------
Esto esta muy bien. pero es una carta excelente para los Reyes Magos.
Si queréis que se cumpla esto, lo primero que tenéis es que empezar es por producir los bienes y servicios que España necesita y luego proteger la producción de las importaciones, solo de esta manera se podrá cumplir lo que proponéis.
De todas maneras los de arriba y los de abajo; es lo mismo que los Ricos y los pobres. Izquierda y derecha y dejaros de marear la perdiz.
En el siglo XIX el liberalismo pretendía pretendía que el Estado solo interviniera en el ejercito, las fuerzas de seguridad, la justicia y algunas infraestructuras.
Hoy con la globalización el gran capital actúa por encima de los gobiernos y ha conseguido precisamente ese objetivo y ademas tiene a los gobiernos de capataces y si alguno se revela le arruinan en cuatro días.
Este es el problema al que nos enfrentamos.
¿Como podemos enfrentarnos a esto?
Esa es la cuestión.
En mi opinión la solución pasa por la unidad de la clase trabajadora, tanto de España como con los países que pueden tener nuestros mismos problemas.
Como siempre: Proletarios del mundo uníos.
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