Ramon
Franquesa
Front Civic Catalunya
El
pasado sábado 8 de abril se celebró en Barcelona la asamblea
constituyente de Un Pais en Comú, una formación política de
confluencia que se define como plural y transversal, proponiéndose
iniciar un proceso constituyente sobre bases políticas que permitan
revertir las perdidas de derechos sociales y recuperar la soberanía
popular.
Este
proceso que se inició a finales del año pasado, partió de la
complicidad entre 4 formaciones políticas con presencia en las
instituciones: ICV, EUiA, Barcelona en Comú y Podemos. A ellas se
han sumado (sin disponer de capacidad en la gestión constituyente)
diversos colectivos que como el Frente Cívico, Piratas, EQUO,
Xarxa-Socialismo21, etc. han aportado un apoyo activo.
El
saldo de lo alcanzado es sin duda de dimensión histórica, puesto
que implica que las fuerzas alternativas empiezan a estar en
condiciones en Cataluña de convertirse en un bloque mayoritario que
desplace los discursos nacionalistas (de unionistas e
independentistas), ubicando en el centro del debate político el
conflicto social. Representa alcanzar un objetivo de confluencia que
desde su principio se propuso el Frente Cívico y permite dar salida
política a las demandas de gran parte de los movimientos sociales
surgidos y potenciados, por efecto de la desposesión social que se
agrava a partir de la crisis de 2008.
Su
realización en Cataluña responde a causas objetivas y subjetivas.
Por
una parte la desigualdad generada ha sido mayor en Cataluña que en
otros lugares del estado español. La oligarquía bajo el manto del
independentismo y de desviar las culpas hacia terceros (Madrid ens
roba) ha conseguido una impunidad que no tiene paragón en el
resto del estado. La sanidad a causa de las privatizaciones se ha
encarecido enormemente y la cobertura sanitaria se ha debilitado
hasta cifras escandalosas (listas de espera, muertes evitables,
etc.), los conciertos educativos hacia el sector privado y la
jibarización de la publica desde la guardería a la universidad es
también de una dimensión no homologable a ninguna autonomía (la
universidad ha alcanzado las matriculas mas caras del estado), el
transporte se ha privatizado y el gobierno convergente prorrogo sin
pudor las concesiones de las autopistas privadas (propiedad en su
mayor parte de capital catalán y motivo repetido sin cesar en los
medios del discurso victimista sobre Madrid) y engordo el coste de la
obra publica en elementos esenciales de las infraestructuras de
Cataluña como la nueva linea de metro de Barcelona o la estación
ferroviaria central de la Sagrera, por no hablar de falsas
recuperaciones medioambientales (contaminación radioactiva de ERCROS
en el Ebro) o la preservación de la costa de las constructoras. La
realidad objetiva ha empezado a ser visible para sectores más
amplios de nuestro pueblo y la salida en falso de los patriotismos
empieza a visualizarse como una mera coartada.
También
a nivel subjetivo Ada Colau ha permitido jugar un papel de arbitro y
estimulo para refundar el espacio transformador, sabiendo conectar
con la vieja izquierda sin jamás insultarla o despreciarla, pero
depurándola de sus viejas veleidades de cogestion con el sistema,
vividas con el tripartito e infinidad de gobiernos locales. Todo ello
impulsado por una presión constate (frecuentemente invisibilizada
por los medios e incluso las nuevas formaciones) de los movimientos
sociales cada vez más articulados, más maduros, con mayor claridad
conceptual de lo que quieren. También mayor capacidad de
movilización y con mayor prestigio social ante el hundimiento de los
valores que vive nuestra sociedad. Hoy los gobiernos locales del
cambio a pesar de mantener algunas de las alianzas y vicios del
pasado, están pasando a renacionalizar actividades (agua,
funerarias, etc.), desarrollar políticas sociales y confrontar con
la austeridad en diversos frentes.
Sin
duda este proceso podrá estimular el avance en este camino en el
resto del estado. Un elemento central del debate del proceso
constituyente ha sido definirse sobre la cuestión nacional. Tras un
profundo debate se ha aprobado la siguiente definición, que merece
reproducirse textualmente:
República y estado plurinacional. Hacemos nuestra y queremos
actualizar la tradición mayoritaria del republicanismo catalanista y
de las clases populares catalanas a partir de la defensa de
soberanías plenas y libremente compartidas. En este sentido,
apostamos por la creación en Cataluña de una república social,
democrática, ámbientalmente justa, como máxima expresión y
realización de su soberanía nacional. Esta República quiere
compartir soberanías con una Estado plenamente de carácter
plurinacional.
Con
esta definición por primera vez en el ámbito de la izquierda de
Cataluña en los últimos años, se plantea con claridad la voluntad
de apostar por crear un estado plurinacional y por tanto se
expresa no solo la voluntad democrática de defender el derecho a
decidir, sino la propuesta de emplear ese derecho por la articulación
fraternal con los pueblos de España en la construcción de un estado
plurinacional. El sector independentista pidió eliminar la
última frase pero no logro más que el 11%. Las clases populares
cada vez tienen más claro que necesitan un estado que tenga la
fuerza suficiente para asegurar la soberanía monetaria, fiscal,
política y de paz para el conjunto de los pueblos que compartimos la
península. Una republiquita en manos de la oligarquía catalana que
nos ha gobernado, no solo rompería por la mitad al pueblo de
Cataluña, sino que seria un estado más débil frente a los poderes
globales que nos están saqueando. Un estado más fácil de corromper
y de someter al poder del gran capital que es quien de verdad nos
roba.
El
proceso de formación no ha ha estado ausente de problemas. Han
pesado en exceso las fuerzas institucionales y sus lideres. También
las ambiciones personales han pesado en demasía sin que fuera
posible un dialogo real con la base social que puede apoyar el
proyecto. En lugar de apostar por un proceso abierto de
incorporación, la dirección provisional ha preferido controlar
centralizadamente el proceso. Después de una muy buena presentación
inicial a finales de enero que desbordo las cocheras de Sants, se
realizaron más de 50 presentaciones locales, pero evitando la
presencia en los actos de los lideres locales. La consecuencia es que
estas presentaciones aglutinaron solo a unas 3000 personas, ya que
las bases de los partidos implicados se sintieron marginadas y no
apoyaron con mucho entusiasmo (cartelería, difusión, etc.) la
campaña. Esa debilidad estimuló que dentro de Podemos (muy
divididos y sin un liderazgo claro en Cataluña) un sector pensara
que podía irles mejor si iban por su lado. Así en las últimas
semanas jugaron a presionar para evitar listas abiertas en votaciones
transparentes (no contaminadas por los votos telematicos no siempre
respaldados por una militancia y existencia real). Estimulados por
los medios (TV3 que silencio la convocatoria de la asamblea, en
cambio entrevisto a los disidentes) abandonaron horas antes la
asamblea, pero una gran parte de sus base ha seguido participando en
UPEC. El intento de fracturar ha fracasado y la propia dirección de
Podemos estatal ha dado apoyo sin fisuras al proyecto. Pero
este lamentable episodio no ha ayudado a la creación real de la
nueva formación, que ha conseguido atraer amplias simpatías, pero
no aún una fuerza militante efectiva, absolutamente necesaria para
confrontar con el poder de verdad.
Habrá
que trabajar mucho en los próximos meses para convertir esa
esperanza, en una realidad arraigada entre la población más activa.
Cerca de 10 mil personas se han inscrito telemáticamente, solo unas
6 mil registraron su DNI para poder votar (también porque se abrió
esa posibilidad pocas horas antes) y asistieron menos de 1300
personas. Esa debilidad se debe recomponer con rapidez abriéndose a
la sociedad y al activismo de base, ahora que empieza una fase de
articulación en el territorio.
Finalmente
entre las limitaciones no podemos dejar de señalar la debilidad del
discurso. No se ha sido capaz de encarar el problema de Europa y
sigue predominando (aunque no de manera absoluta) la idea de que la
UE es reformable, con una cercanía a las posiciones de Syritza y
Varoufakis. También se aprecia una cierta distancia con los
movimientos sociales (invitados al acto pero no a hablar) y en
particular con el movimiento obrero, que en esos días libraba
combates importantes en el sector de los taxis, AENA y estibadores,
también presentes en el acto pero no invitados a tomar la palabra,
cuyo uso se reservo a los partidos estatales (IU, Podemos) y
europarlamentarios (verdes, PIE, etc.).
En
definitiva una nueva fuerza UPEC que aporta esperanza, pero que aún
requiere un enorme esfuerzo para cumplir sus expectativas.
1 comentario:
En ese hipotético "estado plurinacional", ¿Quién(es) va(n) a decidir cuales van a ser las fronteras geográficas de ese mismo ¿país?/Estado y por qué?
¿Por qué tiene derecho un fascistas español asesino, impune e irresponsable a decidir mi vida y mi muerte a través de la aplicación practica de sus nefastas idea-logías en el sistema de salud, tratando de convertirlo en un negocio privado y capitalista cuando es un Derecho Humano y Bien público (pero, sobretodo, D.H.)?
¿Por qué un asesino de la humanidad, sea directamente o a través de la imposición de su criminal sistema social de castas, tiene derecho a decidir como si su ideología y políticas no fueran asesinato?
O dicho de otra forma:
¿Por qué debemos asumir a un capitalista como alguien con derecho a mercantilizar la vida humana (generalmente la ajena, aunque nadie está a salvo de la demencia capitalista, ni ellos mismos...) mientras los demás debemos admitir ser siervos o esclavos, todo ello mientras nos engañamos simulando democracia?
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